Quién está secuestrando palomas en Nueva York? La detención que destapó décadas de maltrato

La nueva protesta ocurrirá el próximo 24 de mayo en calles de Nueva York. Crédito: —(Instagram, @pigeons4miles)
Hay un tipo de ave que, aunque es cotidiana, no le gusta a la gente: las palomas. Estos animales tienen un fuerte estereotipo negativo debido a que su población en las ciudades es grande y son consideradas una plaga; ya sea caminando por los parques o volando sobre los territorios urbanos, las palomas siempre están ahí.

Debido a su persistente presencia, muchas personas las ven con desprecio y las llaman “ratas con alas”. ¿De dónde salieron tantas palomas? Un dicho popular considera que hay “una paloma por persona”, pero en realidad se estima que existen aproximadamente 400 millones de palomas. Además de la paloma común, National Geographic suscribe que en total hay otras 300 especies de palomas globalmente.

Pero no vinieron de la nada, más bien se volvieron un problema causado por el humano y que después no pudo controlar. salieron de control al humano. Según la Sociedad Histórica de Nueva York, las palomas fueron criadas durante al menos cinco mil años para ser mensajeras, para participar en carreras o como alimento fácil de adquirir para los navegantes. Fue en el siglo XX que su población creció y entonces se consideraron molestas. A la par, el avance de la tecnología las desplazó de su función de comunicación y al ser una “plaga” dejaron de utilizarse para el consumo humano.

Más allá del estigma y las opiniones personales, hay una postura indebatible: las palomas, como cualquier otro ser vivo, tienen derecho a ser libres de crueldad y respetadas. Sin embargo, un problema en Nueva York revela que no todos lo consideran de esta forma y, al pensar que “son animales que a nadie le importan”, abusan de ellos para su beneficio.

Las palomas de Nueva York no viven tranquilas, llevan años siendo cazadas de manera furtiva. Grupos defensores de los derechos animales exigen justicia por estas aves. Crédito: —(Instagram, @pigeons4miles)
El sábado 12 de abril por la tarde, en un barrio de Brooklyn, se desató un tenso enfrentamiento frente a Broadway Pigeon & Pet Supplies, una tienda de mascotas situada entre Bed-Stuy y Bushwick. A un lado de la acera, se encontraban activistas disfrazados de palomas, con carteles de protesta y maquillaje temático; al otro, defensores del propietario de la tienda, entre ellos un hombre con sudadera morada adornada con imágenes de palomas, acompañado por una paloma amaestrada que ejecutaba volteretas sobre su hombro.

El altercado comenzó cuando Megan Walton, una rescatadora de palomas, fotografió la matrícula de una camioneta repleta de sacos de alimento para aves, a lo cual el conductor reaccionó con gritos e insultos. La tensión escaló rápidamente hasta que intervino el resto de los presentes. Aunque este tipo de confrontación no es nueva en las calles de Nueva York, lo inusual es su epicentro: las palomas urbanas.

De acuerdo con la cobertura hecha por The New York Groove, el motivo de la protesta es contundente: los manifestantes acusan a Michael Scott, propietario de la tienda, de capturar ilegalmente palomas de parques y calles neoyorquinos para venderlas como blancos de tiro en Pensilvania. Según estas denuncias de los grupos defensores de las palomas, esto ocurre desde hace más de una década con escasa o nula intervención de las autoridades locales.

Aunque Scott y sus colaboradores niegan rotundamente las acusaciones y afirman que son objeto de una campaña de desprestigio por parte de la competencia, las sospechas crecen. Y es que la protesta se originó por la desaparición de una bandada habitual del Parque “María Hernández”. Según testigos, un grupo de personas habría usado redes para capturar a las aves, introduciéndolas en una camioneta que luego desapareció. Para el infortunio de los “secuestradores”, esa bandada estaba bajo el cuidado de Tina Piña, una artista callejera y activista reconocida por su trabajo como de concientización, como “Mamá Paloma”, sobre el trato hacia estas aves en el espacio público.

Activistas de bienestar animal denuncian a una red que opera en las calles de la ciudad estadounidense para hacer que estas aves, que por siglos han sido estigmatizadas, sean compradas para ser blancos en prácticas de tiros en vivo Crédito: —(Instagram, @pigeons4miles)
Piña, de ascendencia mexicana, denuncia en sus redes sociales que esto ocurrió el pasado 1 de abril en la madrugada (entre las 4:00 y 6:00 horas) y que los responsables del hecho desaparecieron entre 15 y 20 de sus “preciadas palomas”.

La cobertura mediática de este caso, que se ha hecho viral en las últimas semanas, reza que “la captura de palomas en propiedad pública es ilegal y se considera maltrato animal, según el portal 311 de la ciudad de Nueva York”. A pesar de ello, los activistas defensores hicieron una nueva denuncia en redes sociales el 24 de abril en la que comentaron que la caza furtiva de palomas no solo continúo, sino que se incrementó. En aquel momento relataron que en Union Square había cerca de 300 palomas, pero que solo quedaban 50; testigos locales confirmaron que hubo cazadores en la zona.

“Estamos devastados. Union Square albergó a más de 300 palomas; ahora solo quedan 50. Los vecinos del barrio que alimentan a las aves confirmaron lo que temíamos: fueron cazadas furtivamente. Esto no es solo una pérdida, es un dolor en el corazón. Estas aves eran pacíficas y confiadas, y parte de la ciudad. Ahora ya no están. La caza furtiva no solo es cruel, es un delito y ocurrió aquí mismo, a plena vista. No podemos quedarnos callados. Por favor, alcen la voz, compartan esto y ayúdennos a crear conciencia. Las palomas merecen justicia”, se lee en una publicación conjunta de las cuentas de Mother Pigeon Brooklyn y Pigeons 4 Miles.

Después de todo el ruido hecho por la comunidad, las constantes denuncias y protestas, el 30 de abril se reportó que un hombre fue detenido en Pensilvania por atrapar palomas de Manhattan. Se trató de Dwayne Daley, de 67 años y residente de Bushkill, Pensilvania, fue procesado el 1 de mayo por una serie de cargos de crueldad animal después de que un visitante del Parque Tompkins Square lo vio con una red recogiendo pájaros de Nueva York y llamó al 911; al momento de la detención se le encontró una camioneta con 25 palomas dentro de pequeñas jaulas y más redes.

Las palomas son un ave

Las palomas son un ave estigmatizada en las áreas urbanas.
Las palomas urbanas descienden, en su mayoría, de aves domesticadas que escaparon o fueron abandonadas, lo que las convierte en animales asilvestrados. Sin embargo, al vivir en espacios públicos y no contar con un propietario específico, su estatus legal se torna ambiguo.

Los activistas hablan de una “temporada de redes” no oficial, que coincide con las fechas de cacerías de palomas en clubes privados de tiro en Pensilvania. Según sus testimonios, es en estos días cuando furgonetas con matrículas cubiertas recorren parques de Manhattan, Queens y Brooklyn, en busca de bandadas para capturar.

Aun cuando las sospechas están latentes, lo cierto es que Michael Scott es retratado en medios locales como un apasionado criador de palomas. Desde joven tiene decenas de aves en el techo de su tienda, y ha participado en competencias de vuelo y crianza de razas exóticas. En entrevistas en redes sociales explicó que buena parte de sus ingresos proviene de la venta de semillas y de aves destinadas a eventos como bodas y funerales, donde son liberadas simbólicamente.

No obstante, los rescatistas cuestionan estas prácticas y aseguran que muchas de las palomas liberadas en estos eventos no están entrenadas para regresar, y que solo una pequeña proporción sobrevive. Estas aves son frecuentemente encontradas desorientadas, heridas o muertas por los rehabilitadores voluntarios.

Más preocupante aún son los indicios de un mercado clandestino, donde informes de organizaciones protectoras de animales desde hace más de una década advierten sobre un sistema de tráfico que involucra la captura ilegal de palomas para su posterior reventa como blanco en clubes de caza. En estos circuitos, una paloma puede pasar de costar dos dólares a ser revendida en más de nueve, generando amplias ganancias sin ninguna regulación efectiva.

La artista y activista de ascendencia mexicana Tina Piña, a quien se conoce popularmente como “mamá de las palomas”, es una de las principales manifestantes defensoras de estos animales. |Crédito: —(Instagram, @pigeons4miles)
El caso de Bushwick no es un hecho aislado, sino un reflejo de una tensión más profunda sobre cómo se concibe el lugar de las palomas en el ecosistema urbano. Si bien su presencia puede ser polémica, las prácticas de abuso y explotación no deben pasar inadvertidas, y aunque existen leyes al respecto, su aplicación es insuficiente.

En la investigación de este hecho, se confirmó que algunos medios ya han cubierto el caso anteriormente, pero sin que proceda a algo significativo. El blog The New York Tails publicó en agosto de 2007 un artículo titulado ¿Quién diablos está robando nuestras palomas?, de la autora Diane West. Ya mencionaban una camioneta, el modus operandi de la madrugada (cuando casi nadie está presente en las calles), y el trayecto de Nueva York y Pensilvania. Ocho años más tarde, Vice hizo una cobertura similar firmado por la periodista Melissa Cronin; aunque menciona que varios sujetos fueron detenidos por capturar palomas ilegalmente, el fenómeno no se detuvo.

El respeto por las palomas no es un capricho ni una excentricidad, sino una postura que subraya la responsabilidad de las ciudades contemporáneas hacia los animales que habitan sus calles, incluso aquellos que muchos prefieren ignorar.

Fuente: infobae.com

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