En un hecho lamentable que ha dejado consternada a la comunidad educativa, la Escuela Francisca Bazán de Laguna, ubicada en la localidad de Sargento Moya, departamento Monteros, fue víctima de un robo y actos de vandalismo durante este fin de semana. Desconocidos ingresaron al establecimiento y se llevaron equipamiento tecnológico fundamental para el desarrollo educativo de los alumnos.
Según consigna el periodista Carlos Rosznercki, los delincuentes lograron violentar la puerta de entrada a la dirección de la escuela y se apoderaron de todas las llaves del establecimiento.
Con acceso a las llaves, se dirigieron directamente a las áreas donde se encontraban las pertenencias más valiosas: 10 tablets del nivel inicial y un total de 23 computadoras que pertenecían tanto al nivel primario como al secundario. También se llevaron un proyector, dejando un rastro de destrucción a su paso.
PUEDE INTERESARTE TAMBIEN: «El día que robaron y destrozaron la Escuela Manuel Vaquera»
Para lograr su cometido, los delincuentes rompieron un candado y utilizaron las llaves sustraídas para abrir todos los demás lugares donde se encontraban los dispositivos y equipos electrónicos.
La noticia del robo ha generado conmoción entre los docentes, alumnos y padres de la comunidad educativa. El equipamiento tecnológico robado era fundamental para el desarrollo de las actividades educativas y el aprendizaje de los estudiantes. Ahora, la escuela se encuentra enfrentando una difícil situación, ya que deberá hacer frente a los costos de reposición y reparación de los elementos sustraídos.
El personal docente y administrativo de la escuela ha realizado la denuncia correspondiente en la comisaría local, y las autoridades policiales han desplegado esfuerzos para investigar este lamentable suceso. Además, el equipo de criminalística de la Unidad Regional Oeste se hizo presente en el lugar para recopilar pruebas y evidencias que puedan conducir a la identificación y detención de los responsables.
Este robo y los destrozos ocasionados no solo afectan materialmente a la escuela, sino que también impactan emocionalmente en los estudiantes y docentes, quienes ven vulnerado su espacio educativo y de desarrollo personal.