Fiesta roja: Independiente gana, gusta y golea, y sus hinchas se ilusionan

Después de muchos años de hegemonía de Racing, ahora Avellaneda es roja. Independiente es puntero de su grupo y su estadio, el Libertadores de América, fue anoche ante Godoy Cruz, una fiesta de goles, toques, eficacia y delicias. Al equipo de Julio Vaccari le bastaron apenas 25 minutos para cerrar el partido contra los mendocinos. Y cuando decimos “cerrar” nos referimos a que hizo tres goles, aunque el partido empezó a definirse a los dos minutos, cuando Loyola –¿deliberadamente o sin querer?– le pegó de pique al suelo para que la pelota hiciera una parábola imposible para el arquero Petroli.

Después de ese gol, hubo un aluvión rojo, una frenesí que incluyó a jugadores e hinchas que convirtieron al Libertadores de América en un terreno de ilusiones, quizás como hacía años no sucedía. Vaccari, en cambio, permanecía inmutable ante los goles que surgían, como el segundo de Loyola, el que metió en contra Arce o el de Ávalos, que encontró un rebote luego de una combinación de pases exquisita.

Fue tan abrumadora la diferencia entre Independiente y Godoy Cruz, que el segundo tiempo casi no se jugó. Ninguno quiso jugarlo. Quizás porque los dos juegan por la Sudamericana en pocos días, quizás porque solo había que esperar a que transcurrieran los minutos.

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El Rojo de Vaccari convirtió su estadio en una inexpugnable: lleva 19 partidos (con 12 victorias y 7 empates) sin perder en el Libertadores de América. La última vez que Independiente perdió en Avellaneda fue el 11 de mayo de 2004, cuando por la primera fecha de la Liga Profesional cayó 3-1 ante Talleres de Córdoba, con Carlos Tevez como entrenador. Esta realidad no se parece en nada a esa.

Palco sensorial

Independiente inauguró anoche el palco sensorial del Libertadores de América, un espacio adaptado para personas con autismo y otras neurodivergencias.

La iniciativa surgió luego de que el colegio privado al que asistía el hijo de Rodrigo Rey, arquero y capitán del Rojo, le negara la renovación de la matrícula a Benicio, que tiene 8 años y padece Trastorno del Espectro Autista (TEA). Entonces, junto a la ONG TEActiva y la fundación Blue Elephant, surgió la idea de crear el palco sensorial.

Fuente: perfil.com

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