Tini Stoessel se presentó ayer por la tarde en La Peña de Morfi, a donde brindó una entrevista muy emotiva, y también dio un show espectacular. Con apenas 28 años, contó todo lo que pasó en los últimos años.
Particularmente cuando comenzó su relación con Rodrigo de Paul, en medio de todo lo que fue el escándalo con Camila Homs, Stoessel comenzó a tener ataques de pánico, ansiedad y diferentes problemas emocionales.
Los mismos la llevaron a que, en más de una oportunidad no pudiera siquiera presentarse arriba de un escenario. Y parte de esa pesadilla que vivió es la que le contó anoche a Lizy Tagliani, al borde las lágrimas y con el corazón abierto.
“Al final la casa de uno, donde nació uno, al menos para mí va a ser mi lugar en el mundo. Y en su momento, por ciertas cosas que me empezaron a suceder, me generó mucho pánico volver al lugar donde si yo siempre estaba, mi paz y tranquilidad era ‘estoy por volver a Buenos Aires’, ‘voy a ver a mi familia, a mis amigas’”, comenzó diciendo Tini.
EL DOLOR DE TINI STOESSEL POR EL MAL MOMENTO QUE PASÓ
Pero en esa dura batalla que le tocó transitar en su absoluta privacidad, y que superó con mucha ayuda de terapia y su círculo más cercano, pudo salir adelante. Afortunadamente lo transitó a su manera y si bien hoy lucha contra ello, no quiere volver a caer.
“Eso se empezó a convertir en todo lo contrario. Y también me pone muy contenta poder cantar esta canción hoy acá en Buenos Aires (‘cuando ya no lastima’, acotó Diego Leuco) sí, total. Fue poner en palabras algunos sentimientos”, comentó Stoessel.
Y finalizando, en un marco de mucha emoción y ante más de 360 personas, agregó: “Sacar esa sensación, literalmente cómo arranca la canción, ‘ayer iba a hablar, hoy y ya lo voy a decir, a sacar para afuera, y de repente llega un momento que pasó el tiempo y me guardé todo esto adentro, y exploto por todas partes. Hay que animarse a hablar y contar, a levantar el teléfono y llamar a alguien que quieras. Confiar en lo que te está pasando. Llegué a tener miedo de dormir en mi propia casa, mi cabeza era mi peor enemiga y no paraba de decirme cosas”.
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