CORDOBA EN LLAMAS| Los incendios forestales que azotan Córdoba se han convertido en una verdadera catástrofe. Con cuatro focos activos y más de 16.000 hectáreas reducidas a cenizas, la provincia atraviesa uno de los peores momentos de su historia reciente.
Más allá de las cifras y los datos técnicos, esta tragedia tiene un rostro humano. El testimonio del criador de caballos que lo perdió todo es desgarrador. Con la voz quebrada por la emoción, expresó su impotencia y frustración ante la falta de ayuda. “Nadie nos ayuda, se nos ríen en la cara”, afirmó con dolor, reflejando el sentimiento de abandono que sienten muchas de las víctimas.
Más de 700 bomberos se encuentran trabajando arduamente para combatir el fuego en distintos puntos de la provincia. A ellos se han sumado los recursos enviados por el Gobierno nacional, como aviones hidrantes y helicópteros, que están siendo fundamentales para contener las llamas desde el aire.
Uno de los focos más preocupantes se encuentra en Chancaní, en una zona de difícil acceso. Allí, equipos especializados del Plan Nacional del Manejo de Fuego están desplegando todos sus recursos para tratar de controlar la situación.
En Villa Berna, gracias al trabajo de los bomberos, las llamas han disminuido y los evacuados han podido regresar a sus hogares. Sin embargo, los equipos de emergencia continúan trabajando en la zona para evitar que el fuego se reactive.
Por su parte, el incendio en el valle de Punilla se ha extendido hacia el noroeste, alcanzando las cercanías de San Marcos Sierras. Ante la gravedad de la situación, las autoridades locales han anunciado que se duplicarán los recursos destinados a esta zona.
La situación es crítica y requiere la solidaridad de todos. Las comunidades afectadas necesitan ayuda urgente en forma de alimentos, ropa, medicamentos y materiales de construcción.
Como señaló un guardafauna, “este bosque es único y se está quemando”. La pérdida de biodiversidad y el impacto ambiental de estos incendios son incalculables.