Germán Pardo (50) se instaló en 2021 con su esposa y sus tres hijos en Weston, estado de la Florida, en Estados Unidos. Licenciado en Sistemas, llevó su consultora y puso un negocio de reparación de dispositivos electrónicos. Costó el desarraigo, dejar a sus padres en ese triángulo que une tres localidades (Ramos Mejía, Lomas del Mirador y Ciudadela), a metros de la General Paz y del límite con la Ciudad de Buenos Aires.
El 18 de noviembre de 2023 era sábado. En la Argentina, faltaban horas para el balotaje que terminaría consagrando a Javier Milei como presidente. Al mediodía de acá, Germán viajaba en auto rumbo a la Costa de los Estados Unidos. Su cuñada había llegado de visita con una sobrina y pasarían todos unas vacaciones juntos.
A mitad del trayecto, su hermano Leandro (44) lo llamó por teléfono. La mujer del conductor escuchó la dolorosa noticia y le pidió que bajara de la autopista para comunicarle el mensaje. Apenas frenó, recibió esas palabras que le helaron la sangre: “Lo mataron a tu papá para robarle el auto”.
La familia se volvió a su casa. Germán consiguió un vuelo y viajó ese mismo sábado.
Leandro, mientras tanto, estaba en medio del shock. Lo habían convocado a la comisaría, pero nadie le informaba lo de su papá, Rafael Indalecio Pardo (83), un comerciante que tuvo que dejar de trabajar dos años antes porque se lo pidieron sus hijos, que llevaba más de cinco décadas con el amor de su vida, Ana María Arneri (79).
Víctima de cuatro motochorros, “Rafa” estaba muerto sentado en el asiento del conductor, con el cuerpo inclinado hacia la butaca del acompañante y con los pies apoyados en el piso. Le habían dado un golpe en la cabeza (un culatazo) y un balazo en el abdomen.
El jubilado tenía dificultades para caminar por un problema en la pierna izquierda y usaba bastón. Si bien era corpulento, nadie entiende por qué lo asesinaron. Era un hombre de 83 años, con un marcapasos. Minutos antes, había salido de comprar remedios de una farmacia.
“Papá se quedó unos minutos más dentro del auto tachando lo que había conseguido. Si hubiese arrancado enseguida, quizás no hubiese pasado esto”, le dice hoy a Clarín su hijo menor, que es gerente de Recursos Humanos de una empresa del Gran Buenos Aires.
Dos de los cuatro sospechosos fueron detenidos a los pocos días en la investigación que, al principio, estuvo a cargo del fiscal Claudio Fornaro (Homicidios de La Matanza). Son Lautaro Tejerina (19) y Leandro Yardín (22).
El último integrante de la banda fue capturado el domingo pasado, tras otro asesinato impactante. Se llama Yoel Taiel Tambussi (19) y está acusado de haber matado de un balazo en la frente a Gianfranco Di Luciano (20), un chico de Parque Patricios, tras una discusión en Teatro Woodstock, un boliche de San Justo.
Quién era Rafael Indalecio Pardo
“Rafa” fue comerciante toda su vida. Tenía su tienda de ropa en Ciudadela, a dos cuadras de la estación. Ana María lo secundaba.
En 2021, cuando empezó a ceder la pandemia de COVID-19, sus hijos lo convencieron. “Papá, no trabajes más“, le rogaron.
“Esto trastocó a toda la familia. Mi papá hacía todo: pagar las cuentas, comprar los medicamentos, los arreglos de la casa. Era el compañero de mi mamá”, se lamenta Germán desde EE.UU. y cuenta que a Rafael “lo conocía medio Ciudadela”.
A casi 15 kilómetros de donde asesinaron a su papá, el 25 de enero último, mataron a una mujer a la que había conocido cuando trabajaba en Arcos Dorados, la empresa propietaria de McDonald’s. María Lucrecia Arias (51) volvía a su casa de Castelar, partido de Morón, con su hija de 17 años, cuando quisieron robarle el Volkswagen Suran.
El Peugeot 2008 negro en el que se movían los ladrones fue hallado en la zona del barrio Ejército de los Andes, conocido como “Fuerte Apache”, de Ciudadela. Por este crimen hay dos sospechosos detenidos. Uno de ellos recién cayó esta semana. Tiene 19 años.
EMJ
Fuente: clarin.com