Cabildo abierto en el José Fierro. El mal momento se siente y pesa en 25 de Mayo y Chile, todo duele más cuando le va mal al Gigante del Norte. Pero acá está El Pueblo Decano, que dice presente y empuja para adelante a un equipo que juega un muy mal primer tiempo: movete Decano, movete, movete y dejá de joder. Crece la impaciencia, se impone la ansiedad, las respuestas no aparecen y no hay reacción en la cancha. La gente pide matar o morir y hay silbidos al final de la primera mitad.
Y llega reacción: hoy Pusineri está lejos de los milagros de 2022, pero sacude el tablero y manda a la cancha a Adrián Sánchez por Ortiz en el entretiempo, rompe la línea de 3/5 y manda al equipo por arriba. Es lo que manda la ocasión. Por izquierda se conectan Joaquín Pereyra y Mateo Coronel, se suma Matías Orihuela y El Deca amenaza pero no encuentra ese gol tan anhelado. Pasan los minutos, el festejo no llega y el pelado Medina se prueba el traje de figura.
Pusineri mandó a la cancha a Ruiz Rodríguez por Coronel y se te escapó una puteada. El 37 es el más picante del ataque Celeste y Blanco y uno de los pocos que puede desequilibrar en este Atlético alicaído que anda de malas. Prueba Sánchez, prueba Guille, prueban todos y nadie celebra. Va creciendo la impaciencia y hasta se escapa alguna puteada porque éste es él partido para Atlético. Es hoy, es ahora.
Una Revolución se hace con hombres con coraje, con mil batallas en el lomo. Hoy no están El Bebe Acosta ni Bruno Bianchi, los otros próceres, entonces esta patriada le toca a él. El Polaco Menéndez saltó a la cancha a jugar los últimos 10′ con la Fe intacta de que una le iba a quedar. No será aquel potente toro blondo de hace algunos años, pero cuando hay que ganar a lo guapo, cuando las papas queman, cuando arde 25 de Mayo y Chile… vos ponele una fichita.
La pelota quema y la agarra el que más sabe. Joaquín Pereyra controla, levanta la cabeza y ve al Polaco de las mil batallas forcejeando con los centrales en el área rival, su campo de batalla. La caricia del 10 es perfecta, cruza la mitad de cancha y le pega seco, con desprecio, como le pegan los que saben. El 11 espera agazapado, como esperan los que saben que algo está por pasar.
Menéndez ya se desprendió de su marcador y ya sabe que va a saltar más alto que todos en el área: vos sabés que algo está por pasar, por eso te parás en la platea o se te tensiona todo el cuerpo desde la Chile a la Bolivia, porque el 11 conecta la pelota pero no busca el arco, no señor. El Polaco la baja al medio porque ahí viene Ruiz Rodríguez y hoy suena La Triple R.
El hombre de la noche. El que se genera muchas chances y muchas veces las termina mal. El atolondrado. Tome. Tomemos todos. ¿Volea? ¿Tijera? Que mierda importa, golazo. Recontra golazo. El 18 la agarró de lleno, con toda la bronca acumulada, con sed de revancha. De justicia. De Libertad. Aquí llegó La Triple R y Ramiro mira a la gente, festeja a lo Oso Pratto o a lo Mbappé. Nuestro Mbappé de Monteros, nuestro Rodrigo Palacios críado a caña de azúcar, bajo el hollín del ingenio Ñuñorco.
Grande, Ramiro. Gritalo fuerte y como vos quieras, pibe. El pibe que una noche volvió a ser figura, el que volvió a hacer latir bien fuerte los corazones Decanos, el que se vistió de héroe, de protagonista principal, de figura, cuando en la Fiesta Patria ya lo estaban pintando con corcho y lo mandaban al fondo y nominando como actor de reparto.
Un grito de Libertad en 25 de Mayo y Chile. Sobre la hora, épico. Contra todos, hasta contra el destino. A la suerte hay que ayudarla y Atlético la ayudó yendo a buscar con todo. Y cuando se apagaba la llama de la esperanza, El Polaco volvió a encender la ilusión, RRR se iluminó en el corazón del área y te abrazaste con cualquiera, con todos, como en esas noches que parecen lejanas pero vuelven a hacerse carne en un instante. Bien los centrales Flores y Romero, bien la entrega de Renzo Tesuri por derecha, pero hoy todos los flashes apuntan a RRR.
Viva la Patria, arriba los corazones, Tomemo somo Atlético. Fiesta Patria, desahogo emancipador en El Monumental y que todo sea Celeste y Blanco. Suena El Monstruo Sebastián en los parlantes del José Fierro y esa garganta pide birra. A seguir peleando, a seguir luchando, éste es el camino: ponga huevo y vaya al frente. Atlético no puede relajarse y está obligados a salir a atacar siempre como en el segundo tiempo, porque así es como hay que dar las batallas para que se repita ese abrazo final, para volver a escribir páginas doradas de esta historia que no termina, para liberar a 25 de Mayo Chile y que El Pueblo Decano sea feliz.