Por primera vez desde que se puso fin al cepo cambiario, el dólar blue logró reducir la brecha cambiaria con el minorista oficial e incluso este viernes cerró a valores menores. En la última rueda de abril, el dólar minorista se vendió con una suba de diez pesos en las pantallas del Banco Nación a $1.190 para la venta, mientras que en el mercado informal, el blue se negoció con una caída de quince pesos, a $1.185.
Con estos últimos números, durante abril el dólar paralelo acumuló una caída de $140, equivalente a un retroceso del 10,6%, en un contexto signado por la flexibilización parcial del cepo cambiario. Los dólares financieros acompañaron esta tendencia bajista con una corrección de magnitud similar. En cuanto al dólar oficial, cerró abril en $1.190 para la venta, lo que representó una suba de $96 en el mes, en línea con las expectativas del mercado y la estrategia implementada por el Banco Central.
Chau brecha cambiaria: por qué el dólar blue está más barato que el oficial
El achique de la brecha cambiaria y el valor del dólar blue por debajo del oficial minorista se da a tres semanas del fin del cepo cambiario dispuesto por el ministro de Economía, Luis Caputo.
Esto ocurre porque parte de la demanda de dólares que antes recurría a la compra del blue, ahora decide ir directamente al mercado oficial. Son aquellos ahorristas que compraban montos pequeños, entre los $300 y los $500 mensuales, y que hoy no tienen restringida la cantidad de billetes estadounidenses que pueden adquirir.
A partir de la resolución firmada hace tres semanas por el ministro de Economía, el límite de u$s200 de acceso al Mercado Libre de Cambios se eliminó, al igual que “todas las restricciones de acceso vinculadas con asistencias gubernamentales recibidas durante la pandemia, subsidios, el empleo público y otros”.
De esta forma, y tras la oficialización del fin del cepo cambiario, el Banco Central indicó se habilitaba el acceso al mercado de cambios sin restricciones para personas humanas a través de las entidades bancarias.
En cambio, para quienes quieran comprar dólares con pesos en efectivo en sucursales bancarias el límite está establecido en u$s100 mensuales.
“Se terminó totalmente el cepo para personas humanas. Hasta el momento había una restricción de u$s200 mes más la percepción de ARCA, pero a partir del lunes no hay límite al atesoramiento, es ilimitado. La plata que se tiene en forma de débito en el banco es ilimitada”, aclaró al respecto Federico Furiase, director del Banco Central.
Primeras señales del nuevo esquema cambiario sin el cepo
El nuevo esquema monetario y cambiario comenzó a mostrar resultados positivos en sus primeras semanas de implementación. Analistas destacaron que el tipo de cambio se mantuvo dentro de las bandas establecidas y que la volatilidad intradiaria comenzó a moderarse, en un contexto en el que el mercado empieza a normalizarse tras semanas marcadas por adelantos de pagos y demoras en la liquidación de divisas. Además, se observaron mejoras en la valuación de activos financieros, especialmente en instrumentos de tasa fija, bonos ajustados por CER y títulos en dólares (Hard Dollar).
Este nuevo marco implica un cambio de foco: el control de la cantidad de dinero pasa a ser el principal ancla de la política económica, mientras que el tipo de cambio y las tasas de interés adquieren una mayor flexibilidad. En este contexto, la acumulación de reservas sigue siendo un desafío central, ya que, pese a una mayor estabilidad cambiaria, las intervenciones del Banco Central permanecen acotadas. Por eso, el comportamiento de la oferta y la demanda de divisas, así como la evolución de los flujos financieros internacionales, serán factores clave en los próximos meses.
Aunque el balance inicial es favorable, persisten riesgos. La volatilidad externa y el calendario electoral local podrían alterar la dinámica de las tasas y afectar el financiamiento del Tesoro. En este sentido, el proceso de renovación de la deuda en pesos será determinante: una mayor exposición a las condiciones del mercado podría obligar a ofrecer tasas más altas para sostener el interés por los instrumentos en moneda local. Atraer inversores y contener la presión sobre las tasas se presentan como desafíos cruciales del nuevo esquema.
También se advirtió que la utilización de utilidades del BCRA para asistir al Tesoro puede ofrecer un alivio financiero de corto plazo, pero conlleva riesgos monetarios a futuro. La forma en que se administren esos fondos será clave para evitar un exceso de emisión que comprometa la estabilidad del tipo de cambio o acelere la inflación. Si bien el esquema logró avances en su arranque, su sostenibilidad dependerá de una coordinación prudente entre las necesidades fiscales y la política monetaria.
Un tipo de cambio que migra hacia el piso
La evolución reciente del tipo de cambio muestra una tendencia clara: desde ubicarse en el centro de la banda cambiaria, ha comenzado a desplazarse hacia su límite inferior. Para Milagros Gismondi, economista de la sociedad de bolsa Cohen, esta dinámica está siendo impulsada por la estrategia oficial de anclar el dólar en esa zona más baja, un objetivo que resulta viable por el momento gracias al flujo positivo en la cuenta financiera, que compensa los desbalances de una cuenta corriente con resultados negativos.
Este proceso representa un primer test para el esquema vigente. Según la especialista, el Gobierno ha sido explícito en su postura de no intervenir mientras el tipo de cambio se mantenga dentro de la banda. Sólo está previsto que el Banco Central compre divisas en caso de que se alcance el piso, algo que hasta ahora no ha ocurrido. No obstante, si la apreciación del peso se mantiene —en parte, impulsada por el retorno del carry trade— podrían generarse nuevas tensiones en el sector externo.
Gismondi subraya que, pese a que en el primer trimestre se registró un superávit comercial, este fue significativamente menor al del mismo período del año anterior: apenas u$s761 millones frente a los u$s4.401 millones de 2024. Esta contracción deja en evidencia que la mejora en el frente externo podría estar tocando un techo, sobre todo si el tipo de cambio real continúa perdiendo competitividad.
Aun así, la analista financiera remarca que la prioridad del Gobierno parece estar puesta en consolidar el proceso de desinflación, de cara a las próximas elecciones. Para lograr ese objetivo, estaría dispuesto a asumir ciertos riesgos en el plano externo, confiando en que la estabilidad financiera y los flujos de capital permitan sostener la actual configuración.
Los motores del carry trade y sus riesgos latentes
El esquema actual se apoya en un componente central: la existencia de tasas de interés reales positivas. Gismondi detalla que, con una tasa efectiva anual en pesos cercana al 36,6% y una inflación proyectada del 30% interanual a diciembre, se genera un incentivo claro para fortalecer el peso y alimentar estrategias de carry trade, que resultan atractivas en este contexto.
Sin embargo, este enfoque no está exento de efectos secundarios. La economista advierte que, con un tipo de cambio en la zona más baja de la banda, los exportadores pierden incentivos para liquidar divisas. El valor actual del dólar es inferior al que ofrecía el mecanismo del blend previo, lo cual desalienta la oferta genuina de dólares. Como ejemplo, menciona que el 21 de abril, con el mayorista en $1.070, se liquidaron apenas u$s 74 millones, la mitad del promedio de los primeros días tras la salida del cepo.
En paralelo, un dólar más barato incentiva las importaciones, que crecieron un 35% interanual en el primer trimestre. Aunque este volumen aún se encuentra un 9% por debajo del promedio de 2022–2023, Gismondi señala que podrían seguir aumentando, especialmente en un entorno de recuperación económica. Además, el turismo emisivo también se ve impulsado, con un déficit de u$s 2.000 millones en los dos primeros meses del año, estimulado por un dólar turista promedio de $1.200.
En conjunto, todos estos elementos aumentan la presión sobre la cuenta corriente. Para la especialista, si bien los flujos financieros sostienen por ahora la estabilidad, las señales de deterioro externo se vuelven más visibles y podrían intensificarse si se mantiene esta trayectoria del tipo de cambio.
Fuente: iprofesional.com