“Si los políticos utilizaran esta visión, esfuerzo y, sobre todo, ingenio para hacer el bien en vez de para chorear, seríamos Luxemburgo”. Ante Clarín, un alto funcionario judicial no deja de asombrarse cuando comenta el expediente donde se va volcando parte de la investigación sobre un nuevo y escandaloso sistema de corrupción que habría sido montado por la política de la Provincia de Buenos Aires para robarse un “King Kong de plata” que aún no logran terminar de calcular.
Para la Justicia Federal bonaerense, la corrupción correría por dos cauces.
La primera y más exitosa canilla del robo responde a una arquitectura diseñada con el negocio de las fotos multas, sobre todo, las que se sacan en la ruta 2 y la 11. Los que deciden si se cobran o no las infracciones, o en todo caso los montos de cada una de ellas, son empleados administrativos nombrados por la misma política. Se jactan de ser jueces de Faltas aunque en realidad sean jueces truchos, pero como en todo, no habría que generalizar.
Detrás de ellos están los operativos, que son los gestores y sus prósperas empresas que detectan, obvio con información privilegiada que sale de los propios juzgados de faltas, a los infractores para ofrecerles zafarles de pagar las multas.
“Tenemos gente que dice haberle transferido por Mercado Pago a estos gestores que después mandan el libre de deuda. Estos ladris (por los gestores) ofrecían bajar hasta el 50% por pago voluntario que obvio no es legal. Cobraban la guita del infractor pero en el sistema provincial al que deberían sólo acceder los jueces de Faltas aparece que las infracciones fueron eliminadas o cobradas en un 5% o 10%. Un negocio monumental donde muerden todos“, le explicó a este diario una funcionaria judicial que participa de la investigación.
Como suele pasar y pasa, (para nombrar solo dos ejemplos, los casos de “Chocolate” Rigau o el tema de las comisiones de los seguros del Banco Nación), siempre hay un responsable político que lo ve y apaña todo. Y obvio, se convierte en millonario casi de la noche a la mañana.
La Justicia tendría decidido acorralar como el cráneo político del esquema a Jorge “el gordo” D´Onofrio, un dirigente peronista de Pilar que Sergio Massa ahora se arrepiente de haber arropado en el Frente Renovador. D´Onofrio es también el ministro de Transporte de la gestión de Axel Kicillof.
“Hace varios meses que no me hablo con él. Le avisé al Gobernador que no tenía nada que ver con nosotros. La continuidad o no como Ministro es un tema que tiene que resolver la Provincia”, le respondió Massa a Clarín.
En la provincia, en cambio, sienten que D´Onofrio no es un hombre de ellos. Respondería a la escudería del Frente Renovador ampliado, con Máximo Kirchner como socio. Kicillof ya se quemó en petroleo cuando el jefe camporista le metió a Martín Insaurralde como Jefe de Gabinete. Tras su caída en desgracia por el affaire con Sofia Clerici, en La Plata habrían decidido no pagar más los platos rotos.
“Ya tenemos demasiado con nuestros propios quilombos”, indica un intendente que juega para que Kicillof se anime a, primero, desdoblar la elección del 2025, y después jugar con partido propio lejos de Cristina Kirchner y La Cámpora .
La segunda canilla de las coimas sería el de por sí tan molesto como costoso trámite para sacar la Verificación Técnica Automotor. A fines del año pasado, D´Onofrio le dio una extraña concesión “para sencillamente cobrar un porcentaje de la facturación de cada automovilista que saca turno para la VTV”, explican en la Justicia.
Sería cerca del 10% del costo de cada trámite. “Son unos 25 mil autos y camiones por mes que hacen el VTV en Provincia. El 10% de eso son $90 millones aproximadamente”, calcula un altísimo dirigente político rápido para los números que supo manejar muchísimo poder.
El que maneja la VTV es Facundo Asensio, otro político rápido para los números pero para hacer plata. Fue nombrado por D´Onofrio y se traslada en una exclusiva 4×4 Q8 de US$ 200.000. ¿Cuánto gana en la función pública para andar en semejante camioneta? ¿Si se la pagó con sus ahorros, herencia o vaya a saber cómo, se gasta todo su sueldo en mantener semejante camioneta importada?
Como postre de las sospechas, en la Justicia descubrieron que tanto el Ministro de Transporte bonaerense, como su novia, tienen permiso para manejar esa camioneta, como otra Toyota SW4 de US$ 90.000. Se ve que tienen buenos amigos.
“El gordo es bonachón pero hizo cachivacheadas. Como mucho, le doy hasta fin de año. Como mucho”, comenta entre risas un compañero del nutrido Gabinete bonaerense.
Fuente: clarin.com