Benjamín Amaya desapareció en la tarde del 8 de agosto de 2019 y lo encontraron dos horas después, colgado de un puente ubicado a pocas cuadras de su casa en El Colmenar.
Las hipótesis fueron muchas y de lo más variadas, incluso se habló del posible suicidio del nene, que entonces tenía solo cuatro años. Pero el asesino no estaba lejos ni era un desconocido. El cable que había usado para matarlo, una testigo y las heridas en el cuerpo de la víctima fueron claves para descubrirlo: era un familiar de Benjamín.
Claudio Argañaraz, más conocido como “Cococho”, hermano de la pareja de la abuela materna del nene fue el único condenado por el hecho. Nunca confesó, pero las evidencias reunidas por los investigadores fueron suficientes para probar su culpabilidad. Fue sentenciado a la pena de prisión perpetua por homicidio calificado pero el fallo fue anulado y ahora comenzó el segundo juicio.
El móvil, aberrante, habría sido una suerte de venganza por sus sentimientos no correspondidos hacia la madre de Benjamín.
El asesino se aprovechó de la confianza que tenía en él Benjamín por su relación de parentesco y lo sacó de su casa ese jueves por la tarde con una mentira. Salió caminando con el nene de la mano a plena luz del día, cerca de las 15, pero “Benja” no regresó nunca más.
No le importó que estaba en el barrio donde vivían los dos ni que pudiera verlo algún vecino. Argañaraz se tomó el tiempo de llevarlo hasta la zona debajo del puente que cruza la autopista de Circunvalación y el Canal Norte en la ciudad de San Miguel de Tucumán, tomar un cable, hacerle un nudo y después colgar a su sobrino nieto del cuello. Benjamín estaba vivo cuando lo hizo y murió por asfixia.
El informe de los forenses, además, reveló que el nene tenía algunas heridas superficiales en sus manos y en la cara, compatibles con lo que se conoce como lesiones defensivas que se producen cuando una persona se resiste a ser atacada.
Pese a que se advirtieron indicios de una posible violación, los especialistas descartaron que la misma se hubiera consumado. Así, arribaron a otra indignante conclusión: el ataque sexual era parte de la venganza de Argañaraz, pero como el nene se resistió y para que no lo identificara, lo asesinó.