A pesar de su importancia en el Camino Real que unía Buenos Aires con el Alto Perú, toda la ciudad de San Miguel de Tucumán contaba apenas con 81 manzanas en 1816, según muestra el Álbum General de la provincia publicado un siglo más tarde.
Antes de que el Congreso de Tucumán comenzara a sesionar el 24 de marzo de 1816, a las 9 de la mañana, durante el amanecer el estruendo de 21 cañonazos recargó el olor a pólvora habitual en la ciudad, campo de batalla constante entre realistas y colonos indómitos. Para los lugareños fue un alivio. Hasta ese día, su preocupación había sido dónde hospedar a tantas visitas, en una ciudad mayormente poblada por “indígenas”.
Por suerte, varias familias pudientes ofrecieron sus solares para recibir a las delegaciones, un total de 29 diputados que enviaban las provincias participantes (todas, excepto Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Banda Oriental, unidas en otro bloque, la Liga federal, bajo el mando de José Gervasio Artigas).
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Medrano sabía que tenía una papa caliente entre las manos y avisó que su cargo sería mensual y rotativo. Créase o no, lo primero que hicieron fue hacerse una escapada para ir a misa, en la Iglesia de San Francisco, para pedirle a Dios que no los abandonara (Argentina ardía en odios).
San Martín, Güemes, Belgrano y Sarmiento están unidos por ese 9 de julio”
Cuando regresaron todos a la casa de Bazán, Medrano tomó juramento o cada presente “por la religión católica apostólica romana, hacer todo lo posible para conservar íntegro el Territorio de las Provincias Unidas contra toda invasión enemiga”.
El segundo día transcurrió igual que el primero, con procesión y misa de todos los congresistas, más autoridades provinciales, y una insólita variante: todo el pueblo mantuvo toda la iluminación pública encendida durante cinco días continuos, para festejar.
La primera moción de voto fue en mayo para Juan Martín de Pueyrredón, el coronel que reemplazaría a Ignacio Alvarez Thomas, el Director Supremo que sustituyó al Gral Balcarce, reemplazante del Gral Rondeau, que renunció sin haber prácticamente ejercido esa función, ya que estaba en pleno campo de batalla en el Norte, cuando le avisaron que ése era su nuevo puesto, para ocupar el cargo vacante que dejaba su antecesor, Carlos María de Alvear, que también había renunciado en su momento.
Los muchachos se tomaron su tiempo, sin dejar nunca de asistir a misa para rogarle a Dios que los ayudara en sus deciciones, que básicamente podían agruparse en tres ejes:
en qué relación quedaríamos con España qué forma de gobierno adoptar se necesitaba redactar una Constitución Por entonces, ser republicanos como Estados Unidos no parecía una buena opción y la mayoría se inclinaba por una monarquía constitucional, más benévola que la dura restauración monárquica con la que volvieron a la carga los reyes que habían sido destronados con la invasión napoleónica, como Fernando VII.
El problema era “quién” y por supuesto, ni en eso se ponían de acuerdo. Manuel Belgrano había regresado de Europa sin ningún candidato. Había viajado allá en misión secreta junto a Bernardino Rivadavia y luego de varios intentos volvieron con las manos vacías: nadie quería ser rey rioplatense. Fue entonces cuando postuló su idea de elegir un rey inca, algo que les aseguraría el apoyo de la mayoría aborigen. San Martín y Güemes lo apoyaban, pero el resto lo rechazaba e incluso entendía que era dar un paso atrás.
Y cuando todo parecía estancado, en la sesión del 9 de julio de 1816m cuando Narciso de Laprida -diputado por San Juan- presidía, el secretario preguntó si los presentes querían que las Provincias de la Unión fuesen una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli. Todos se pusieron de pie para responder que sí. Y en cuestión de segundos todos firmaron el acta labrada, convalidando que “era voluntad unánime e indubitable de las Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España recuperar los derechos de los que fueron despojadaas, e investirse del alto carácter de Nación libre e independiente del Rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”.
El 19 de julio se juró independencia de España “y de toda otra dominación extranjera”.
El 13 y 14 de septiembre también lo juró e pueblo de la Capital y el 8 de agosto, el Ejército de los Andes.
El 25 de julio hubo consenso en elegir la bandera izada por Manuel Belgrano el 27 de febrero de 1812, en Rosario, como la insignia nacional –el ejército ya la usaba desde 1813.
La reacción no tardó en llegar. El 23 de septiembre, el Congreso recibió una carta de Manuel Belgrano en kla que el general advertía que Güemes estaba combatiendo para impedir que el ejército realista invadiera el país desde Salta.
Se tomó su tiempo para pensarlo, pero el 17 de enero de 1817, el Congreso levantó campamento y partió a Buenos Aires. De los tres puntos que habían sido la agenda permanente, sólo uno se había resuelto. Todavía faltaba mucho por hacer.
19 ideas de Sarmiento que le cambiaron la vida a los argentinos y que todavía están vigentes
Lo más curioso de todo eso es que el 9 de julio de 1816 fue realmente una bisagra nacional, la que hizo girar a cuatro hombres sustanciales sin los cuales Argentina no sería hoy lo que es, ni mucho menos lo que podría llegar a ser.
San Martín, Güemes, Belgrano y Sarmiento están unidos por ese 9 de julio. Y sí… Todos los caminos llevan a Tucumán
En 1816 Domingo Faustino Sarmiento sólo tenía cinco años, pero ya estaba mostrando la hilacha. Era alumno de la Escuela de la Patria en San Juan, y ese año lo distinguieron como “Primer Ciudadano” de la institución.
Sarmiento no podía con su genio, cuando San Martín se fue para siempre, triste y decepcionado por las grietas argentinas, él puso primera y fundó la primera de las 800 escuelas que abrió en el país. Y fue imparable.
Los aires republicanos que comenzaron a plantearse en 1816 no tuvieron una verdadera letra escrita, con peso de ley, hasta la Constitución de 1853, pero en realidad no fueron hechos concretos y una justicia para todos hasta la presidencia de Sarmiento, en 1868.
El 9 de julio de 1816 reunió a nuestros cuatro mosqueteros.
Fuente: perfil.com