Cuando, luego de la cuarta fecha del Brasileirao, la dirigencia de Corinthians echó a Ramón Díaz y la del Gremio de Porto Alegre a Gustavo Quinteros (campeón con Vélez en diciembre), en varios portales de Brasil volvió a emerger la metáfora de “trituradora de técnicos”, una caracterización con la que suele representarse al principal torneo del país vecino. En cuatro fechas, el Brasileirao ya tenía cuatro entrenadores despedidos (a los dos argentinos se les sumaron Mano Menezes de Fluminense y Pedro Caixinha de Santos). Sin embargo, lo que parece desmesurado observado a cierta distancia, no deja de ser una estadística similar a la que tenemos en Argentina, en un Torneo Apertura supuestamente más amable o menos histérico con los procesos y los resultados.
Nada de eso es cierto –más allá del imaginario colectivo–, y quedó demostrado este mes, en que el número de técnicos despedidos subió a 13 en 14 fechas. Casi uno por fecha, la ecuación brasileña. El más reciente fue el Kily González, que el lunes pasado se emocionó cuando saludó uno por uno a sus jugadores luego de llegar a un “común acuerdo” con la dirigencia de Unión, club en el que estuvo casi dos años, toda una rareza en tiempos de cortoplacismo, vorágine y urgencias.
Pero antes del Kily, se habían ido –o los habían ido, para ser más precisos– Pedro Troglio de Instituto y Alexander Medina de Talleres, otra salida “de común acuerdo” con la dirigencia luego del 1-0 ante San Pablo en el debut por la Copa Libertadores. Si a quienes conducen el Corinthians no les importó que despedir a Ramón apenas 21 días después de que ganara el Campeonato Paulista, el torneo regional más importante de Brasil, a la de Talleres tampoco le importó que Medina alzara el primer título oficial del club cordobés en la Supercopa Internacional ante River, en Asunción: el traspié inicial en la Copa y una sucesión de malos resultados en el Apertura bastaron para argumentar la eyección del uruguayo. Lo curioso, o no tanto, es que Talleres no repunta: insinuó una mejora ante River en el Monumental, pero el viernes perdió con Vélez en Córdoba.
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Argentina y Brasil, con sus selecciones en momentos casi inversos, y con sus torneos domésticos a mucha distancia en lo económico, coinciden en ser implacables con los entrenadores.
Así como el torneo brasileño ya suma cuatro caídos en cuatro fechas (a los que se podrían sumar uno o dos este fin de semana), el Apertura empezó más o menos igual: Gimnasia despidió a Marcelo Méndez y lo reemplazó por Diego Flores, que está a un paso de renunciar (la dirigencia del Lobo tomó la decisión de no echarlo, aunque envía mensajes, como también hicieron los hinchas, de que no hay vuelta atrás). Y en las primeras fechas también cayeron Facundo Sava de Atlético Tucumán y Walter Erviti de Belgrano.
Fuente: perfil.com