Trump contra Harvard: una guerra a la autonomía académica

El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó este martes con retirarle a la prestigiosa Universidad de Harvard sus beneficios fiscales, después de que la institución se negara a cumplir sus exigencias de eliminar las protestas estudiantiles contra la guerra en Gaza, que la administración califica de “antisemitas”.

El republicano acusa a Harvard y otras universidades de permitir que el antisemitismo prospere en sus campus. Su gobierno exigió “auditorías ideológicas” a estudiantes y docentes como condición para mantener el financiamiento público. A diferencia de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Harvard se ha negado a aceptar esas condiciones. “Debería perder su estatus de exención fiscal y ser gravada como una entidad política”, escribió Trump en su red social, Truth Social.

Este último ataque contra la casa de estudios ocurre un día después de que su administración decidiera congelar 2.200 millones de dólares en subvenciones federales plurianuales destinadas a Harvard. 

Según datos de Harvard, las subvenciones federales representan alrededor del 11 por ciento de su presupuesto anual de 6.400 millones de dólares. La prestigiosa universidad privada, ubicada en Cambridge (cerca de Boston) y con un patrimonio superior a los 50.000 millones de dólares, cuenta actualmente con exenciones fiscales tanto a nivel federal como una otorgada por el estado de Massachussets.

Nada por fuera de la ley

El lunes, Harvard rechazó formalmente las exigencias de la administración trumpista, que amenazó con recortar hasta 9.000 millones de dólares en fondos, alegando una permisividad frente a actitudes antisemitas en el campus. En respuesta, Trump ordenó la congelación inmediata de 2.200 millones de dólares en subvenciones.

“El Grupo de Trabajo Conjunto para Combatir el Antisemitismo anunció la suspensión de 2.200 millones de dólares en subvenciones plurianuales”, informó el Departamento de Educación en un comunicado, en el que señaló que la medida también afecta contratos por un total de 60 millones de dólares. “La interrupción del aprendizaje en los campus es inaceptable. El acoso a estudiantes judíos no será tolerado”, agregó el texto.

Los abogados de la universidad respondieron con una carta al grupo, creado por Trump mediante una orden ejecutiva, en la que expresan la disposición de Harvard a combatir el antisemitismo, pero sin aceptar “demandas que vayan más allá de la autoridad legal de cualquier Administración”. Según explicaron, en los últimos 15 meses Harvard implementó medidas concretas para abordar el antisemitismo en el campus. “Harvard está en una situación muy diferente a la de hace un año”, aseguraron.

La carta de la administración, sostuvieron, “ignora los esfuerzos de Harvard y presenta exigencias que, en contradicción con la primera enmienda, socavan la libertad de las universidades garantizada desde hace tiempo por la Corte Suprema”, en referencia a la solicitud de auditar ideológicamente las opiniones de docentes y estudiantes de la institución.

En una carta dirigida a la comunidad universitaria, el presidente de la universidad, Alan Garber, afirmó que Harvard “no renunciará a su independencia ni a los derechos que le otorga la Constitución”. Esta misma carta, firmada por dos abogados de la Universidad, fue dirigida a la administración republicana.

“Ni Harvard ni ninguna universidad privada puede permitir que el gobierno federal la controle”, dice la misiva, en la que aclara que no se aceptarán exigencias que excedan la autoridad legítima “de esta administración o de ninguna otra”. A su vez, Garber advirtió que el recorte de fondos paralizaría investigaciones fundamentales. “Si se detiene esta financiación, se pondrán en riesgo descubrimientos científicos que salvan vidas y se frenará la innovación”, alertó.

Sin embargo, la administración republicana fue rápida en responder a los dichos de Garber. “La declaración de Harvard de hoy refuerza una preocupante mentalidad que es endémica en las universidades y facultades más prestigiosas de nuestra nación: que la inversión federal no viene con la responsabilidad de defender las leyes de derechos civiles”, escribió en un comunicado.

Un ataque sistemático a la educación

Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump arremetió contra universidades a lo largo del país. A principios de abril, el Ejecutivo de Trump impuso una serie de exigencias a la dirección de varias universidades estadounidenses, entre ellos el fin de los programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), así como cambios curriculares para eliminar contenidos considerados “propiciadores del antisemitismo”.

El gobierno ya cortó 400 millones de dólares en fondos a la Universidad de Columbia, que sí aceptó implementar reformas para intentar recuperar los fondos bloqueados tras las exigencias. El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), otra de las universidades de élite del país, también denunció varias “acciones del gobierno que interfieren en el normal funcionamiento” de la institución.

En un comunicado presentado el lunes firmado por su presidenta, Sally Kornbluth, se detallan recortes en la financiación y cambios en las políticas de visado para sus estudiantes, que datan desde el pasado febrero, que llevaron a la revocación de las visas de nueve personas vinculadas al MIT, sin explicación oficial. “Hacen más difícil que el talento extraordinario que se halla en el mundo venga a Estados Unidos, dañando la competitividad y el liderazgo científico en los años próximos”, argumentó la directora.

Aunque no se refirió a temas ideológicos, como los que afectan a Harvard y Columbia, su denuncia se enmarca en lo que parece ser una “ofensiva sistemática” del gobierno para condicionar la autonomía universitaria.

Estos ataques están lejos de encontrarse sin resistencia. Este martes, el ex presidente demócrata, Barack Obama, expresó su apoyo a Harvard tras la congelación de fondos a través de su cuenta de X. “Harvard dio un ejemplo a otras instituciones académicas al rechazar los intentos ilegales de restringir la libertad académica”, expresó en su perfil, y defendió la necesidad de garantizar espacios de “curiosidad intelectual, debate riguroso y respeto mutuo”. “Esperemos que otras universidades sigan su ejemplo”, agregó.

Desde el gobierno, la secretaria de Educación, Linda McMachon, criticó con dureza la postura de Harvard. “El fracaso de Harvard para proteger a sus estudiantes de la discriminación antisemita, mientras promueve ideologías divisivas, ha dañado gravemente su reputación”, expresó.

Junto al ataque a las universidades, Trump también ha emprendido una cruzada para expulsar a estudiantes extranjeros que hayan participado en las protestas propalestinas, en lo que muchos ven como un intento para socavar la libertad de expresión. Centenares de estudiantes han visto su visado revocado, según el Departamento de Estado.

Las autoridades de inmigración detuvieron el lunes al estudiante palestino de Columbia Mohsen Mahdawi cuando acudió a una cita para la obtención de su nacionalidad. Este caso se suma a la detención de Mahmoud Khalil, rostro del movimiento propalestino de Columbia que lucha para no ser deportado pese a tener residencia legal en EE.UU.; la estudiante turca de la Universidad de Tufts Rumeysa Ozturk; y Yunseo Chung, originaria de Corea del Sur con residencia permanente en el país, también estudiante de la universidad neoyorquina. Por el momento, las deportaciones de estudiantes detenidos ha sido bloqueada por los jueces.

Fuente: pagina12.com.ar

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