San Lorenzo vivió una semana de bipolaridad total. De la tristeza y repercusión internacional por la muerte del papa Francisco, el hincha más célebre de su historia (¿hay algún hincha más célebre en la historia?), a la indignación, bronca y repercusión nacional por la cámara oculta en la que se ve a Marcelo Moretti recibir 25 mil dólares por un supuesto acomodo o coima.
Al menos hasta antes del partido, la atención estaba más puesta en el clima del Nuevo Gasómetro que en el juego en sí. Y cuando decimos clima, es ese clima ambivalente y contrastante que era observar el homenaje al papa Francisco y, segundos después, escuchar la furia hecha canción y los insultos al presidente ahora en “uso de licencia”. Los insultos no fueron aislados como en otros partidos, sino mayoritarios. Casi una sentencia a Moretti y toda la comisión directiva. Incluso a la oposición.
En ese marco distinto se dio el partido contra Rosario Central, que llegaba al Gasómetro con un invicto de siete fechas y en la cima del grupo B. Los dos estaban clasificados, entonces el verdadero significado del partido era calcular el posible rival de los playoffs: casi más importante que los puntos en sí, más allá de que suman para la clasificación a las copas.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
¿Sintió San Lorenzo, el equipo de Miguel Ángel Russo, la convulsión política de esta semana? Probablemente. No porque haya cambiado sustancialmente su forma de jugar, sino porque perdió algo de vigor, muchas veces contagiado ida y vuelta entre los jugadores y las tribunas.
Lo cierto es que el partido no mostró casi nada. Ni de un lado ni del otro. Central llegó con algún tiro de afuera, como el de Lovera que Gill sacó abajo. Y San Lorenzo apuró, arrimó, pero tampoco tuvo claridad en los últimos metros. El único momento de claridad fue al final de la segunda parte, cuando Copetti recibió un centro rasante por izquierda y la puso en el ángulo de Gill. Los festejos de los rosarinos, en el córner, terminaron cuando desde la popular local lanzaron una bomba de estruendo. La derrota reavivó el enojo contra Moretti y la dirigencia. En el final, como pasó tantas veces en los últimos años, el pueblo azulgrana cantó un hit: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
“Juntos por la eternidad”
San Lorenzo decidió que la camiseta de ayer fuera única. Por eso diseñó un parche alusivo al papa Francisco en la semana de su fallecimiento y lo elevó a la Liga Profesional para la autorización correspondiente. La aprobación fue inmediata. “Juntos por la eternidad” fue el mensaje de esa imagen que cada futbolista azulgrana lució en su pecho. Y ese fue el mensaje que sobrevoló en el Bidegain durante toda la tarde.
Antes del partido, Iker Muniain y Jorge Broun encabezaron un homenaje al Papa. En la previa y en el entretiempo hubo una fuerte participación de Scholas Occurrentes, la organización internacional de derecho pontificio creada por el papa Francisco en 2013 para transformar la educación mundial.
Viggo, contra Moretti
El escándalo en San Lorenzo sumó una voz de enorme peso simbólico. Viggo Mortensen, actor, director de cine y reconocido fanático del club, pidió la renuncia del presidente: “Moretti, andate por favor, por el bien de San Lorenzo y su hinchada”, escribió.
Fuente: perfil.com