Bogas: las damas están en La Tinta

Si tenemos que nombrar alguna especie combativa de agua dulce, sin duda la boga ocupa un lugar muy preponderante dentro de la lista del pescador deportivo. Se trata de una especie que podemos encontrar en varios ámbitos y en distintos sectores, como bancos de arena, pozones, cauces principales, juncales, pedregales, conchillares y así podríamos seguir enumerando diferentes estructuras de pesca. 

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También podemos capturarlas tanto de flote como con líneas de fondo, la modalidad más efectiva. En cuanto a carnadas, no existe una mejor que otra, pero sí gran variedad para poder tentarlas: desde maíz remojado hasta pulpa de bagre amarillo, pasando por corazón vacuno, salamín, chorizo colorado, masa aromatizada, lombriz, panceta, etc. Pero siempre sabiendo que en algunos lugares una carnada rinde mejor que las demás. 
Entre las líneas más efectivas podemos enumerar las de fondo corredizas y las fijas. Las primeras conviene armarlas de un solo anzuelo pasando un plomo por la madre del reel y atando una brazolada en el esmerillón final. Si la queremos armar con dos anzuelos, el plomo debería correr entre las dos brazoladas. En cambio, si optamos por usar la de plomo fijo, estamos hablando de una línea convencional con dos brazoladas y la plomada al final del aparejo. Muchas veces el elemento importante es la plomada y su propio peso. Y en la modalidad que más se nota es cuando pescamos picando la línea. Si nos pasamos de plomo, la línea no va a caminar y si nos quedamos corto con el peso el aparejo no va a quedar nunca en posición de pesca. 

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En cuanto a los anzuelos, los más utilizados son los del tipo Maruseigo entre los números 10 y 16, según la calidad del pez. La boga la podemos pescar tanto de costa como de embarcado, sabiendo las diferencias que podría haber entre las dos opciones. La mayoría de las veces se opta por la segunda modalidad y los equipos más utilizados son cañas de 2,10 a 2,40 m, con acción de punta y aptas para reeles frontales o rotativos cargados con nylon de 0,28 o 0,31 mm. También los podemos cargar con hilo multifilamento de 20 lb (1 lb = 4,453 kg) de resistencia.

En acción

Hacía tiempo que veníamos hablando con mis amigos Edu y Cachete de la posibilidad de hacer un relevamiento sobre la especie boga, y la idea era tentarlas en el río Uruguay. Para esta salida nos acompañaría el guía David del Valle, quien no sólo conoce el Uruguay como el patio de su casa, sino que es un gran amigo, y la idea aparte de la pesca era pasarla bien. Veníamos hablando previamente con David y él sabía de antemano que teníamos muy buenas chances para lograr una buena pesca y volver más que conformes con un relevamiento bien completo. 
Nuevamente, la chance de organizar un día semanal simplifica algunas cosas y así quedamos para las 5 AM de un jueves. Sabiendo que era Edu el que me tenía que pasar a buscar, me levanté tipo 4, porque el gallo de mi amigo suele cantar siempre antes de lo acordado. De casa pasamos a buscar a Cachete, el otro involucrado, y contando miles de anécdotas llegamos hasta La Estación del Pescador, dentro de la YPF que se encuentra antes de los puentes de Zárate. Allí nos recibió Coco, otro viejo amigo que siempre está dispuesto a solucionar todo. Comentario aparte: antes nos recibía el gran Tono Ciliberti, otro amigazo de Weekend, quien hoy prefiere descansar en su casa y disfrutar la vida desde otro lugar. 

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Allí cargamos un poco de carnada y algunos elementos que nos faltaban, y derechito enfilamos hacia Top Maló, el camping donde nos estaría esperando nuestro guía. Era muy temprano, alrededor de las 7 cuando ya habíamos dejado atrás la panadería del pueblo para comenzar a navegar el arroyo La Tinta hasta su desembocadura en el río Uruguay. Con los equipos armados, David encaró unos de sus puntos estratégicos para comenzar la jornada, así que rumbeamos hacia la costa uruguaya, y antes del canal acomodamos la embarcación y anclamos en 3 m de profundidad. Arrojamos un poco de maíz al río como para cebar la zona y encarnamos nuestros aparejos. Dos granitos de maíz envueltos en una masa secreta recién preparada por el guía. 

Comenzaron las capturas 

No pasaron 10 minutos que Cachete acusó el primer pique y boga arriba para ser fotografiada. Al toque, Edu dijo: “Acá esta la mía y la segunda para que podamos retratarla”. Así se fueron dando una sucesión de piques continuos de bogas entre uno y 2,500 kg de peso, muy divertido y –por sobre todo– muy combativas. Tampoco les voy a mentir: erramos muchos piques, así son estos bichitos. 

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La verdad es que la pesca ya estaba realizada, por lo cual decidimos ir a pescar algunos dorados anclados y con carnada. Para esto capturamos algunos bagres amarillos, patíes y otras especies para tener carnadas alternativas. Nos movimos un tramo y David tiró el ancla en 2 m de agua para que las líneas trabajaran sobre un banco de arena de 80 cm de profundidad. El río estaba aún en creciente y por eso tuvimos que esperar a que comenzaran los piques. Pero lo buscado sucedió: comenzaron a sonar las chicharras y fuimos pescando varios dorados que llegaban a los 3,500 kg aproximadamente. 
Y aquí una infidencia: anclados en el lugar de los dorados el guía nos aconseja arrojar hacia babor, pero ¡oh casualidad!, él tiraba hacia estribor. Tuvo un pique, dos piques hasta que Cachete le dijo: “¡Cómo sos, eh! Nos hacés tirar para acá y vos tirás solito para allá”. Nos reímos a coro y al instante las cuatro cañas apuntaban todas a estribor. Nada que no pueda suceder entre amigos que quieren pasarla bien. 

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Teníamos todo lo que buscábamos, por lo cual decidimos emprender el regreso por el mismo arroyo que llegamos: La Tinta. Realmente para recomendar toda la zona del río Uruguay para este tipo de pesca: hay muy buena cantidad de bogas de todos los tamaños, y muy buena cantidad de dorados que pican tanto con carnada natural como con artificiales. Un buen debut para 2025 que vale la pena disfrutar. 

Fuente: perfil.com

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