El pueblo de Sargento Moya, en el departamento Monteros, advierte en la actividad turística una herramienta valiosa, que le puede imprimir un buen estímulo a la postrada economía local. La falta de trabajo se constituye en uno de los problemas principales del lugar.
También lo es para los vecinos el hecho de estar alejados de las ciudades. Ahí, en tanto, es periódica la emigración de jóvenes a otras provincias en busca de fuentes laborales.
Ubicada al pie de los Nevados del Aconquija y a la orilla de la ruta 324 (a una hora de San Miguel de Tucumán), la comunidad de Sargento Moya está rodeada de ríos (el Seco y el Pueblo Viejo), arroyos y una tupida vegetación.
“Tenemos una naturaleza generosa y que pinta aquí un paisaje pintoresco. Pero sin fuentes laborales ni nada que ofrecer a los que visitan esta zona, próxima al vivero del Parque La Florida, no hay posibilidad de progreso”, apuntó Pablo Juárez, un vecino.
Esa realidad es asumida por el comisionado comunal Sergio Díaz. “El turismo, tanto el religioso como el de aventura, es una alternativa concreta para salir adelante y vamos a procurar captar a visitantes de paso a los valles”, apuntó.
Pero advirtió que es consciente que con ese afán “hay que trabajar duro y con proyectos que, al margen de lo que ofrece la naturaleza, sean atractivos y que apunten a ofrecer comodidades a los que nos visiten”, precisó.
Cristo Redentor
El funcionario comenzó a dar impulso a la idea. Así, le encargó al escultor Rubén Pereyra, de Aguilares, un Cristo Redentor de ocho metros de altura que ya fue emplazado en el acceso a la población.
Pesa cuatro toneladas y con el pedestal la obra se eleva por encima de los 10 metros. Es el segundo Cristo más grande de la provincia, luego del de San Javier, de 28 metros, del escultor Juan Carlos Iramain.
Desde la semana pasada, cuando se lo instaló, se constituyó en uno de los atractivos religiosos del departamento. “A partir del inicio de nuestra gestión quisimos revalorizar y darle identidad a esta población, apostando a los emprendedores locales que van a tener, en los alrededores del Cristo, la posibilidad de dar salida a sus producciones artesanales y gastronómicas”, comentó Díaz.
La escultura, según Pereyra, demandó dos meses de trabajo y fue realizada con cemento y arena. En el amplio espacio verde de sus alrededores la comuna instaló varios merenderos para los visitantes.
“Hoy lo conocimos de casualidad, de paso a Santa Lucía. Y nos quedamos a observar este Cristo inmenso mientras disfrutamos de la sombra de los árboles. Creo que cuando se comience a difundir esta obra la gente se va a llegar hasta aquí y más ahora que se aproxima Semana Santa”, dijo Ana Carrizo, de La Cocha.
Escuela Secundaria
La instalación del Cristo Redentor se produjo a la par de otra novedad auspiciosa para el pueblo: la apertura del secundario completo con orientación en turismo. Hasta ahora solo funcionaba un EGB en la Escuela Francisca Bazán de Laguna.
El rumor de que ese secundario básico iba a ser levantado, mantuvo en zozobra a los vecinos. “Al final, del susto se pasó a la alegría de la confirmación de que aquí los jóvenes tendrán la posibilidad de estudiar el secundario completo”, dijo el comisionado comunal. “Lo bueno es que la orientación está a tono con nuestro proyecto turístico. Los chicos van a salir capacitados para emprender labores vinculadas con esa actividad”, apuntó el funcionario.
En la actualidad son numerosos los jóvenes que tienen que concluir el secundario en Monteros. En esta última ciudad también emprenden estudios superiores. A raíz de la escasez de transportes públicos, la comuna contrata colectivos gratuitos para los estudiantes que cursan estudios a la mañana, la tarde y la noche.
“Vamos a continuar solventando ese servicio porque, además de que apenas ingresa solo un colectivo público, muy pocas familias están en condiciones de solventar el pasaje de los chicos”, concluyó.