Trump tildó de “desagradable” a la obispa que le exigió piedad con los migrantes

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exigió este miércoles una disculpa pública de la obispa de Washington, Mariann Budde, a quien atacó por sus comentarios del martes, a los que calificó de “desagradables”. Durante el Servicio Nacional de Oración en la Catedral Nacional, la obispa pidió al presidente tener misericordia con los niños, los inmigrantes y la comunidad LGBTQ+. Dando el primer paso para cumplir su promesa de cerrar el paso de migrantes y reforzar la seguridad fronteriza, Trump firmó este miércoles una orden ejecutiva para desplegar 1.500 militares en la frontera con México. Además el Congreso aprobó una ley que exige detener a los migrantes en situación irregular acusados de algunos delitos.

Durante la ceremonia de oración, celebrada en Washington el día después de la investidura, una tradición que se remonta a 1993, Budde le pidió a Trump “que tenga piedad” en referencia al “miedo” que, según ella, se siente en todo el país. “Permítame hacer una última súplica, señor presidente: millones han depositado su confianza en usted y, como le dijo a la nación, usted sintió la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro señor, le pido que tenga misericordia con la gente de nuestro país que tiene miedo”, solicitó la obispa, quien apuntó a dos problemáticas particulares: los inmigrantes y la comunidad LGTBQ+.

“Tuvo un tono desagradable” 

Entre las decenas de órdenes ejecutivas firmadas a última hora del lunes por Trump figuran medidas para suspender la llegada de solicitantes de asilo y expulsar a los migrantes que se encuentran en el país de forma ilegal. El republicano también decretó que solo se reconocerán dos sexos: el masculino y el femenino, dejando de lado el transgénero.

Trump, quien inicialmente se limitó a expresar que no pensó que fuera un buen servicio, tomó otra postura al responder en sus redes sociales, en las que calificó el sermón de Budde de “inapropiado, aburrido y poco inspirador” y afirmó que la obispa y su iglesia le deben una disculpa al “público”. “La llamada obispa que habló el martes en el Servicio Nacional de Oración es una izquierdista radical que odia a Trump. Tuvo un tono desagradable, no fue convincente ni inteligente”, escribió el republicano en su red Truth Social.

“Una verdad que necesitaba ser dicha”

En una entrevista del miércoles para el canal ABC, Budde afirmó que su mensaje al presidente fue “una verdad que necesitaba ser dicha”. La obispa, primera mujer en servir como cabeza de la Diócesis Episcopal de Washington, utilizó el servicio para hacer un llamado directo de “piedad” a Trump. Al explicar las razones que motivaron el sermón, Budde aseguró que lo hizo para hablar en nombre de “las personas reales que conozco”, no en nombre de una plataforma política. 

“Quería presentar una visión de cómo puede ser la unidad en este país, que trascienda las diferencias y los puntos de vista y reconozca nuestra humanidad común”, justificó la religiosa. “Quería enfatizar el respeto por el honor y la dignidad de cada ser humano, la honestidad básica y la humildad. Y luego también me dì cuenta que la unidad requiere un cierto grado de misericordia, compasión y comprensión”, dijo sobre el sermón.

Frente a las acusaciones de Trump de hacer uso del servicio como una instancia política, la obispa reivindicó su intento de acercarse de forma amable para traer otras voces a la conversación. “¿Cómo no se va a politizar? Estamos en un clima hiper político”, planteó Budde, antes de agregar que, aunque no fue invitada a hablar cara a cara con el presidente, estaría encantada de hacerlo si se diera la oportunidad.

“Los inmigrantes no son criminales”

El martes, durante el Servicio Nacional de Oración, Budde pidió a Trump que tuviera compasión por los inmigrantes, cuyo trabajo rescató como esencial para el país. “Recogen nuestras cosechas y limpian nuestras oficinas; los que lavan nuestros platos en un restaurante o los que hacen los turnos de noche en los hospitales”, apuntó la obispa.

“Puede que no sean ciudadanos o puede que no tengan la documentación apropiada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales”, dijo frente a una primera fila que ocupaban Trump, su esposa Melania y su vicepresidente J.D. Vance. El mismo martes, como parte de su primera tanda de órdenes ejecutivas, el presidente autorizó a las fuerzas del orden federales a arrestar a migrantes irregulares y llevar a cabo operaciones policiales en lugares considerados sensibles, como iglesias, hospitales o colegios. 

Otra grupo al que Budde apuntó como afectado por el miedo de cara a las medidas del republicano fue el colectivo LGTBQ+. “Hay niños gays, lesbianas y transgéneros en familias demócratas, republicanas e independientes. Algunos temen por sus vidas”, sostuvo Budde frente al presidente. El lunes Trump firmó un decreto oficial que proclama que su gobierno solo reconoce dos sexos: masculino y femenino. A su vez dispuso la eliminación de los recursos orientados a la diversidad al interior de las páginas web gubernamentales, como la remoción de opciones distintas a “Hombre/Mujer” en las casillas de identificación de los sistemas.

1.500 militares en la frontera con México

Como parte de su lucha contra la migración ilegal, Trump firmó este miércoles una orden ejecutiva para enviar 1.500 militares más a la frontera con México. “Esto es algo por lo que Trump hizo campaña. El pueblo estadounidense estaba esperando un momento como este, en el que el Departamento de Defensa tome en serio la seguridad nacional. Es una prioridad número uno para el pueblo estadounidense, y el presidente ya ha cumplido”, afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.

Esos 1.500 efectivos se sumarán a los 2.200 militares en activo y los 4.500 reservistas de la Guardia Nacional de Texas que ya están desplegados en la frontera. Según explicó la CNN, las nuevas tropas desempeñarán funciones similares a las de los efectivos ya presentes, enfocadas en apoyar a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) con labores logísticas y administrativas, como el mantenimiento de vehículos y la entrada de datos.

Con ayuda del Congreso

Mientras tanto el Congreso estadounidense aprobó un proyecto de ley que que exige detener a los migrantes en situación irregular acusados de algunos delitos. Fue aprobada por la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, con 263 votos a favor y 156 en contra. Unos 40 legisladores demócratas apoyaron la iniciativa. Se prevé que Trump la promulgue de inmediato y se convierta en la primera ley que firme en su segundo mandato.

En virtud de esta legislación, las autoridades podrán detener a cualquier migrante que haya cometido “robo, hurto, robo en tiendas o asalto a un agente de la ley, o cualquier delito que resulte en muerte o lesiones corporales graves a otra persona”. La Ley Laken Riley lleva el nombre de una estudiante de 22 años asesinada por José Antonio Ibarra, un venezolano de 26 años en situación irregular que era buscado por robar en tiendas. Fue condenado a cadena perpetua.

Los congresistas demócratas denunciaron el costo exorbitante de la ley. Barajan la cifra de 83 mil millones de dólares en los tres primeros años. “Es mucho dinero para gastar en una ley que conducirá al caos”, opinó la senadora demócrata Patty Murray en la red social X. “En unos meses habrá congresistas que votaron a favor de esta ley y harán como que no sabían todas las cosas malas que van a pasar a causa de ella”, estimó la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez durante el debate.

Fuente: pagina12.com.ar

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