Les imputan nuevos robos en Río Seco a la banda que usaba inhibidores en estaciones de servicio

La investigación contra una sofisticada banda de delincuentes oriundos de Córdoba, dedicada a robar en vehículos de alta gama utilizando inhibidores de alarma, fue declarada formalmente como “asunto complejo” por la Justicia tucumana. La decisión se tomó este miércoles en una audiencia en la que, además, se imputaron dos nuevos hechos ocurridos en Río Seco a dos de sus miembros, de 23 y 51 años, quienes ya se encuentran con prisión preventiva.

La Unidad Fiscal de Robos y Hurtos I, a cargo de María del Carmen Reuter, solicitó la medida argumentando que no se trata de hechos aislados, sino de una organización criminal con un modus operandi planificado y un alcance interprovincial. “Actuaron de una manera organizada y premeditada a través del uso de dispositivos electrónicos para inhibir alarmas”, precisó la auxiliar de fiscal, Andrea Carlino.

Las pericias a los teléfonos secuestrados por el ECIF fueron clave para desentrañar la dinámica de la banda. “Salían desde Córdoba y se trasladaban hacia La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero y nuestra provincia. Lo hacían en más de un vehículo, manteniendo una distancia de entre 30 kilómetros o 20 minutos”, detalló Carlino. Sus objetivos eran claros: vehículos estacionados en estaciones de servicio o incluso en hoteles.

La declaración de “asunto complejo” otorga a la fiscalía más tiempo para profundizar la investigación, analizar la geolocalización de los teléfonos, coordinar con otras jurisdicciones y avanzar en la captura de otros dos integrantes que permanecen prófugos. “Esto a mí me afectó la salud”, expresó en la audiencia un hombre de 70 años, una de las víctimas, reflejando el impacto de la banda.

Los nuevos hechos imputados en Río Seco

La fiscalía sumó a la causa dos robos ocurridos en una misma estación de servicio de la Ruta 38 en Río Seco. El primero fue el jueves 3 de abril por la noche, cuando un hombre dejó su Toyota Corolla estacionado para ingresar al bar. En ese lapso, los delincuentes usaron un inhibidor y forzaron la cerradura para llevarse un bolso con $1.200.000.

El segundo hecho fue al día siguiente, viernes 4 de abril por la tarde. La víctima dejó su camioneta Toyota Hilux cerrada con alarma. Los delincuentes, a bordo de un Toyota Corolla y un Renault Clío, utilizaron un dispositivo electrónico para abrir la puerta sin que se activara la alarma. Del interior sustrajeron tarjetas de crédito y débito, con las que realizaron extracciones y compras por un total de $430.000 antes de que el dueño se percatara del robo.

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