¿Te levantas cansado? ¿Sientes que te falta energía para llegar al final de la jornada? ¿Se te hace una montaña afrontar ciertas tareas? El agotamiento empieza a ser algo tan común en nuestra sociedad que incluso ya tiene su propio acrónimo: TATT, Tired All The Time(cansado todo el tiempo). La primavera y los cambios de estación pueden agravar estos estados, pues es en esta época cuando aparecen los síntomas de la conocida astenia, que incluyen, entre otros, fatiga, irritabilidad, alteraciones del apetito y de la libido, ansiedad, dolores de cabeza o falta de energía.
El cansancio puede ser una circunstancia excepcional, fruto de situaciones concretas, como un embarazo, un bebé que se despierta por la noche, una época de estrés. Pero cuando se convierte en un estado habitual puede ser una señal de alarma a la que debemos prestar atención. Existen numerosas causas físicas que pueden explicar la fatiga, como los trastornos del tiroides, las apneas del sueño o la anemia. Ante un cansancio sostenido en el tiempo es importante visitar al médico para descartar cualquier trastorno. Pero la fatiga también aparece en muchos casos por otros motivos.
La importancia de buscar estímulos
Para Curro Cañete, coach y autor de El poder de confiar en ti, “mucha gente parece vivir permanentemente cansada, pero pensemos que la mayor parte de la población tiene sobrepeso, no hace demasiado ejercicio y tampoco cuida especialmente la alimentación”. Para Cañete, esos son los principales ladrones de vitalidad y energía, además de nuestros hábitos de descanso: “En España tenemos la costumbre de cenar tarde y acostarnos tarde, que es lo contrario a lo que se recomienda para vivir con salud y energía. Abusamos de los cafés y de ciertos estimulantes que sirven para un rato, como un parche, pero que no solucionan el problema de base. Y también es cierto que en algunas ciudades, como Madrid o Barcelona, llevamos un ritmo muy acelerado: tengo muchos amigos que se levantan a las siete de la mañana y no llegan a casa hasta las ocho de la tarde. Todo eso pasa factura”.
A pesar de ello, en opinión de este coach, todos esos factores no son el motivo principal del cansancio constante que sufren tantas personas: “El problema fundamental radica en que muchísima gente no tiene una visión, un propósito vital que haga que se levanten motivados por las mañanas. Mucha gente tiene un trabajo que no le gusta, una pareja que no le entusiasma, una vida que no le llena en absoluto. Y cuando tu vida no te llena, necesitas constantemente estímulos externos que te permitan salir adelante aunque sea un rato. Esos estímulos te dan placer (beber alcohol y el famoso puntillo, por ejemplo) pero luego a veces te llevan a un mayor cansancio. Yo voto por apostar por los hábitos saludables y llegar a amarlos”.
Consejos de nutrición
Quien también sabe de hábitos saludables es la nutricionista Carla Zaplana, que aconseja hacer algunos pequeños cambios para mejorar de forma inmediata nuestros niveles de energía, especialmente en primavera:
- 1. Mantener una hidratación adecuada, un litro y medio de agua al día como mínimo.
- Intentar sustituir el café de la mañana por un zumo o un batido verde.
- Añadir más antioxidantes. La vitamina C de las fresas, los arándanos o los kiwis combate de forma natural la fatiga.
- Incluir más hojas verdes en las ensaladas para asistir al proceso de depuración natural del cuerpo propio de la primavera.
- Hacer ejercicio como mínimo tres veces a la semana, para aumentar los niveles de serotonina (la hormona de la felicidad) y mejorar el humor.
- Tomar una taza de matcha latte a media tarde.
- Utilizar alguno de estos complementos: maca, polen, jengribre, jalea real o ginseng.
Se sabe también que el cansancio suele afectar en mayor medida a lasmujeres. Hablamos de ello con Mónica Manso, coach especializada en mujer y feminidad consciente, que explica que ellas suelen tener motivos específicos para sentirse exhaustas: “El principal suele ser no tener en cuenta nuestra ciclicidad, y no desacelerar y parar mientras estamos menstruando. El hecho de menstruar y perder sangre cada mes implica ante todo una bajada energética y física que va acompañada de una bajada emocional. Estamos acostumbradas a ignorar este hecho y a seguir siempre el mismo ritmo frenético que nos exige la sociedad de darlo todo. Si hay dolor nos tomamos un ibuprofeno, obviando la señal del cuerpo de que debemos escucharlo, sentirlo, hacerle caso. Lo que conseguimos con ello es acumular cansancio energético mes a mes, y eso al final nos pasa factura”.
El consejo de Manso en este caso es tener previsión de la fecha de la menstruación y despejar en lo posible la agenda de compromisos, además de “incluir todos los espacios de descanso que podamos, pedir ayuda a nuestros familiares y amigos si es necesario y respetar las horas de sueño”.
Cuidar de uno mismo
Otro de los males habituales suele ser, según esta especialista, no priorizarse: “Si siempre damos a los demás, cuidamos, nos ofrecemos para ayudar, solucionamos los problemas del trabajo, los hijos, la vorágine del día a día, los compromisos… y no nos ponemos a nosotras en la agenda para cuidarnos, nos agotamos, nos vaciamos, no reponemos nuestra energía. No podemos dar a todo el mundo y no darnos a nosotras mismas”. Para evitarlo, Manso propone incluir espacios de cuidado semanales, tener citas con una misma para hacer alguna actividad que no requiera un esfuerzo: pasear, a ser posible en la naturaleza, tomar una infusión en un local bonito y llevarse un libro o una libreta para escribir, ir a un spa, regalarse un masaje… Además, es necesario olvidarse de las listas de tareas interminables, tener objetivos claros y abarcables y “dejar de decir sí cuando queremos decir no”.
Manso explica que cada vez que hacemos algo por obligación, por compromiso o porque no nos atrevemos a negarnos, perdemos mucha energía, porque estamos forzándonos a ir contra nuestra naturaleza, y eso requiere de un gran esfuerzo mental y emocional.
La sensación de agotamiento también tiene mucho que ver con la falta de un propósito vital que nos motive
Para evitar caer en esta trampa propone, “cada vez que estemos delante de una propuesta, proyecto, compromiso, tomarnos el tiempo (a ser posible un día) para dejarnos sentir si realmente queremosllevarlo a cabo o no. El cuerpo tiene la respuesta para ello: si al pensar en el proyecto sentimos tensión o una sensación desagradable, entonces es que no. Si sentimos fluidez y apertura, entonces es sí. Se trata de ser coherentes con nosotros mismos y tener el coraje de comunicar nuestra decisión a lo demás”.
Curro Cañete, por su parte, recomienda la práctica cotidiana de las afirmaciones personales: “A mí me han ayudado mucho a motivarme, y casi todas las mañanas dedico diez minutos a escribir o decir afirmaciones o frases positivas que me den fuerza, que me motiven y que me ayuden a pensar de una forma optimista y avanzar hacia mis sueños. Animo a todo el mundo a que elabore su visión personal, que decida hacia dónde quiere ir en esta vida. Que cree en su mente, como hizo Walt Disney, una visión clara y nítida de lo que quiere conseguir, porque de ese modo estará más motivado y su propia mente y sus acciones irán conduciéndole, poco a poco, hasta allí”.
Por último, Mónica Manso aconseja prestar atención a otro gran ladrón de energía: nuestra relación con las redes sociales: “Las redes consumen tiempo de calidad que no dedicamos a otras cosas mas importantes. En muchas ocasiones nos sitúan en un estado comparativo, y entonces anhelamos el estilo de vida fantástico que todo el mundo muestra (y que no es real) y entramos en un estado de carencia, tristeza. Eso nos lleva a un cansancio emocional que nos deja decaídos y con baja autoestima. Las redes cansan porque también consumen mucha energía mental y rumiación en la comparación”. Para evitarlo la propuesta de esta coach es desconectarse en lo posible, retarse a uno mismo a hacerlo: “Una vez traspasas el “mono” sientes mucha liberación. Se trata de desconectar para luego volver a conectar con otra perspectiva, después de haber tomado distancia”.