Llueven dólares de la soja pero el mercado anticipa un bajón en el arranque del segundo semestre

En Argentina, todo festejo por la entrada de dólares tiene su contracara. Sobre todo cuando se trata de los dólares de la exportación agrícola: cada medida de incentivo para que los productores saquen su stock de los silobolsas puede dar lugar a una “ventana” de venta que luego dé paso a un período de exportaciones bajas.

Es así que, luego de los u$s9.000 millones aportados por el campo en el “trimestre dorado” -u$s2.500 en abril, u$s3.000 en mayo y una estimación de u$s3.500 en junio- los expertos ya se preparan para el temido “bajón” del segundo semestre.

Este año no hubo régimen de tipo de cambio diferencial -como los que aplicaba Sergio Massa- ni tampoco el “blend” que permitía liquidar el 20% en el mercado “contado con liquidación”. Pero, en compensación, Luis Toto Caputo instauró las bajas temporales de retenciones a la exportación, que vencen a fin de mes.

Desde el inicio fue materia de especulación si el final de esa baja de retenciones sería real o si la fecha había sido puesta, precisamente, para apurar una liquidación que hasta marzo venía demorada.

El gobierno, naturalmente, confirmó que el beneficio se terminará en junio. No podía hacer otra cosa, para no quitarle efectividad a la medida. Pero muchos analistas del agro aún especulan respecto de que, si se produjera un parate en la exportación, se podría llegar a extender la baja de las retenciones.

La disyuntiva “reservas versus recaudación”

Sobre este punto, el gobierno está en una disyuntiva: si prioriza el ingreso de dólares para reforzar las reservas y además quiere congraciarse con los productores agrícolas, le conviene mantener la retención de la soja en el actual nivel de 26% en vez de retornar al 33%.

Pero, si lo que prioriza es la recaudación tributaria para asegurarse la continuidad del superávit fiscal, entonces las retenciones son indispensables, sobre todo cuando ya no se cuenta con otras fuentes de ingreso para ARCA, como el eliminado impuesto PAIS. En mayo, el aporte de las retenciones fue de 4% a la recaudación total, una medida por debajo de la media histórica.

El gobierno mantiene la esperanza de que una caída en el aporte del campo pueda ser compensada por los “petrodólares” de Vaca Muerta. Sin embargo, hay dudas sobre si el actual nivel de precios del petróleo se sostendrá o si es apenas un fenómeno pasajero por las hostilidades en Medio Oriente. En ese caso, habría que recalcular a la baja el ingreso de u$s8.000 millones que Caputo espera en el rubro energético.

¿Ayuda la suba de precios por la guerra?

¿Qué pasará en el segundo semestre si se cumple la promesa oficial de volver a las retenciones originales? A primera vista, se podría pensar en un desplome de las ventas. Sin embargo, hay algunos factores nuevos que inciden en la decisión.

Por caso, el mercado internacional, donde en el contexto de la escalada bélica de Medio Oriente, se produjo una suba en los precios de las materias primas. Así, la soja se ubica en u$s393, un precio modesto en comparación con los u$s450 de hace un año y los u$s530 de 2023, pero que implica un avance respecto de los mínimos de u$s360 que había alcanzado a fines del año pasado.

El interrogante es si seguirá la tendencia ascendente o si el nivel actual será un pico que dé paso a un regreso a la “normalidad”. A favor de una baja en el precio juega el alto nivel de la producción estadounidense, con rindes en máximos históricos.

Pero los factores geopolíticos siguen impulsando la suba. Aunque los países en conflicto no son productores de alimentos, sí afectan costos asociados, como el flete y los fertilizantes, por el aumento del petróleo.

En un reporte de Fernando Vuelta, experto de Agroeducación, se recuerda que Irán es el tercer productor mundial de urea, uno de los insumos fundamentales para el campo argentino.

Y otro factor que podría sostener el precio es la reciente decisión de Donald Trump de aumentar en los próximos dos años el porcentaje de biocombustibles que las refinerías deben adicionar a la mezcla de combustibles.

Ventas aceleradas

La cuenta que importa al campo argentino, en el nuevo escenario, es si esa mejora en el precio internacional puede compensar una suba en las retenciones. Y la primera respuesta es que, en los niveles de precio actuales, eso no ocurrirá.

“La restitución de alícuotas golpea ni más ni menos que en u$s26 el cálculo teórico de precios y prácticamente anula el margen que las fábricas estuvieron logrando en los últimos 60 días”, indica el informe de Agroeducación.

En otras palabras, el incremento en los costos de producción será mayor al beneficio que pueda traer la variación del precio internacional.

Y la Bolsa de Comercio de Rosario destacó que la semana pasada se alcanzó el mayor volumen de fijaciones de precios de todo el año, superando en un 30% el promedio de mayo pasado. Y agrega que esta aceleración en la comercialización se explica por la fecha límite para el régimen de retenciones bajas.

Frente al incremento de costos, se prevé que las industrias que procesan la soja a nivel local se enfrentarán a una situación de disminución de márgenes.

El tipo de cambio en la mira

Pero, además, hay que considerar el factor clásico que termina disparando la decisión de venta de los productores: la expectativa devaluatoria. Hasta ahora, si bien la liquidación se ha mantenido a buen ritmo, desde el campo se han escuchado quejas por la drástica caída en los márgenes del negocio. Esa protesta no amainó por la baja temporaria de las retenciones.

Y en el mercado financiero se siguen escuchando advertencias sobre el retraso del tipo de cambio, incluso con el nuevo esquema de flotación entre bandas. Los economistas críticos suelen cuestionar la pureza de esa flotación, dado que el gobierno encuentra vías indirectas de intervención que contienen al dólar -por ejemplo, la postura de contratos en el mercado de futuros, que aplastó la curva en los últimos dos meses.

Además, esa preocupación se agravó por el hecho de que el propio Javier Milei haya minimizado la importancia del déficit de la cuenta corriente, que algunas proyecciones ya ubican en u$s8.000 millones para este año.

Milei argumentó que, al haber superávit fiscal, no puede equipararse la situación actual con la de otros momentos en que el rojo de la cuenta corriente fue el preámbulo de una crisis devaluatoria. Y, además, dijo que el ingreso de capitales al país iba a compensar el déficit por los bienes y servicios.

Pero ni siquiera el paquete de medidas que habilitó la compra de dólares por parte del Tesoro parece haber cambiado esa percepción. De hecho, economistas muy influyentes en el mercado, como Ricardo Arriazu y Domingo Cavallo -a quienes nadie puede acusar de ser opositores a Milei- advirtieron que no es lo mismo acumular reservas con endeudamiento que hacerlo con divisas provenientes del superávit comercial.

En la medida en que estas críticas ganen consenso, sube la probabilidad de que se consolide la tendencia del campo a retener stock en silobolsas hasta ver una corrección cambiaria.

Fuente: iprofesional.com

Más Leídas

Temas en esta nota:

Más sobre:

También puede interesarte