InicioMonterosEn el juicio a Jazo Acevedo salen a la luz las relaciones...

En el juicio a Jazo Acevedo salen a la luz las relaciones de Mario Leito y la dirigencia de Atlético con los barras bravas de “La Inimitable”

Durante la audiencia en el juicio contra Jorge Javier “Jazo” Acevedo, acusado de amenazas, se ventilaron detalles sobre el funcionamiento y las internas de “La Inimitable”, la barra brava del Club Atlético  Tucumán, generando un impacto inesperado. Esta barra, una de las más poderosas y temidas del fútbol local, fue señalada como protagonista de numerosas actividades ilícitas, en un contexto en el que se busca erradicar la violencia en los estadios.

Las relaciones entre dirigentes de la directiva encabezada por Mario Leito y los barras salieron a la luz en la audiencia.

Un policía, el oficial auxiliar Julio Bonkosky, testigo clave en el proceso, brindó un testimonio que captó toda la atención de la sala. Frente al juez Guillermo Taylor, Bonkosky no solo describió el incidente que derivó en la detención de Acevedo, sino que también reveló cómo la barra brava se movía en el interior del club, en complicidad con algunos dirigentes, que les entregaban entradas gratuitas. Estas entradas eran destinadas a los miembros de la barra que llevaban banderas e instrumentos al estadio. Según el oficial, su rol incluía negociar con ellos antes de los partidos para organizar los operativos de seguridad, una práctica que desató polémica cuando se hizo pública en la audiencia.

Otra de las revelaciones impactantes fue sobre la venta de bebidas dentro del estadio. Bonkosky indicó que, si bien los vendedores ambulantes eran controlados para evitar el ingreso de sustancias prohibidas, la venta de alcohol, en particular fernet y cerveza, seguía ocurriendo. Esto, a pesar de la presencia de inspectores del Instituto Provincial de Lucha contra el Alcoholismo (IPLA), que teóricamente regulan el ingreso de bebidas al estadio. Aunque este tema no fue profundizado en la audiencia, dejó en evidencia que la barra brava también tiene influencia en el control del comercio informal dentro del club.

El testimonio del oficial también detalló la interna que atraviesa “La Inimitable”, actualmente dividida en dos facciones en disputa por el control. De un lado, Gustavo “El Gordo” González y Julio Acevedo, y del otro, Walter “Chichilo” Acevedo. Bonkosky explicó que, para evitar enfrentamientos violentos entre ellos, se llegó a un acuerdo de alternancia en el liderazgo de la hinchada en los partidos: una fecha uno de los grupos tendría el control, y la siguiente el otro. Esta práctica, que parece parte de un delicado equilibrio de poder dentro de la barra, quedó expuesta en la audiencia y generó cuestionamientos sobre la inacción de las autoridades para frenar estas dinámicas.

“Jazo” Acevedo, máximo referente de la facción “La 33”, ya había estado en prisión anteriormente por tentativa de homicidio y robo agravado, cumpliendo una condena de 11 años. Fue detenido nuevamente en el estadio de 25 de Mayo y Chile, tras amenazar de muerte al oficial Bonkosky. Según el testimonio del oficial, Acevedo había comenzado a generar conflictos desde el primer día que recuperó su libertad, aprovechando la ausencia de otro miembro de la barra, Sergio “Chupete” Acevedo, quien está en prisión. “Jazo” tomó control de los ingresos por la venta de bebidas en la tribuna Bolivia, y varios efectivos de seguridad relataron cómo solía insultarlos y amenazarlos cuando se cruzaban con él en la calle.

Uno de los episodios más alarmantes revelados durante la audiencia fue el que involucró directamente a los jugadores del plantel de Atlético  Tucumán. Bonkosky relató que la barra brava había comenzado a presionar a los futbolistas para que entregaran dinero, en concreto, $2 millones, con el objetivo de renovar los bombos y las banderas de la hinchada. Esta situación, que fue mantenida en secreto por el club, llevó a que se dispusiera una custodia permanente para proteger a los jugadores y a que se prohibiera la entrada de los barras al Complejo Ojo de Agua, lugar habitual de entrenamiento del equipo.

El fiscal Mariano Fernández, encargado de la acusación, presentó un cuadro en el que “Jazo” Acevedo era el protagonista de una serie de amenazas agravadas, no solo por el uso de un arma blanca, sino también por haber sido cometidas contra un jefe de seguridad en un espectáculo deportivo, un ámbito donde la violencia es un problema crónico. Fernández sostuvo que ya es hora de poner un fin a la impunidad con la que operan los barras y solicitó una pena de cinco años para el acusado, argumentando que la sociedad está cansada de no poder asistir a eventos deportivos en paz.

Por su parte, la defensa de Acevedo, a cargo de los abogados Belén Sala y Manuel Pedernera, negó categóricamente los cargos y calificó el caso como un montaje para mantener a “Jazo” en prisión. Según los defensores, la detención de Acevedo, que se produjo apenas 20 días después de que cumpliera su condena anterior, fue injustificada y se basó únicamente en testimonios del personal policial involucrado en el incidente. También pusieron en duda la imparcialidad de Bonkosky, resaltando que a pesar de sus 20 años de servicio en la fuerza, nunca había sido ascendido.

Este juicio, que en principio se centraba en un caso de amenazas, terminó exponiendo la compleja trama de poder, dinero y violencia que rodea a la barra brava de Atlético Tucumán, dejando al descubierto una estructura profundamente arraigada en el club y la comunidad futbolística local. Con estas revelaciones, no solo se ha abierto el debate sobre la relación entre los clubes y las barras, sino que también se ha puesto en evidencia la falta de acción concreta para frenar las actividades ilícitas de estos grupos, cuya influencia sigue extendiéndose más allá de los estadios.

Algunas de las revelaciones:

Entradas: Por primera vez, un empleado de uno de los principales clubes de la provincia reconoció que los dirigentes entregan entradas de cortesía a los miembros de la barra brava. “Una de mis tareas era coordinar con ellos antes de los partidos para organizar el operativo de seguridad. En esos encuentros, me solicitaban entradas para que ingresaran los muchachos que traen las banderas y los bombos”, explicó el oficial auxiliar, quien presta servicios en la división de Robos y Hurtos de la ex Brigada de Investigaciones. Asimismo, se mencionó que “Jazo” Acevedo habló sobre la venta de drogas dentro del estadio y las disputas internas por el control de “La Inimitable”.

Bebidas: El testigo indicó que, cada vez que Atlético juega de local, una de sus responsabilidades es supervisar los accesos al estadio. “Los primeros en ingresar son los vendedores ambulantes, quienes son revisados para asegurarnos de que no entren con sustancias prohibidas. En estos controles también participan los inspectores del Instituto Provincial de Lucha contra el Alcoholismo (IPLA)”, señaló. Sin embargo, no se abordó en profundidad cómo logran ingresar bebidas alcohólicas, como fernet y cerveza, que se venden dentro del estadio.

Interna: Bonkosky destacó que la facción más influyente de la barra brava es “La Inimitable”, actualmente dividida en dos grupos en disputa: uno liderado por Gustavo “El Gordo” González y Julio Acevedo, y el otro por Walter “Chichilo” Acevedo. “Para evitar conflictos, se llegó a un acuerdo para alternar el control de la hinchada. Una fecha lo lidera uno de los grupos y la siguiente, el otro”, explicó el oficial sin entrar en mayores detalles. Añadió que “Jazo” es el principal referente del grupo conocido como “La 33”, quienes en el último partido contra Belgrano colgaron una bandera pidiendo la libertad de su líder. “Dado que muchos de los integrantes enfrentan problemas legales, se van turnando el liderazgo cuando alguno cae preso. Pero cuando recuperan la libertad, vuelven los conflictos”, añadió.

Inconductas: El segundo al mando de la seguridad en el estadio “Monumental” admitió que “Jazo” comenzó a causar problemas desde el momento en que fue liberado. Aprovechando que Sergio “Chupete” Acevedo está encarcelado, se adueñó de los ingresos generados por la venta de bebidas en la tribuna Bolivia. “Varios agentes relataron cómo los insultaba y amenazaba cuando lo veían caminando por la calle Laprida. Siempre les dije lo mismo: hagan la denuncia en el momento, porque después ya no sirve”, afirmó Bonkosky.

Extorsiones: El oficial también reveló un incidente dentro del plantel de Atlético que había sido mantenido en secreto. “No puedo confirmar que hubo denuncias formales, pero el club decidió implementar seguridad permanente y prohibir el acceso al Complejo Ojo de Agua para proteger a los jugadores”, dijo. Según su testimonio, la barra comenzó a presionar a los futbolistas, exigiéndoles una suma de $2 millones para renovar los bombos y las banderas de la hinchada./CONTEXTO TUCUMAN

Más Noticias

También puede interesarte