El 29 de diciembre entró en vigencia el DNU de Javier Milei y, con él, la Ley de Alquileres 27.737 fue derogada. A partir de lo cual, los contratos de alquiler de vivienda volvieron a regirse por el Código Civil y Comercial, como se hacía antes de junio de 2020, con la particularidad de que ahora las partes tienen libertad para hacer los acuerdos.
De igual manera, todos los contratos que fueron firmados antes del decreto bajo la normativa que estaba vigente y por irretroactividad de la ley, deben mantener las condiciones en las que fueron acordados hasta que terminen, ya sea por su finalización o por rescisión.
Este último punto puede que sea uno de los más sensibles teniendo en cuenta la situación inflacionaria del país, que en diciembre alcanzó su máximo en 33 años y fue de 25,5%, mientras que la de 2023 llegó a 211,4%, más del doble del 94,8% acumulado en 2022. En la actualidad, en lugar de utilizar el Índice de Contratos de Locación (ICL) que usaban los contratos firmados bajo la ley de alquileres después de julio del 2020 o el índice Casa Propia (que aplicó para los pocos contratos que se firmaron entre el 18 de octubre pasado y hoy), inquilino y propietario podrán acordar libremente a qué índice, público o privado, atar el valor del contrato.
“Más allá de cuál es el índice, los objetivos de las partes son dos: sostener el valor real de del alquiler ajustado por la inflación, para algunos el gasto y para otros el ingreso, y por el otro lado dar certeza de que se va a cumplir el pago”, explica Federico González Rouco, economista del equipo de Empiria, la consultora de Hernán Lacunza. Esto se da en un contexto en el que se debe tener en cuenta que cuanto más alta es la inflación, mayor debería ser la periodicidad del ajuste para que ese valor inicial no desaparezca. El economista agrega que en gran parte el problema de la ley de alquileres fue ese: “No era coherente el plazo de los aumentos ni el porcentaje con la realidad inflacionaria”.
Dentro de la variedad de índices públicos existentes que podrían aplicarse en los contratos de locación, Reporte Inmobiliario resalta los elaborador por el INDEC y el BCRA:
Otro de los índices que podría tenerse en cuenta es el de la construcción (ICC) del INDEC. Aunque, de acuerdo con el economista, no es recomendable porque “va a quedar muy acotado a cuan cerca esté del sector el propietario y que el inquilino lo acepte. Pero también es mucho más volátil que la inflación, entonces puede ser que un mes no aumente y el mes siguiente lo haga por el doble que el IPC”.
“Obviamente en la actualización del alquiler no sólo impactará el índice elegido sino la periodicidad de ajuste, permitiendo en mayor o menor medida mantener en el tiempo el valor real de la moneda recibida en pago, sobre todo si se trata de pesos argentinos”, expresa el informe de Reporte Inmobiliario.
A su vez, además de elegir el índice que se utilizará en los ajustes de los contratos de locación, otra de las libertades con las que cuentan los nuevos acuerdos es la voluntad de las partes para renegociar el tipo de ajuste una vez que ya se inició el contrato. Esto quiere decir que, en caso de que transcurra un tiempo y haya desacuerdos entre las partes por el índice que se estableció, pueden adoptar otra modalidad mientras sea de mutuo acuerdo.
Pero, como todos los acuerdos establecidos entre el propietario y el inquilino, esta posibilidad debe estar establecida en el contrato pactado al iniciar el acuerdo de locación. Es más, se puede acordar que una parte del contrato esté regido por un índice y otra parte por otro, siempre que esté debidamente documentado.
Para ajustar el precio del alquiler por inflación, el contrato puede establecer como referencia el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que todos los mediados de mes publica el INDEC.
Sin embargo, es importante remarcar que fuentes especializadas del sector alertan sobre la decisión de negociar un ajuste trimestral y por inflación. Afirman que en un contexto económico de recesión podría aumentar la morosidad porque el inquilino podría tener dificultades para pagar el alquiler. “Quizá al principio pueden afrontar el gasto comprometido pero si la inflación crece un 25,5% todos los meses como lo hizo en diciembre, en un trimestre la suba sería de casi el 100% y es probable que el salario no acompañe este ajuste”, analizan las fuentes consultadas.
Conocé The Trust ProjectFuente: lanacion.com.ar