FE CENTENARIA| Monteros se viste de gala y devoción para conmemorar uno de los hitos más significativos de su historia: los 306 años del Milagro de la Virgen del Rosario.
Esta festividad, que trasciende las celebraciones patronales, renueva el fervor de una comunidad que recuerda aquel suceso extraordinario donde la imagen de la Virgen “lloró y sudó”, marcando espiritualmente al pueblo hace más de tres siglos.
La visita pastoral del obispo José Antonio Díaz añade un profundo significado a la celebración.
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La Milagrosa Virgen del Rosario de Monteros es centro de una devoción que se mantiene viva desde hace más de 300 años. Este año, la ciudad se prepara para vivir una de las expresiones de fe más profundas y arraigadas en su tradición.
Es una conmemoración que se distingue de las fiestas patronales de octubre, ya que su propósito es rememorar aquel suceso documentado donde la imagen de la Virgen lloró y sudó, un hecho que, desde entonces, ha forjado una espiritualidad única en la comunidad.
El padre Jorge Micheloud, cura párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, compartió con la prensa local el profundo valor de esta celebración para el pueblo. “Es un momento para volver a poner nuestra vida en manos de María, para afianzar la fe y experimentar la cercanía de Dios a través de su Madre”, afirmó el sacerdote.
Micheloud habría subrayado que estas manifestaciones de fe no solo revitalizan la espiritualidad local, sino que también se conectan con una dimensión más profunda de la identidad monteriza, al decir: “Esto forma parte de nuestra historia”.
La Presencia del Obispo: Cercanía y Espíritu Franciscano
Un punto culminante de esta edición será la visita pastoral de monseñor José Antonio Díaz, obispo de la diócesis de Concepción. Su presencia no se limitará a la celebración de las misas centrales; también recorrerá diversas comunidades y compartirá de cerca con los fieles.
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El padre Micheloud describió esta visita como “una presencia que no se invita, porque es su casa. Viene como pastor para estar cerca del pueblo, en la línea que el Papa Francisco ha impulsado: una Iglesia con salida, con pastores que huelan a oveja”, enfatizando la cercanía y el compromiso pastoral.
El sacerdote también reflexionó sobre la evolución de esta fiesta del milagro, señalando que, aunque por mucho tiempo estuvo relegada a celebraciones litúrgicas menores, hoy ha retomado su lugar con fuerza dentro del calendario religioso local. “Esto tiene que ver con un proceso de conciencia y recuperación de la memoria histórica, que nos ayuda a despertar a una fe más viva”, afirmó Micheloud, destacando la importancia de la revitalización de esta tradición.
Micheloud comparó esta devoción con otras grandes advocaciones marianas de Argentina, como la Virgen del Valle, Itatí o Luján, resaltando que “no hace falta ir a buscar advocaciones raras o lejanas; nosotros la tenemos aquí, y tenemos que sentirnos parte de eso”.
Expresó además un deseo compartido por muchos fieles: que el templo, dada su importancia y la devoción que convoca, pueda ser elevado en el futuro a la categoría de santuario. “El año pasado, el lema era ‘Como María, camino al santuario’, y seguimos creyendo que este es un lugar de peregrinación, donde los hijos cansados vienen a encontrarse con su Madre”, concluyó.
Las Celebraciones Centrales: Un Fin de Semana de Fe
Monteros se prepara para vivir tres días intensos de oración, memoria, procesiones y encuentros que, más allá del rito, representan una reafirmación de la fe popular y del profundo amor que este pueblo tiene por su Virgen Milagrosa.
Las celebraciones centrales se desarrollarán el próximo domingo 1 de junio. Ese día, a partir de las 9:30, el templo comenzará a recibir las imágenes de todas las capillas de la zona. Luego, a las 10:00, se celebrará la Santa Misa.
Por la tarde, a las 16:30, tendrá lugar la Santa Misa Central en Honor a la Virgen del Rosario, que será presidida por el obispo José Antonio Díaz. Culminada la celebración, se realizará la tradicional procesión por las calles de la ciudad, un momento de gran emotividad para los fieles.
Al finalizar la misma, los gauchos realizarán la rendición de Honor a la Sagrada y Milagrosa Imagen de Nuestra Señora del Rosario.