Ramón Palacio es un vecino de la ciudad de Monteros que se encuentra harto de lo que, a su entender, es un atropello por parte de los Gitanos. Sobre todo ante un triste episodio que le tocó vivir durante la semana, en el que agradece a la Policía el rápido accionar y la predisposición hacia él.
Según relata a EL MONTERIZO, alrededor de las 11.30 del pasado martes 15 de junio, mientras se encontraba en su trabajo y su camioneta estacionada en la calle, sufrió un incidente desagradable con miembros de la comunidad romaní.
Sucede, que en reiteradas oportunidades este grupo de personas corta la calle y baja maquinaria pesada. Por ello, se les reclamo e incluso se llamó a Tránsito, pero esta gente hace lo que quiere, detalla el vecino.
Además agregó, que sufrió un percance. Ese día, descargaron un tractor que fue a impactar directamente contra su camioneta y la rompió.
Afortunadamente, un cliente que se encontraba a la espera de ser atendido le aviso y salió verificar. Allí se dio con la desagradable sorpresa. Pero todo no acabó ahí, señaló.
A todo esto se sumó que no querían presentar seguro ni nada por el estilo, aduciendo que eso no era nada, que eso se solucionaba después, queriéndose llevar sus vehículos, por lo que se opuso, relató.
Sin embargo, al verse superado en número, tuvo que llamar a la Policía Motorizada quienes rápidamente acudieron al lugar impidiendo que los gitanos se retiraran. Ante la presencia de los uniformados, las personas cambiaron de opinión y le lograron solucionar el problema.
Por tal motivo, Ramón Palacio no duda en agradecer públicamente a los miembros de la Patrulla Motorizada: cabo Juárez, agente Lazarte, cabo Rodríguez, cabo Herrera, cabo Matier, por intervenir ante el mal momento que le tocó vivir.
Asimismo, solicita al área municipal correspondiente tomar cartas sobre el asunto con respecto a la descarga de maquinaria pesada en plena calle sin ningún tipo de control, a fín de evitar que pueda llegar a ocurrir algún otro tipo de incidente.
Gitano de Río Seco detenido por robar $15 millones, le hizo el cuento a una mujer
Luego de ser acusado de defraudar a una mujer de Santiago por US $ 100.000 (15 millones de pesos), una jueza de la provincia de Santiago del Estero colocó al individuo perteneciente a la comunidad gitana tras las rejas con prisión preventiva. Habría utilizado el famoso “cuento del tío” para engañarla.
María Pía Danielsen, jueza de Control y Garantías, acusó de “fraude” al monterizo identificado como Juan Manolo Jesús por lesionar los intereses de las mujer de apellido Llarul oriunda de Bº Centro, de la capital de Santiago del Estero.
Según Crónica en su artículo, el Gitano tiene dirección en la Ruta Nacional 38 (traza vieja) en la localidad de Río Seco, Departamento Monteros, Provincia de Tucumán. Además, según la audiencia, la fiscalía busca al hermano fugitivo, Pedro Andrés, que se encuentra bajo investigación.
El cuento del tío
Según la víctima, recibió una llamada al teléfono fijo. Por el otro lado, en teoría, su hijo le dijo que debía entregar los 100 mil dólares que guardaba en el tapper al presunto gerente del banco.
“Cinco minutos posteriores a la llamada, un hombre tocó el timbre de la casa, la víctima le dio un el tapper que poseía el dinero en su interior (100.000 dólares) que guardaba con cuidado”, habría ahondado la fiscalía.
Más tarde, la mujer descubrió que su hijo nunca la había llamado; además, le había entregado la plata (moneda norteamericana) a un extraño que no era gerente de una institución de crédito en absoluto.
Luego de la presentación de la denuncia, la Fiscalía comenzó a investigar las historias y elementos técnicos de la víctima: cámaras de seguridad, captura de imágenes y teléfonos entrelazados.
La Fiscalía, a cargo Lorena Nieva, investiga también a un familiar cercano (hermano) del acusado para probar la existencia de una banda criminal que operaría en provincias de Santiago del Estero, Tucumán y Jujuy.
Por otro lado, la defensa, a cargo de los abogados Julio Llugdar y Leticia Suárez, rechaza la prisión preventiva del gitano e instan a la jueza a aceptar que el procedimiento es inválido y considerar inconclusa la investigación.