“Papá, yo no lo maté“. En las últimas horas, Eduardo Benicelli (55) salió a defender a su hijo Matías (24), condenado a perpetua por el crimen de Fernando Báez Sosa, hijo único, de 19 años, asesinado a golpes y patadas afuera del boliche Le Brique, de Villa Gesell, el 18 de enero de 2020.
El mecánico, en una entrevista con Telenoche, recordó aquella frase que le dijo “llorando” el joven, “a través de una reja”, cuando lo visitó por primera vez en un pequeña celda en la comisaría, “de un metro por un metro, ocho o diez personas, como animales, todos tirados en el piso”.
Benicelli cambió de abogado hace unas semanas, lo mismo que Máximo Thomsen (24), otro de los cinco jóvenes que recibieron la máxima pena. Ambos se quejaron de la “defensa ineficaz” de Hugo Tomei y ahora son asesorados por Carlos Attias y Francisco Oneto, respectivamente, que buscan morigerar sus condenas.
Según el papá de Matías, él no participó del brutal ataque contra Báez Sosa y puso como prueba que en las filmaciones se lo observa a varios metros de la víctima. “Miro y miro los videos y mi hijo no está pegando. Está lejos del chico fallecido”, expresó. Para Attias, “lo confundieron con otro de los coimputados”.
Sin embargo, durante el juicio que se desarrolló en el verano de 2023 en Dolores, cinco testigos lo señalaron como uno de los agresores: Claudio Alejandro Muñoz, alias “Chiqui”, jefe de seguridad del boliche Le Brique; Christian Ignacio Gómez, patovica del local; Tomás D’Alessandro Gallo y Luciano Nahuel Bonamaison, amigos de Báez Sosa; y Tomás Bidonde.
La querella, a cargo de Fernando Burlando, advirtió además que, al retirarse de la escena del crimen, algunos de los imputados “festejaron la hazaña“. Y pusieron como ejemplo que Benicelli abrazó a Luciano Pertossi “en un claro gesto de celebración”.
El perito César Guida, forense genetista del Ministerio Público, fue quien reveló lo de la sangre en su camisa floreada blanca, marca Giusto, con detalles dorados. Eran dos manchas compatibles con la sangre de Báez Sosa. Y también en el pantalón de jeans color azul, marca Tasty.
Graciela Sosa, mamá de la víctima y esposa de Silvino Báez, se lamentó tras una de las audiencias: “Es muy doloroso ver la sangre de mi hijo por todos lados“.
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Eduardo Benicelli, padre de uno de los cinco condenados a prisión perpetua por la coautoría del asesinato de Fernando, habló sobre la sentencia de Matías.
Attias, sin embargo, insiste en que la sangre en la ropa de su cliente se explica en una “contaminación”, ya que después del ataque “varios amigos de Matías fueron a abrazarlo”.
“En realidad hay siete salpicaduras hemáticas, pero solamente tres tienen ADN de Báez Sosa. Dos de ellas aparecen en la parte trasera de la camisa, una a la altura del omóplato y otra en el lateral izquierdo. Y una puntita de sangre en el bolsillo del pantalón trasero. No puede verse de otra forma que no sea producto de una contaminación, de algún roce, tocamiento o abrazo“, expresó.
Muñoz, el primero en sindicar a Benicelli, apuntó que tras una patada que le dio este joven, “Fernando no se levantó nunca más” y luego fue atacado en el piso por Thomsen. Lo reconoció por el rodete que utilizaba. Bidonde también. Habló de su “rodete samurai“.
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Crimen de Villa Gesell.
Para Attias, sin embargo, “Matías no tuvo ningún tipo de incidencia en el desenlace fatídico del homicidio“.
En su últimas palabras, Benicelli afirmó: “Quiero pedir perdón a la familia de Fernando porque nunca quise que esto pasara. Nunca tuve ningún plan, ninguna intención de matar a nadie. Todos los días lo pienso, todos los días estoy arrepentido de lo que pasó. Ojalá pudiera volver el tiempo atrás, pero ya no se puede. Quiero dejar en claro que nunca quise matar a nadie“.
Un testigo lo ubicó como “agresor directo” de Fernando y al menos otro “agrediendo también a un amigo”.
Todos cumplen sus penas en la Alcaldía N° 3 de Melchor Romero, separados del resto de la población carcelaria.
Los testigos que incriminaron a Benicelli
Tomás Agustín D’Alessandro Gallo
“Pegándome a mí eran dos o tres personas, pero no las pude identificar. En el momento tengo la imagen de haber visto a uno de 1.70 metros, pelo largo, marrón, arengando y diciendo ‘a ver si volvés a pegar, negro de mierda‘”, en referencia a Benicelli.
Luciano Nahuel Bonamaison
Fue compañero de colegio de Fernando. Identificó a Matías Benicelli como “el autor de la arenga” contra Fernando. Su relato fue en sintonía con D’Alessandro.
Christian Ignacio Gómez
“Cuando llego, ya la pelea había comenzado y termino separando y reduciendo a Matías Benicelli”.
“Era un grupo contra otro y había que actuar”. “Yo lo saqué de Le Brique a Benicelli. Él estaba muy agresivo. Cuando yo llego a donde estaba él, uno de los chicos que se estaba peleando se cae de espalda. Yo lo levanto y veo que uno de camisa blanca, que después se lo identificó como Matías Benicelli, se da vuelta, le pega y cuando se da vuelta y le quiere pegar a otro, lo reduzco”.
Tomás Bidonde
“Era flaco, diferente al resto, tenía un rodete samurái”, dijo sobre Benicelli, al que reconoció en un video.
Claudio Alejandro Muñoz
Declaró que, estando Fernando arrodillado, Benicelli le pegó una patada después de la cual “no se levantó más” y que, a pesar de ello, los agresores continuaron pegándole patadas y golpes de puño en el suelo.
“Los rugbiers se turnaban: unos cubrían a los amigos y otros le pegaban a Fernando”, señaló. Y añadió que Thomsen “era el que más alterado estaba” cuando lo sacaron de Le Brique.
“En un momento, Fernando como que se quiere levantar y uno que estaba con camisa blanca con rodete (en alusión a Benicelli) le pegó una patada en la cabeza y Fernando no se levantó nunca más. La daban patadas constantemente. El que más le pegaba fue el chico que saqué yo: Thomsen. Me concentré en él porque, mirá que yo soy grande, pero no lo pude contener”.
EMJ
Fuente: clarin.com