En los últimos meses, desde el Gobierno se ha enfatizado el aumento del ingreso medido en dólares como un indicador de recuperación económica. Sin embargo, esta medida no necesariamente refleja una mejora del bienestar de la población. Para evaluar realmente el impacto en la calidad de vida, es fundamental considerar el poder adquisitivo, es decir, qué bienes y servicios pueden comprarse con ese ingreso.
El ingreso total individual es un concepto más amplio que el salario, ya que incluye todas las fuentes de ingresos que percibe una persona, tanto laborales como no laborales. Esto abarca sueldos, jubilaciones, rentas, ayudas sociales y cualquier otro tipo de percepción monetaria. Murray Rothbard decía que “la inflación reduce el valor de los ingresos, ya que el aumento de los precios reduce la capacidad de compra del dinero que la gente recibe como salario, empobreciendo a quienes dependen de un ingreso fijo”.
El ingreso promedio en la Argentina es de $414.785, que, al tipo de cambio informal, esto equivale a u$s341,39. Esto posiciona a nuestro país con el ingreso más bajo entre los países bajo análisis. En Uruguay alcanza los u$S679,73, en Chile asciende a u$s821,58 y en Brasil, el país más cercano en esta comparación, se ubica en u$s511. Esta diferencia refleja las particularidades económicas de cada país, incluyendo sus niveles de inflación, productividad, estructura del mercado laboral y estabilidad monetaria.
El ingreso promedio en Argentina es de $414.785 que, al tipo de cambio informal, son u$s341,39
Marcadas diferencias por provincia
Más allá del promedio nacional, existen marcadas diferencias en los ingresos dentro del propio país. La siguiente visualización muestra cómo varía el ingreso per cápita familiar por provincia en dólares, reflejando las disparidades económicas entre distintas regiones de Argentina.
Hay importantes disparidades económicas entre distintas regiones del país
Observar la distribución del ingreso a nivel país nos hace ser conscientes del nivel de desigualdad. Mientras que en CABA el ingreso per cápita familiar es de u$s646, en las provincias ubicadas al norte del país, como Formosa y Chaco, es de apenas u$s179 y u$s182 respectivamente. Como observación, en las provincias ubicadas al sur del país, el ingreso per cápita familiar supera los 300 dólares.
Con el objetivo de ilustrar de manera clara, las diferencias económicas entre las distintas regiones, en el siguiente gráfico se muestran los ingresos per cápita familiar diarios por provincia.
En Formosa, por ejemplo, una familia vive con apenas u$s5,97 diarios
Mientras que en CABA se ganan u$s21,55 diarios, en Tierra del Fuego y Neuquén el ingreso diario es de u$s14, mientras que en Formosa se vive con apenas u$s5,97 diarios.
Si analizamos el ingreso promedio de los asalariados en Argentina y comparamos las diferencias entre las provincias, es evidente que las disparidades son marcadas, especialmente al considerar la medición en dólares. La brecha entre los ingresos de aquellos que están en blanco y los que se encuentran en la informalidad es considerable.
Entre provincias, las disparidades son marcadas, especialmente al considerar la medición en dólares
Por ejemplo, en provincias como Chaco, la diferencia llega al 68%, mientras que en Salta asciende al 71%. Estas cifras reflejan cómo la variabilidad en los ingresos impacta de manera directa sobre las condiciones de vida de los trabajadores, creando una profunda desigualdad económica.
¿Cómo se mejora la situación?
Para mejorar la situación, es fundamental contar con propuestas claras y, lo más importante, con la voluntad de implementarlas para elevar las condiciones de vida de la población. Es fundamentar mejorar el sistema educativo. Adaptar a nuestra fuerza laboral a las nuevas demandas de un mundo globalizado, donde las habilidades en tecnología y ciencia son cada vez más esenciales, debe ser una prioridad. La capacitación se convierte en una herramienta fundamental para acceder a empleos de mayor calidad y, en consecuencia, incrementar los ingresos.
Milton Friedman decía que “el aumento del ingreso de una persona no depende de la cantidad de dinero que el gobierno le dé, sino de su habilidad para competir en el mercado”.
Las reformas estructurales que requiere nuestro país -desregulaciones, tributaria y laboral, entre otras- debe ser el puente a la inversión en sectores clave de la economía, como la infraestructura, la tecnología y la industria de servicios en el cuarto y quinto sector de la economía.
La inversión en infraestructura (como transporte, electricidad, internet, etc.) facilita el acceso a mercados y mejora la eficiencia económica. Las personas en áreas rurales o marginales que no tienen acceso a infraestructuras modernas a menudo se enfrentan a barreras significativas para mejorar sus ingresos. No podemos tener una argentina desigual en el acceso a lo básico para el progreso.
El camino hacia una mejora sostenible de los ingresos de una población requiere un enfoque integral y un compromiso a largo plazo de diversos actores, incluidos gobiernos, empresas y organizaciones sociales.
La inflación ha sido durante décadas el gran destructor de riqueza e ingreso. Sin mejorar esto último no se pueden obtener los beneficios de todo el resto. Robert Lukas expresaba que “la inflación inesperada puede tener efectos devastadores sobre el ingreso real de las personas, ya que los salarios no se ajustan automáticamente a los cambios en los precios.”
Fuente: iprofesional.com