Argentina se convirtió en el país con la ropa más cara del mundo

“La Argentina sigue siendo el país con la indumentaria más cara en la región y en el mundo”, admitió Luis Caputo el viernes, cuando, al mismo tiempo, anunció una reducción de aranceles del 35% al 20% a la importación de indumentaria y calzado, del 26% al 18% para telas y del 18% al 16% para hilados, con el fin de que el ingreso de artículos importados más baratos genere competencia y bajen los precios en el mercado local.

De esta forma, se consolidó la desaceleración de la inflación. En los próximos días, se publicará el decreto con la oficialización de la medida. Según Fundar, aunque no toda la ropa es igual de cara, en la Argentina es un 35% más costosa versus seis países de la región. El centro de estudios aseguró que es el rubro más caro de la economía.

Argentina, entre los países con la indumentaria más cara del mundo

En línea con esos datos, los precios en la Argentina son casi un 40% más elevados. Por ejemplo, un jean tiro alto de Zara que en Brasil tiene un costo de 269 reales ($ 58.104, considerando la cotización a $216), el mismo tiene un precio en nuestro país de $89.990, un 35% más, según las plataformas de venta online de la marca de ambos países.

Asimismo, un jean que en Brasil cuesta $ 58.104, en la Argentina $ 89.990, 35% más. Otro caso se da en una campera de cuero de Prune que del otro lado de la Cordillera se consigue por 219.000 pesos chilenos ($ 284.700, considerando una cotización de $ 1,3), mientras que en nuestro país cuesta $ 389.000, casi un 37% más.

Una campera que en Chile sale $ 284.700, mientras que en Argentina está $ 389.000, 37% más. En Hush Puppies, unos mocasines de hombre negros que en Chile cuestan 99.900 pesos chilenos ($ 129.870), en la Argentina salen $ 159.000.

En Hush Puppies, unos zapatos que en Chile cuestan $ 129.870, en Argentina están $ 159.000. En Rapsodia de Chile, un vestido de mujer que cuesta 240.000 pesos chilenos ($ 312.000), en la Argentina sale $ 320.000, $ 8.000 menos. Asimismo, en Rapsodia, un vestido de mujer cuesta $ 312.000 y en Argentina sale $ 320.000, $ 8.000 menos.

Lo mismo sucede con un bolso de gabardina de Bimba y Lola, que en Chile está publicado en el sitio web de esta casa española a 174.000 pesos chilenos ($ 226.200) y en la Argentina figura a $ 293.000, casi un 23% más. De hecho, un bolso en Chile sale $ 226.200, en Argentina cuesta $ 293.000, 23% más.

El problema de los impuestos y el contexto de “dólar barato” en la indumentaria

La situación no es nueva, sino un problema estructural. Por eso, en un contexto de dólar barato como este, se aceleraron los tours de compras al exterior. Si bien no hay datos oficiales de pérdida de dólares por consumos de indumentaria en el extranjero, a modo de referencia, según el Banco Central, salieron por turismo emisivo US$ 862 millones en enero, 72,7% más que en diciembre y 165% más que en el primer mes de 2024.

Los fabricantes, a los que se suele apuntar como responsables de los altos precios, se defienden de las críticas por años de proteccionismo y destacan los gastos que se suman a lo largo de la cadena, con nueve instancias desde el procesamiento de la materia prima hasta la llegada de la prenda al local.

Para ProTejer, el 75% del precio está vinculado a costos y el Estado es el principal responsable: resaltó que el 50,3% del precio de una prenda corresponde a impuestos nacionales, provinciales y municipales, con casos de doble tributación como Ingresos Brutos, que se paga en la provincia de origen y de destino. “De $ 100.000 que sale una remera, $ 50.300 se va en recaudación”, graficó.

En paralelo, la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA) señaló que “sin una estrategia integral que contemple la mejora de la competitividad, la medida puede comprometer el empleo, la producción y el desarrollo de la cadena de valor”, que emplea a más 540.000 personas y es el principal empleador en La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero.

“La industria opera con baja utilización de la capacidad instalada y uno de cada tres empleos perdidos en el último año corresponde al textil. Nos preocupa que la rebaja arancelaria se aplique sin reducir la presión fiscal cercana al 50%, mejorar el acceso al financiamiento y optimizar la logística. La experiencia demostró que una apertura sin planificación puede debilitar la industria local en lugar de fortalecerla”, enfatizaron.

“El Gobierno debe cumplir con su promesa de bajar impuestos, cargas sociales, frenar la industria del juicio, bajar los altos costos financieros y levantar el cepo. La rebaja de aranceles destruirá miles de empleos y empresas nacionales”, advirtió la Cámara Industrial Argentina de Indumentaria (CIAI).

Y agregó que “favorece la competencia desleal de productos importados, que ingresan a precios irrisorios por el dólar barato y los costos de países asiáticos, como China, India y Bangladesh, que subsidian su producción y exportaciones, y tienen salarios bajos”. “Se implementa sin medidas compensatorias para la industria local, con mayor presión impositiva que los países competidores”, añadió.

“El Gobierno abre la economía sin nivelar la cancha. Esto ya ocurrió y el resultado fue siempre el mismo: desindustrialización, desocupación y primarización. Se sumará la profundización de la escasez de dólares”, concluyó.

Fuente: iprofesional.com

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