“No pasarán!” se grita en Francia

Desde Paris

Cientos de miles de personas desfilaron este sábado en 200 ciudades grandes y pequeñas de Francia, contra el racismo y la extrema derecha. Más de 500 organizaciones convocantes, entre las que figuraban sindicatos, asociaciones y partidos políticos se congratularon del éxito de la jornada, aunque desde el gobierno le bajaron el precio, diciendo que se movilizaron tan sólo 91 mil personas.

Un discurso preocupante que se puede apreciar en Francia, tanto en lo mediático como en amplios secotres sociales es el de la islamofobia. Así lo denunció la eurodiputada de La Francia Insumisa, la franco-palestina Rima Hassan, en la manifestación en Paris. Ella misma es acusada de ser antisemita por la derecha y un sector importante de la prensa por el hecho de haber nacido en Palestina y denunciar el genocidio aplicado por el gobierno de Netanyahu en Gaza. Esta acusación carente de fundamentos, pero repetida hasta el hartazgo, involucra a toda la fuerza poltítica que Hassan representa.

Clima enrarecido

Francia vive un clima enrarecido, donde el discurso racista sin complejos está al alza, y se pasa a la acción con la multiplicación de incendios de mezquitas, palizas a personas por su color de piel o pertenencia religiosa, incluso se apuñala a un sindicalista por su compromiso político, reivindicándose los autores como nazis, son razones serias para preocupar a más de uno, aunque es cierto que el gobierno francés no parece inquietarse, a la luz de su silencio o falta de condena firme a estos actos violentos de la extrema derecha francesa.

Louise Pommeret, cosecretaria deparamental de la central sindical FSU (Federación Sindical Unitaria) en el Alto Loira, una central con gran peso en el sector de la educación pública, consultada por Página/12 durante la marcha contra el racismo sobre por qué la FSU convocaba a manifestar contestó que “el aumento del discurso del odio, de la discriminación, de la intolerancia, hay que combatirlo de manera visible y audible, porque estamos comprometidos en una batalla cultural contra la extrema derecha que no tiene necesidad de llegar al poder para manipular y pesar en las decisiones políticas, como por ejemplo con la ley de inmigración hecha para seducir al electorado de la extrema derecha”. 

Entre los ejemplos de políticas que hacen blanco en los inmigrantes, tenemos la acutal propuesta del ministro del interior Bruno Retailleau, de llevar el tiempo de retención máxima de un inmigrante irregular en un centro de detención administrativa de 3 meses a 18 meses. El actual gobierno del primer ministro Francois Bayrou es prisionero de la extrema derecha, y si una moción de censura fuera presentada y apoyada por Marine Le Pen, la lideresa de la RN (Agrupamiento Nacional) podrían tumbarlo, como ya ocurrio en diciembre pasado con Michel Barnier.

En los colegios

A nivel de la educación Pommeret denuncia las políticas de extrema derecha en los recortes presupuestarios para dispositivos que acogen a alumnos extranjeros para facilitar su integración. También denunció el caso de una alumna de Burkina Faso de 14 años, que fue retirada del colegio frente a sus compañeros porque no tenía papeles y a continuación expulsada de Francia. El discurso ambiente favorece este tipo de decisiones reconoció la sindicalista. Pommeret mencionó en este mismo sentido el caso del colectivo de Padres Indignados, influidos por la extrema derecha, que acusan al sistema de la educación pública de wokista porque se imparten clases de educación sexual.

Siguiendo el hilo de las políticas educativas, y a tono con el clima de época, Louise Pommeret relata el caso de las clases llamadas de Defensa y Seguridad Global, hermanadas con unidades militares, que funcionan en numerosos establecimientos secundarios y que operan como un prereclutamiento de jóvenes para las Fuerzas Armadas. “Es por eso que cada vez que se abre una clase de este tipo ; el sindicato las denuncia, porque no es la función de la escuela de servir de base de reclutamiento para el Ejército”, explica Pommeret.

Sindicatos

Pierre Maresein, secretario general de la CGT en el Alto Loira, consultado durante esta jornada contra el racismo por Página/12, por los motivos por los que la central sindical convocó a manifestar, reconoce una preocupación que abarca a todos los sindicatos, el discruso dominante de convertir a los inmigrantes en chivos expiatorios, no anuncia nada bueno al conjunto de la sociedad. Es por esto que Maresein dice que la CGT convocó a esta marcha a nivel nacional para defender los derechos de los extranjeros con o sin papeles, para que puedan ser regularizados, porque una vez que atacan los derechos de los trabajadores sin papeles, lo que viene a continuación es el ataque a toda la clase trabajadora sin distinción.

Esta marcha del 22 de marzo representa una demostración de rechazo al racismo y a la extrema derecha, a la vez que genera esperanza de que existen anticuerpos en la sociedad francesa para combatir la intolerancia y hacer realidad lo que expresaba un cartel de un manifestante con el dibujo de Mafalda expresando la consigna “no pasarán”.

Fuente: pagina12.com.ar

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