CRIMENES NARCOS| En los últimos tiempos, Famaillá fue escenario de crímenes sin esclarecerse. El caso de Adrián Mansilla, desaparecido en agosto de 2003, generó controversia. Carlos “Pirucho” Chávez confesó que formaba parte de un grupo que secuestró y asesinó a Mansilla. Señaló a Miguel Ángel “Piki” Orellana y a otras seis personas como participantes del crimen.
Según consiga La Gaceta, la investigación del caso fue polémica, con denuncias cruzadas, cambio de fiscales y supuestos sobornos. Aunque todos los acusados, incluido el testigo arrepentido, fueron condenados después de cinco años de juicio, el móvil del crimen nunca se reveló. Durante el proceso, la posible conexión con el narcotráfico estuvo presente.
Mansilla tenía vínculos laborales con Orellana. Sus familiares, antes de retirar la querella tras alcanzar un acuerdo económico, afirmaron que el joven solía viajar a Buenos Aires y regresaba con paquetes sospechosos que podrían contener drogas. De manera extraoficial, se especuló que la víctima podría haberse apropiado de una importante cantidad de cocaína, estimada en medio kilo, lo que habría sido motivo para su asesinato.
Un caso sin resolver
En la cercana localidad de Río Colorado tuvo lugar un doble homicidio que hasta el día de hoy permanece sin resolver. El 30 de marzo de 2015, los sargentos Alberto Antonio Valdez y Ángel Ernesto Véliz, a pesar de no estar en servicio, respondieron a un llamado de un vecino que alertaba sobre una situación sospechosa en la entrada del pueblo. Se dirigieron al lugar en una motocicleta y se encontraron con un auto negro. Sin tiempo para reaccionar, fueron atacados a tiros con armas de fuego calibre nueve milímetros. Ambos agentes fallecieron en el acto. Este caso se conoce como “El crimen de los guardianes”.
La fiscal Adriana Reynoso Cuello lideró la investigación del caso y, en poco tiempo, se realizaron allanamientos y se detuvo a varias personas. Los imputados por los homicidios fueron Sebastián Exequiel Jaime, José Carlos Acosta y Juan Carlos Tártalo. En octubre de 2017, comenzó el juicio, el cual estuvo lleno de sorpresas y controversias.
Durante el juicio, el acusado Jaime sorprendió a todos al afirmar que los otros imputados no tenían nada que ver con el crimen. Señaló que había sido amenazado por Nicolás Orellana y Samuel Morales, hijo y exyerno de “Piki” Orellana, respectivamente. Jaime relató que fue citado por Morales y Orellana para comprar drogas, pero en un momento recibieron una llamada y temieron represalias. Morales le pidió que se fuera, pero Samuel le ordenó que se quedara y que no dijera nada, ya que se vengarían de su familia.
Estas revelaciones generaron sorpresa en la sala de audiencias y añadieron más complejidad al caso.
Después de ser citados a declarar, Nicolás Orellana y Samuel Morales negaron las acusaciones en su contra. Sin embargo, meses después, Morales fue detenido en un allanamiento por venta de drogas en Famaillá. Desde La Gaceta señalan que no se pudo confirmar la situación actual de esta causa.
Un tribunal condenó a Sebastián Exequiel Jaime y absolvió a los otros dos acusados que estuvieron detenidos injustamente durante más de dos años. También ordenó que se reabriera la investigación contra Orellana y Samuel. Sin embargo, la fiscal Reynoso Cuello tuvo limitaciones para avanzar en el caso debido al paso del tiempo y al temor de los habitantes de Río Colorado. Esto llevó a la impunidad en “El crimen de los guardianes”.