Sergio “Checho” Soria y Santino Núñez, son dos deportistas nacidos en Monteros. El destino y su pasión por el vóley, les permitió llegar a lo alto de la Liga Nacional con un club de afuera de Tucumán. Un torneo, los trajo de visita.
El voleibol es un pasatiempo para muchos habitantes de Monteros. Detrás de cada red hay sueños, esperanzas y sacrificios. Quizás para algunos, llegar a la cima del voleibol nacional en un club fuera de nuestra provincia parezca una fantasía.
Sin embargo, ahora se ha revelado otra realidad. Varios tucumanos lograron hacerlo realidad, como Santino y Sergio. Sus historias, se han convertido en una verdadera inspiración para muchos otros.
El Tour de Tucumán desarrollado desde el 26 de enero, por el transcurso de ocho días, los trajo de regreso a la provincia, al club Villa Luján.
Sergio Soria: “Fue una experiencia maravillosa volver a jugar en Tucumán”
Por el lado de “Checho”, no hubo un impacto perceptible en el deporte desde el principio. Si bien su hermana practicaba y amaba el voleibol, él no mostraba interés de ir por ese camino.
Como quiso el destino, comenzó cuando un entrenador vio su altura mientras caminaba con sus amigos por Monterose, por la plaza principal. Nunca imaginó que un viaje tan diario traería cambios trascendentales en su vida.
Según cuenta La Gaceta, El entrenador, Luis “Pituto” Arquez, estaba convencido de que había encontrado un diamante en bruto. Tras ello, resolvió hablar forma directa con Sandra Alvarez, mamá de Soria, y explicarle que su hijo debería iniciarse en el deporte. Fue un primer paso bastante importante.
Sergio recuerda que en sus inicios en el voleibol tuvo como entrenador a Julio Jiménez, con quien estuvo dos años. Lo llevó a entrenar con la selección, lo cual lo entusiasmó. Allí hizo todas las inferiores y llegó al banco de Primera.
La vida le ha demostrado al monterizo que las oportunidades existen y los sueños se pueden hacer realidad. “En 2013 se fue al equipo de Ciudad de Buenos Aires y le ofrecieron mucho. Fue una locura, insistió. Para él que solo había jugado dos años, una sensación impresionante”.
La cara B que de quien llega a un gran club del área metropolitana, se vuelve desarraigada y es pesada. “Estar separado de su familia le costó mucho. Recuerda que el día que le dijeron que debía concentrar en la capital, contaba los días para volver”.
Le encantaba estar allí porque estaba jugando, pero estaba ansioso por volver con su familia. Le tomó meses acostumbrarse. En el club lo trataron bien y tuvo muchos viajes y buenas experiencias que sofocaron sus ganas de volver con su familia. Han sido unos meses muy estresantes”, describió en una entrevista con el medio tucumano.
Volver a jugar en Tucumán, aunque sea de turista”, fue una experiencia maravillosa para él. Principalmente, porque fueron a verlo familiares y amigos. Además, le enviaron muchos mensajes de cariño y quedaron muy contentos con su experiencia. Les agradece a todos. “Nunca lo olvidaré, mi pueblo, Monteros y de Tucumán”, describe.
Para aquellos que aspiran a llegar a la cima del deporte, “Checho” aconseja: “Es un deporte muy bonito y competitivo. Hay que ponerle tiempo y mucha mente porque es el trabajo del día. No se pueden olvidar”. Lo más importante es disfrutarlo”.
Santino Núñez: “Su pasión por el voleibol viene de su legado”
Entre los tucumanos que asistieron como visitantes el fin de semana estuvo el jugador de Defensores de Banfield Santino Núñez. Nacido en de las inferiores de Monteros Vóley, estuvo muy unido al club desde el comienzo de su vida deportiva.
Su padre, Jorge Núñez, fue jugador Social del Monteros y participó en un memorable ascenso en la temporada 99/00. Esta fue la piedra angular sobre la que creció Santi.
En una charla con La Gaceta, dijo: “Su padre jugaba y lo llevaba a las canchas. Lo acompañaba a muchos lugares. Cuando se volvió un poco mayor, pudo viajar con los de las inferiores junto a sus padres”. .. Estaba agradecido con ellos porque cada vez que iba, estaban con él”, contó.
El monterizo, también se pronunció sobre los efectos negativos de jugar fuera de la provincia. “Se fue cuando era niño y pasó un corto tiempo en River, pero debido a un tema tuvo que volver. De todos modos, fue un cambio repentino. Tienes que adaptarte a una nueva vida, sabiendo que estás solo. . Lo más difícil es estar lejos de la familia”, dijo.
La oportunidad de volver a Tucumán fue un alivio para él. “Jugar en la provincia es algo muy bueno. Conoce lo que es jugar con la cancha llena en Monteros y ahora fue el turno del público en su contra. Es un sentimiento que no siempre estuvo ahí. Además, su familia fue a verlo todo el fin de semana”.