En otro hecho de inseguridad en la provincia, otro efectivo de la policía de Tucumán ha sido víctima de un acto de violencia. En medio de la oscuridad de la noche, Víctor Emanuel Lazarte, un joven miembro de la fuerza de seguridad de tan solo 20 años, perdió la vida debido a disparos que impactaron en su cuerpo.
Este trágico suceso marca el segundo crimen a un policía en apenas una semana, en un área cercana a la anterior incidencia.
Según fuentes oficiales, el hecho ocurrió en la avenida Silvano Bores al 1.000, donde Lazarte caminaba junto a su tío. En un intento de asalto, los agresores abrieron fuego contra ellos. Lamentablemente, el efectivo de la Policía de Tucumán no estaba armado, ya que se encontraba en proceso de aprendizaje y aún no tenía autorización para portar un arma. Además, no llevaba su uniforme reglamentario.
Al descubrir que era miembro de la fuerza, los asaltantes no dudaron en dispararle directamente al pecho. Su familiar lo trasladó rápidamente en un vehículo al hospital Padilla, pero los médicos confirmaron su fallecimiento debido a las graves lesiones.
Es sorprendente notar que, la semana pasada, en esa misma zona se detuvo a Edgar Villafañe, quien fue acusado de asesinar al policía Ramón Sánchez en un incidente similar. Sánchez, con más experiencia y trayectoria en la Patrulla Motorizada, había sido asignado a la comisaría de San Andrés durante el último mes.
Trágicamente, mientras regresaba a casa en su motocicleta por la autopista de Circunvalación, fue emboscado por al menos un delincuente. Durante un enfrentamiento, el agresor lo hizo caer de su moto y, posteriormente, le disparó siete veces con un revólver calibre 38. Dos de los disparos impactaron en el abdomen de Sánchez, ocasionándole la muerte.
Horas más tarde, la Policía arrestó a Villafañe en las inmediaciones de un club de rugby ubicado también en la avenida Silvano Bores. A raíz de ciertos indicios obtenidos, los investigadores no descartan la posibilidad de que el asesino de Lazarte tenga algún tipo de conexión con Villafañe.
Es alarmante que ambos crímenes hayan ocurrido a tan solo seis cuadras de distancia, lo que sugiere una perturbadora proximidad entre estos hechos.
Por otro lado, el crimen de Lazarte no fue el único ataque que sufrió un oficial durante esa jornada. En un contexto completamente diferente, el agente Miguel Augusto Suárez, de 25 años, quien presta servicio en la jurisdicción de San Pablo, también fue atacado y recibió un disparo en el pie.
Suárez, quien estaba fuera de servicio, intentó intervenir para separar una pelea después de salir de un boliche en la zona norte de la ciudad. En medio de la confrontación, uno de los agresores sacó un arma de fuego y le disparó. Gracias a la pronta atención médica, Suárez fue trasladado al Centro de Salud, donde se está recuperando de sus heridas.
Estos acontecimientos trágicos dejan en evidencia la peligrosa realidad que enfrentan no tan solo los miembros de la fuerza de seguridad en el cumplimiento de su deber, si no, que todos los tucumanos.