BOCA A CASA| Atlético Tucumán escribió una página gloriosa en su historia anoche, en Santiago del Estero. Con un fútbol práctico y efectivo, dejó en el camino a un Boca Juniors que sigue sin encontrarle la vuelta. Fue por los 16avos de final de la Copa Argentina, y el impacto se siente fuerte en La Ribera.
El Xeneize no levanta cabeza. Este miércoles, la caída 2-1 frente al Decano lo dejó afuera de una Copa que era un objetivo. Así, el conjunto de Miguel Russo ya acumula diez partidos sin conocer la victoria en todas las competencias. Una racha que preocupa, y mucho.
Boca tuvo sus chances, sobre todo al final del primer tiempo, y pudo irse al vestuario en ventaja. Pero la falta de puntería se pagó caro. En la segunda mitad, Atlético Tucumán mostró una efectividad letal: dos goles en apenas tres tiros al arco. Suficiente para llevarse la victoria y meterse en octavos, donde lo espera Newell’s.
La eliminación en Copa Argentina es un nuevo capítulo en una seguidilla de frustraciones para Boca. Después de quedar afuera de la Libertadores en la fase previa, la derrota con River y la salida de Gago, el equipo no logró reponerse.
Perdió el liderazgo en su grupo del Apertura, se despidió en cuartos de final y ni siquiera pudo ganarle a un modesto equipo neozelandés en el Mundial de Clubes, ya con Russo al mando.
De vuelta en Buenos Aires, los empates en las primeras fechas del Clausura, sumados a la resonante vuelta de Leandro Paredes, no lograron calmar las aguas. La Bombonera ya pedía otra actitud, y el viernes pasado se salvó de la derrota con Unión sobre el final.
Pero el viaje a Santiago era “a todo o nada”. Y otra vez, el equipo no apareció. Faltó juego, faltó puntería, y la eliminación fue el golpe final. Ni la jerarquía del campeón del mundo, ni el puñado de compañeros que parecen estar en sintonía, fueron suficientes.
El Boca que lleva la firma de Russo y el diseño de Juan Román Riquelme no encuentra el rumbo. Cede prestigio a cada paso. Y lo más preocupante: los rivales, parece, ya le han perdido el respeto.