El monterizo Conrado López Alonso aclaró en 2021 que la lista es larga, pero no dudó en su respuesta. “Traté a muchos jugadores muy importantes en el rugby. Si tengo que escoger uno, sería Juan Martín Hernández”.
El monterizo, ex rugbier que descolló en Huirapuca de Concepción, formó parte del cuerpo médico de las selecciones de la Unión Argentina de Rugby (UAR). Con Jaguares 2019, en el Súper Rugby, López Alonso fue subcampeón del torneo que reunió a franquicias de Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica y Japón. El doctor también cuidó durante todo el Rugby Championship a Los Pumas, el grupo que en 2020 logró la primera victoria de la historia ante los All Blacks.
Hernández, “El Mago” cuya destreza en su pierna derecha y una justa distribución del juego hicieron de él un jugador reconocido como de los mejores de la historia, pasó por sus manos. “Agustín Creevy también fue otro grande”, agregó al ex capitán de ambos equipos a su lista.
Primero, el monterizo se recibió en la Universidad Nacional de Tucumán. “Me permitió estudiar de manera gratuita y creo, con una formación académica de las mejores universidades internacionales. Con grandísimos docentes en casi todas las cátedras”, destacó. Ya en Buenos Aires, hizo la especialidad de traumatología y ortopedia en el hospital Churruca. Luego la subespecialidad, artroscopía de hombro, rodilla y sport medicine.
“Son prácticas médicas diferentes”, anunció sobre la descripción de sus preferencias profesionales. “El trabajo en consultorio, es más traumatología asistencial. Y el trabajo como team doctor (el que realiza en un cuerpo médico de un equipo), si bien tiene mucho de traumatología, está más relacionado con la nutrición, hidratación, descanso y prevención de lesiones. Ambas actividades me gustan, pero sin duda lo que disfruto mucho también es la actividad en quirófano”, detalló el campeón con “Huira” en 1999, 2001 y 2003 y con Hindú, equipo de la Unión de Rugby de Buenos Aires, en 2006.
Esa experiencia de juego, según la percepción del ex centro, otorgó una especie de plus en su profesión. “Los pacientes, cuando saben que yo jugué, les da más seguridad. Los médicos que no vienen del rugby, manejan otros tiempos o más miedos para el alta deportiva. Pero esto es solo una sensación mía y que muchas veces los pacientes me lo dicen”, explicó.
“Tengo ventaja porque conozco cómo piensa el paciente-jugador y el problema que tiene”, reflexionó López Alonso.