El legado de Duhalde para Kicillof, el fantasma de Randazzo y los Macri en problemas

Axel, el que pudo contra Cristina

Ni los peronistas, ni quienes los juzgan con ojos no peronistas, encuentran palabras para describir el hecho que revoluciona al peronismo. Axel Kicillof derrotó a Cristina de Kirchner en la pelea interna del peronismo al imponer las elecciones desdobladas en la provincia de Buenos Aires.

Parecía imposible que eso ocurriera. Hasta por razones personales, como afirmaban quienes hablaban de dependencia psicológica de Axel respecto de Cristina. “Ni la tutea, la trata de usted”, afirmaban. Este miércoles la legislatura de Buenos Aires hará ley la eliminación de las PASO provinciales, sin arrebatarle al gobernador las facultades constitucionales para poner la fecha de elecciones.

El marco electoral tiñe todas las rutinas, hasta las que parecen ocupar el centro de la agenda. La oferta explicativa desplaza a los periodistas (son quienes inventan las noticias desde el papel o la pantalla, tanto da) en favor de los comunicadores (son quienes distribuyen las noticias a través de electrodomésticos), y alimenta la disfunción cognitiva que sobredimensiona la pirotecnia militante y los efectos especiales por sobre la valoración.

Duhalde legó la herramienta

Kicillof blindó esa atribución que Eduardo Duhalde reservó en la reforma constitucional de la provincia, la que coincidió con la nacional de 1994. Iba y venía entre Santa Fe y La Plata para atender el pluriempleo de gobernador y doble constituyente, y dio la instrucción a un convencional provincial que hoy milita junto a Kicillof.

“Hay tres temas que se discuten en Santa Fe -contó Duhalde-: el juego, la autonomía municipal y la facultad para ponerle fecha a las elecciones. Menem está delegando ese atributo en el Congreso. Acá no, ¿eh?”. Esa cláusula fue la palanca para el triunfo de Axel sobre Cristina.

Cristina logra unificar cierre de listas

El cristinismo logró un cambio del cronograma electoral, que ordena ahora la presentación de candidaturas 30 días antes del 7 de septiembre. Quiere decir que Cristina logró al menos que coincida el debate de candidaturas sobre el cierre nacional con el provincial. Todo en la misma mesa. Es esperable que Cristina vaya a una lista de unidad después de perder el apoyo de Sergio Massa y de Martín Insaurralde en la Legislatura.

Si no cede con moderación, Kicillof puede llegar a armar algo por afuera del PJ que maneja Máximo, y construir una fuerza para-peronista como Unidad Ciudadana, el sello que creó Cristina 2017 para diferenciarse del PJ. Cristina demora la decisión de una candidatura a la espera de la suerte del proyecto de Ficha Limpia que blande el oficialismo en el Senado, y del recurso de queja en la causa Vialidad.

El territorio manda

El PRO y los radicales prefieren el desdoblamiento porque les permite armar listas en los municipios que controlan, sin caer en el abrazo de oso de La Libertad Avanza, como hubiera ocurrido si las elecciones nacionales eran en la misma fecha que las provinciales.

La Libertad Avanza es una fuerza invertebrada a nivel municipal y si quiere tener destino en la provincia de Buenos Aires, tendrá que ponerse en el furgón de cola del PRO y la UCR. En la política, el territorio manda: Kicillof puede controlar 46 municipios, los radicales 25, Cristina 12, Massa 10, Insaurralde 5. Y el que se divide pierde. El promedio del no peronismo unido ha llegado a sumar un 50%, y el peronismo, si te clava 39%, festeja.

Sombra terrible de Randazzo

Esta derrota sobre Cristina es festejada con sordina por el grupo de Axel. Es más grave que aquella otra derrota interna que tuvo Cristina. Ocurrió en 2015 cuando Florencio Randazzo le rechazó la orden de ser candidato a gobernador en la tira de Scioli presidente. Eso precipitó la PASO, suicida para el peronismo, entre Julián Domínguez y Aníbal Fernández por la gobernación. Liquidó la unidad y eso permitió el triunfo de Juntos por el Cambio por dos puntos en el balotaje de ese año.

Este golpe político de Kicillof rescata la unidad del peronismo, que es el principal activo de esa fuerza contra el deshilachamiento de las fuerzas que se referencian directa o indirectamente en Milei. Lo admitió Cristian Ritondo ante los suyos en un aparte de la interpelación a Francos.

“En Provincia tenemos que ir todos juntos para ganarle al kirchnerismo (como es peronista insiste en esta diferenciación inconsistente), y eso Mauricio no lo entiende”, dijo Ritondo. Las vueltas de la vida: el inspirador de este triunfo de Kicillof es el gurú Ignacio Ramírez, que viene de haber asesorado a Randazzo cuando enfrentó, junto a Alberto Fernández, a Cristina en las elecciones a senador nacional de 2017.

Los Macri se pisan solos

Esta postergación de lo importante en favor de lo urgente impide identificar los efectos demoledores que tiene otro hecho con escasez aun de valoración profunda. Las seis listas del mismo espectro, que antes de 2023 jugaron todas juntas en CABA, suman 57,9%, según la lista de promedios de intención de voto que elaboró Eduardo Paladini en este diario. Equivale a lo que obtuvo la alianza Juntos por el Cambio en su mejor momento, cuando la conducían Macri, Larreta, Carrió y la UCR.

Hasta en elecciones que esa liga perdió en CABA como las presidenciales de 2019, la marca Macri logró ese porcentaje de votos en algunas parroquias. El suicidio de Cambiemos por internismo lo preparó Mauricio en 2023 cuando imaginó que Javier Milei lo representaba mejor que sus socios. Lo remató Jorge cuando dijo en 2024: “Vamos a poner en crisis muchas de las cosas que se venían haciendo en la Ciudad” (inauguración del año legislativo). Se puso en crisis él solito.

Francos arriesga el puesto

Guillermo Francos es el primer jefe de Gabinete que, desde que existe el cargo bajo la forma constitucional de 1994, arriesga el puesto en una interpelación. La nueva constitución incluyó la figura del despido justificado en el art. 101°: “Puede ser interpelado a los efectos del tratamiento de una moción de censura, por el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cualquiera de las Cámaras, y ser removido por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de las Cámaras”.

El resto de los citados está protegido de este destino, que pocos quieren para Francos. Este domingo cumplió años y es considerado uno de normales en un gobierno de anormales (por lo menos quienes hacen muecas y saltan en el escenario como si lo fueran). Nadie le ha imputado nada irregular y saben que saldrá al escenario de Diputados como un mensajero de paz. ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón (Fito). Solo si la sesión se desbarrancase podrían los diputados apelar a ese castigo. Nadie tiene tampoco los votos para una represalia. Pero el riesgo está.

Le miden el aceite a Milei

El Gobierno comienza a pagar algunas facturas después de las siete votaciones al hilo que perdió en la última sesión de Diputados. El martes la Cámara espera a tres ministros y a un funcionario de la Comisión de Valores para que expliquen la trama oscura de la cripto Libra. El envión de la oposición, que viene en todos los gustos -como el chicle- es moderado.

Ha citado al jefe de Gabinete, a los ministros de Economía y de Justicia, y al titular de la Comisión Nacional de Valores, para medir qué blindaje tiene Javier Milei de parte de sus funcionarios. Los cuatro tienen una respuesta preparada: 1) No tuvimos nada que ver; 2) No fue delito ni hubo daño patrimonial para el Estado; 3) El negocio cripto supone un margen alto de riesgo. Aunque ya la sepan, la aceptación de la respuesta va a quedar en manos de los 5 bloques que firman los dictámenes de la interpelación.

Bomba de tiempo

Si los citados para el martes no dan una respuesta plausible a la responsabilidad política del escándalo, quedará montada la bomba de tiempo para que la comisión investigadora, que actuará desde el miércoles, cite a declarar a los directamente mencionados en el relato periodístico del caso. Estos son Karina Milei, Manuel Adorni, Martín Menem y alguno más. El tic-tac de las dos jornadas cripto tiene la música de la campaña electoral.

Los amigos levantan el precio de las adhesiones y los adversarios endurecen el trato. La reacción primaria del oficialismo ha sido complotar para que la sesión del martes no tenga quórum y para que la Comisión Investigadora del miércoles caiga de muerte súbita: 1) Por una judicialización debido a su integración; 2) Porque un empate frustre la posibilidad de designar a un presidente.

La polarización mata

El éxito de la interpelación está, para la oposición, en que no caiga en la polarización, que es lo que intentará el Gobierno. Los diputados de los bloques que pidieron la interpelación mantuvieron durante el fin de semana un zoom permanente para organizarse y llevar a la reunión de Labor Parlamentaria, previa a la interpelación, una propuesta que adapte un reglamento viejo a la realidad política actual.

La norma actual prevé un solo “diputado interpelante”, algo que respondía al mapa bipartidario de hace 30 años. Ahora tienen que repartir ese rol entre cinco interpelantes, uno por cada bloque que firmó los dictámenes. El objetivo es que nadie se lleve los méritos del interrogatorio. ¿Quién está dispuesto a ceder a los demás un triunfo en una Cámara tan balcanizada?

Ese reparto también supone una organización de las exposiciones y que se concentren todos en muy pocos puntos. Se trata de evitar la dispersión de los temas hacia otros que puedan ser más rentables, como suele ocurrir en las interminables cuestiones de privilegio que se hacen para su reproducción de los clips de Youtube, y terminan hablando de economía, de orden público y de los pobres.

Dos sobrevivientes

Para este armado, los interpelantes pedirán que haya un cierre a cargo de los presidentes de bloque que pidieron la interpelación, en el que hagan un balance de lo que se logró y lo que no. Es la forma de juzgar el desempeño de los citados, opinar si alguno se declara ausente, como filtra el oficialismo que ocurrirá con Luis Caputo y Roberto Silva, de la CNV. En las sesiones informativas de Diputados el cierre suele estar a cargo del Jefe de Gabinete. En el Senado, en cambio, el cierre del informe lo hacen los jefes de bloque.

Este cambio lo propone Miguel Pichetto, que ha sido senador durante 18 años. Es, además, junto a Leopoldo Moreau, sobreviviente de la última interpelación que hubo en Diputados en 31 años, antes de la de Francos. Fue la de noviembre de 1994 a Domingo Cavallo y Armando Caro Figueroa. Algunos la recuerdan porque se interrumpió cuando Carlos Tacchi -legendario recaudador que acompañaba a Cavallo- le hizo un gesto de manos agresivo a la platea opositora.

Maestro Tróccoli

También buscarán organizar el orden de las exposiciones para evitar los largos turnos de preguntas y las respuestas con que el jefe de gabinete suele arrullar a los legisladores. Francos parece haber aprendido de Antonio Tróccoli, otro interpelado en los años ’80. El jefe de Gabinete dijo en la sesión informativa del miércoles pasado que él responde las preguntas cómo y cuándo quiere.

Por eso envió por escrito 2.600 respuestas a las 4.000 preguntas que le enviaron los diputados, que llegaron apenas una hora antes de comenzar el ritual. Esgrimió como pretexto que no “no hay una norma que diga con qué antelación ni de qué manera tienen que ser respondidas las preguntas (…), ni hay obligación del Jefe de Gabinete de Ministros de responder más preguntas ni tampoco obligación de responder las que enviaron por escrito”.

Es el mismo justificativo al que apeló Tróccoli en 1986 en la interpelación por el caso Sivak para responder las preguntas después de haber escuchado a todos los legisladores. El Ministro del Interior (y avezado exparlamentario) sugirió que se le formularan en una sola ocasión todas las preguntas.

Se hizo referencia a la existencia de una “laguna” reglamentaria, sosteniéndose que existían dos tipos de derechos: de la Cámara a preguntar y del interpelado a proponer una metodología. Triunfó la posición ministerial. (Lo cuenta Guillermo Carlos Schinelli en el libro “La Cámara de diputados de la Nación y su reglamento comentado, 1983/2019, Buenos Aires: Editorial Dunken, 2021).

Fuente: clarin.com

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