Buena parte del peronismo sigue y todo indica que seguirá encarcelado por un kirchnerismo que pregona el mismo relato de siempre, quizás algo edulcorado por la marea mileista que -como el sueño trunco de Cristina Kirchner– pretende arrasar con todo al galope de una economía más ordenada, el dólar estable y sobre todo, el descenso de la inflación, a pesar de un consumo todavía estanco o deprimido. Hasta ahí la macro política. Escarbando como los arqueólogos (y sin demasiado esfuerzo), se descubren batallas en forma de reacomodamientos, zancadillas y revanchismo junto a otras miserias del internismo de cada día.
Mucho más de querer o desear, Axel Kicillof necesita un camino liberado para disputar la Presidencia del país en 2027. En un ring donde sólo lo esté esperando Javier Milei parado de manos. El problema es que antes debe combatir y ganar en otro cuadrilátero, enfrentando la cólera de su todavía jefa Cristina Kirchner.
La ex dos veces mandataria tiene atravesado a Kicillof desde que, según se convenció o la convencieron, el Gobernador habría operado para desgastarla con una interna cuando ella pidió que le entreguen el cinturón de presidenta del Partido Justicialista. Cristina evitó la competencia tras una decisión de la jueza María Servini de Cubría, quien le tiró la toalla al gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, antes de que suene la campana.
A los costados de Cristina y cubriéndole la espalda está Máximo Kirchner, como lo designaría cualquier mandato de familia presumiblemente unida. Desde mucho antes que su jefa, La Cámpora se la tiene jurada a Kicillof. Toda foto o gesto de “buena convivencia” que pretenda indicar lo contrario es una mentirosa puesta en escena.
“Esa relación no tiene vuelta atrás. No se si habrá un quiebre político, pero la confianza que alguna vez supieron tener (si es que la tuvieron) no creo que se pueda recuperar “, señala un jefe del Conurbano que habla seguido y tiene cariño con ambos, sobre todo con el diputado nacional.
“El futuro es Axel“, presagian con la cara de Kicillof unos 500.000 afiches desde la semana pasada. Al frente estuvo el funcionario bonaerense Daniel “Chuky” Menéndez. Este ex dirigente piquetero que supo responder a Emilio Pérsico y hoy maneja la Dirección Política de Formación y Dirección, mandó a pegar los carteles en la centro porteño y calles del Gran Buenos Aires. También encabezó un operativo para pintar las paredes del Conurbano con la leyenda “Axel o Milei”.
La movida con actos, pintadas y afiches en el GBA está encabezada por “Chuki” Menéndez, un ex piquetero que supo responder a Emilio Pérsico y que ahora tiene como patrón al “Cuervo” Andrés Larroque. Para hacer política, Kicillof lo nombró como Director de Integración Política bonaerense.Todo esto volvió a irritar a Cristina y su hijo Máximo. También a algunos intendentes de La Cámpora, como la intendenta quilmeña Mayra Mendoza, y su vecino de Lanús, Julián Alvarez, quien en un acto que realizó entre las fiestas del año pasado arremetió con furia contra el Gobernador. “El gobierno de la provincia de Buenos Aires solo nos dio mil de los 12 mil millones de pesos de los que se comprometió; es el 10% del presupuesto anual total y nos transfirieron solamente el 1%”, había espetado el jefe comunal lanusense.
La flamante movida de campaña de Kicillof que enojó a los Kirchner se hizo con la venia del nuevo jefe de “Chuky” Menéndez. Su superior tanto en la política como en el organigrama del Gabinete bonaerense es Andrés “Cuervo” Larroque. La ruleta de la vida: el fundador de La Cámpora, distanciado por no decir tiroteado con Máximo, es el principal promotor (junto a Jorge Ferraresi, de Avellaneda) para que Kicillof decida de una vez por todas empoderarse frente a los Kirchner, desdoblando las elecciones y poblando de gente propia las listas para las legislativas de este año.
Axel Kicillof no se habla desde hace demasiado rato con Cristina. Algunos apuntan que habría habido un frio mensaje de texto de salutación en las fiestas. Y que podrían juntarse en febrero. Pero la sensación general es que, al menos en la Provincia y sobre todo en la Primera y Tercera Sección electoral, todo está tan desordenado como en el último año de Alberto Fernández.
“Puede pasar cualquier cosa. Que Axel desdoble, rompa y vaya con lista propia o que Máximo logre eclipsarlo y someta. Los intendentes lo único que tememos es que Milei nos haga 40 puntos, que no es ninguna locura si logra comerse definitivamente al macrismo. En esta pelea estoy del lado del mostrador que regentea Cristina, pero creo que Kicillof podría tener razón cuando plantea adelantar la votación“, indica un jefe del PJ de la Primera Sección.
El Gobernador repite que va a convencer a Cristina que lo mejor para todos es desdoblar y pelear en cada municipio sin nacionalizar la batalla en modo binario, entre ella y Milei. En el Gobierno libertario se preparan para una contienda que les gustaría que se realice: Karina Milei vs Cristina. Ahí, salvo matices que no arrastrarían votos, el PRO no tendría ninguna manera de diferenciarse en lo discursivo y en las propuestas de La Libertad Avanza.
Al frente del armado y la conexión con los líderes comunales de todos los partidos está Sebastián Pareja. El libertario que pidió licencia como senador bonaerense es el jefe de la denostada (por el propio Javier Milei y “Toto” Caputo) Secretaría de Integración Socio Urbana y de los fondos millonarios del su fideicomiso FISU, que Juan Grabois maniobró a piacere durante el último gobierno kirchnerista.
“Pareja habla seguido con casi todos nosotros. Entiende el juego. Incluso él no vería tan mal desdoblar la elección”, remarca otro intendente peronista.
Como gesto de disgusto contra Kicillof, en el Instituto Patria incluso hablan de la posibilidad de que Cristina y Máximo salgan del ostracismo veraniego para convocar a una reunión del PJ Nacional para la segunda o tercer semana de febrero. El acto también serviría para plantar bandera en medio de las sesiones extraordinarias en las que algún sector del Gobierno libertario (no todos) intentarán aprobar Ficha Limpia, que impediría a Cristina ser candidata, aunque todos aseguren que en el Senado ni por asomo pasaría ese proyecto “y Santiago Caputo lo sabe mejor que nadie”, le asegura a Clarín un senador hiper kirchnerista de aquellos de la primera hora.
Fuente: clarin.com