Explota, literalmente explota. La bomba mediática no se apacigua, ni aminora sus efectos. El panorama es diametralmente opuesto, porque la novela que protagonizan Wanda Nara, Mauro Icardi y la China Suárez evoluciona en su impacto y en la inmersión en la opinión pública.
Los actores de este entramado escabroso, y principalmente escandaloso, alimentan el minuto a minuto con una cordillera de nuevas circunstancias. Sí, la blonda, el futbolista y la actriz se motorizan en la obsesión de transmitir contenidos cada vez más espinosos.
El último golpe que retumbó en la atmósfera se trató de la oficialización del romance de María Eugenia, que se configuró también en la incorporación (innecesaria) de fotos con las hijas de la famosa. Además de las filtraciones, absolutamente planificadas, de videos de Icardi matando animales y de Wanda disparando un rifle.
En definitiva, la novela ya se torna muy compleja de entender en toda su dimensión. Encima también aparecen actores secundarios, como los padres de los niños involucrados. Así se erigió en un foco de extremo interés el retorno de Maxi López a Argentina, en compañía de sus tres pequeños.
El ex delantero pisó suelo argentino y se topó con una maraña de cámaras, de micrófonos, de cables y de cronistas que lo abordaron en los pasillos de la terminal aérea. Así le llovieron preguntas de toda índole sobre la polémica: “¿Cómo va a seguir todo? ¿Te sorprenden las fotos que aparecieron? ¿Te sorprende este blanqueo de relación entre La China y Mauro Icardi? ¿Vos también estabas cazando con Icardi? ¿Vas a presentar otra denuncia?”.
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