Es una de las principales rutas de los refugiados que intentan llegar a Europa. El relato de los voluntarios que los rescatan en embarcaciones humanitarias.
13 de marzo 2023, 05:50hs
Las cifras hablan por sí solas. El Mediterráneo central fue la ruta más activa en los dos primeros meses de este año para la llegada irregular de migrantes, con casi 12.000 travesías. Así lo informó Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas que se encarga de patrullar la zona. Esta cifra representa un crecimiento de más del 100% con respecto al mismo mes del año pasado.
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En términos generales ACNUR, el órgano para la protección de refugiados y desplazados de las Naciones Unidas, calcula que en lo que va del año 20.995 personas cruzaron el Mediterráneo completo con el saldo de 309 personas muertas o desaparecidas. La mayoría de ellos salen de Libia, Túnez o Turquía. Mientras que los puntos de ingreso a la preciada Europa son por Italia, Grecia, España, Chipre o Malta.
Poner el cuerpo ante el peligro para salvar vidas
“Nos acercamos con la lancha de rescate y no podía creer la cantidad de niños que había en esa patera totalmente precaria, donde muchos ni siquiera tenían salvavidas o estaban agarrados a una especie de goma donde incluso les ‘bailaba’ porque era mucho más grande que los chicos”, relata con angustia durante una entrevista con TN la fotoperiodista Ximena Borrazas, quien acompañó al buque español de salvamento “Aita Mari”, que gestiona la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH).
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Es una de la decena de embarcaciones que recorren el mar Mediterráneo en busca de los desesperados migrantes que arriesgan su vida para tratar de cruzarlos. “Lo que te encuentras ahí es con situaciones de salud de urgencia y gravedad”, cuenta para este artículo Marta Navarro, una enfermera española que también participó como voluntaria de distintos viajes de rescate, para luego agregar: “llegan desmayados, con hipotermia, deshidratados, de todo, sin mencionar los trastornos psicológicos”.
Sucede que muchos de los migrantes que son rescatados en mar abierto no sólo escapan del horror en sus lugares de origen, sino que tienen que atravesar territorios muy hostiles con bandas criminales que en muchos casos los secuestran, violan y torturan. Son los refugiados que viven, por ejemplo, en el centro de África y atraviesan los largos desiertos hasta llegar a los países que tienen salida al Mediterráneo.
La odisea de las propias organizaciones humanitarias
El buque español “Aita Mari” pudo rescatar a 71 personas en aguas del Mediterráneo durante las últimas dos incursiones. Significa un saldo positivo, son 71 vidas que podrían haber quedado en el mar, como sucede con muchos otros casos. En las últimas semanas el naufragio frente a las costas italianas de Calabria que dejó, al menos, 69 muertes dio la vuelta al mundo.
En esta última tragedia la asistencia llegó tarde. Pero no son las organizaciones humanitarias quienes están a cargo de salvar vidas, deberían ser las patrullas fronterizas de cada uno de los países. Las ONG dan un apoyo ante la -frecuente- inacción de los gobiernos europeos. Inclusive, tras el naufragio italiano se conoció que se había dado aviso a las autoridades con un tiempo suficiente de acción. Pero no hicieron nada.
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“Creo que los países no están haciendo todo lo que se puede hacer”, se enfada la enfermera española que participó de varios rescates a bordo de embarcaciones humanitarias. “No todo puede estar en nuestras manos”, resume. Es que, en el afortunado caso que los migrantes sean rescatados, la travesía no estará completa. Luego tendrán que ingeniárselas para tratar de insertarse en sociedades totalmente distintas, que muchas veces prefieren no recibirlos.
Fuente: tn.com.ar