El mensaje de ira de Mauricio Macri a Javier Milei y el desafío crucial de Axel Kicillof a Cristina Kirchner

Milanesas y pastas preparadas por Domenico Cornacchia, el chef del mítico restaurante italiano Café Milano. Eso almorzaron Javier y Karina Milei, Gerardo Werthein, Manuel Adorni y Luis Caputo el viernes, en una burjuja de intimidad y paz, allí por donde desfilan presidentes, actores y empresarios, la llamada “Segunda Casa Blanca”. El grupo de los cinco, al que se acoplaría esa noche Santiago Caputo, había analizado el impacto del posible acuerdo con el FMI y el discurso del Presidente en el Banco Interamericano de Desarrollo. Lo vivieron como un alivio. En Argentina se mantenía la polémica por el criptogate, pero la comitiva insistía en que la agenda volvía a quedar en poder del Gobierno después del show del Presidente con la motosierra y Elon Musk y de la foto que ya habían pactado con Donald Trump. “Todas las cosas malas que nos pasaron en estos días empiezan a quedar atrás”, arriesgó uno de ellos. Demasiado apresurado.

Al subir a los autos para regresar al hotel, en sus celulares entró una noticia inesperada: en una visita relámpago a Arrecifes, Mauricio Macri había apuntado contra Santiago Caputo -que se prepaba para asistir a la Conferencia Política de Acción Conservadora- por la supuesta creación de una “comisión trucha” para licitar la Hidrovía Paraná-Paraguay y que el Ejecutivo dio de baja el 12 de febrero en medio de una serie de denuncias por presunto direccionamiento. El fundador del PRO pidió explicaciones a Milei, aseguró que hay un permanente destrato hacia él y otras personas del partido y amenazó: “La semana que viene le voy a contestar al señor Caputo”.

La reacción ocurrió después de un momento de ira, cuando le dijeron que el director de la Agencia Nacional de Puertos, Iñaki Arreseygor, lo había acusado a él y a Guillermo Dietrich de estar detrás de un sabotaje para que no avance la licitación de la Hidrovía por la que transitan el 80 por ciento de las exportaciones argentinas. Macri cree que Arreseygor habló a pedido de Caputo y que un ejército de trolls salió luego a atacarlos en las redes. “El hostigamiento es permanente”, ha dicho Macri.

Se pregunta si Milei no quiere o no puede controlar a su entorno y si es el mismo que luego le escribe (la última vez fue el 8 de febrero por su cumpleaños) con tono amistoso, casi con admiración. Lo de estos días pareció una suerte de mensaje definitivo. Incluso ha recordado entre sus colaboradores que se está por cumplir un año de la promesa que le hizo el jefe de Estado de “convencer” a Karina para que armara un encuentro con dirigentes de ambos partidos. Desde Washington, donde intentaron minimizar el episodio, le respondieron: “Lo de Mauricio ya es un papelón”.

La disputa se da en momentos en que La Libertad Avanza y el PRO deben definir si conforman o no una alianza electoral para las próximas legislativas. Hoy el diálogo está congelado, pero, aun así, de uno y otro lado hay protagonistas que sostienen que podría haber acuerdo en la provincia de Buenos Aires. El espejo del pasado los aterra: cuando fueron divididos, en 2023, Kicillof obtuvo cómodamente la reelección.

Sin embargo, no solo se trata del pasado: si Kicillof saliera fortalecido de las elecciones podría posicionarse como aspirante a la Presidencia. No sería la mejor señal para el día después. Al menos, no la que quiere Milei, que -por caso- se prepara para levantar este año el cepo cambiario. Si bien en público dice que eso ocurrirá el último día del año, en el Ministerio de Economía especulan que podría ser unos meses antes, aunque para eso -conjeturan- sería fundamental un triunfo en las urnas.

Al Gobierno le quedan por delante decenas de batallas y acontecimientos que no pueden controlarse y emergen de un momento a otro, como el posteo de Milei de hace diez días en el que alentó a invertir en la cripto $LIBRA de la empresa KIP Protocol, que supuestamente estaba destinada a financiar pymes argentinas y que, al cabo, se convirtió en una estafa. Por primera vez, el mileísmo entró en una crisis de la que todavía no ha podido salir. La preocupación es tal que el Gobierno encargó cuatro trabajos de sondeos flash, un tipo de encuestas rápidas que contempla un reducido número de preguntas para saber cómo impacta un asunto específico en la opinión pública. Se recabaron testimonios telefónicos, en persona, vía Internet y mixtos. Quienes estuvieron al tanto de los resultados sostienen que la gente no sabe bien qué pasó y descree de que Milei pueda haber hecho algo ilegal. Encuestas que se hacen por fuera del círculo presidencial muestran otra cosa. El golpe se sintió y afecta la credibilidad.

La oposición intentó herir en ese punto, pero fracasó en el Congreso. El mileísmo respiró el jueves, cuando los bloques más opositores en el Senado no pudieron juntar los 48 votos que necesitaban para impulsar la comisión investigadora. Quedó en 47 y desató especulaciones sobre cómo logró el oficialismo que varios radicales hicieran una cabriola espectacular y terminaran siendo funcionales a la Casa Rosada. El caso más llamativo fue el de Eduardo Vischi, jefe de bloque de la UCR, que firmó el pedido de creación de la comisión y luego votó en contra. Hasta sus pares partidarios, como Martín Lousteau, deslizaron que pudo haber algo raro. El Gobierno también celebró la suspensión de las PASO.

Era la noticia que esperaba Kicillof antes de acelerar el desdoblamiento de las elecciones en su provincia. Ahora, la Legislatura bonaerense tendrá que definir si suspende las primarias. Es una idea que cuenta con el impulso libertario y del PRO y que sería funcional a los planes kicillofistas. Podría ser la primera vez que se vote por separado en el distrito más poblado, cuna del peronismo y último refugio de Cristina. Es decir, si prospera la iniciativa, primero se votarán legisladores provinciales y concejales en los 135 municipios y, tiempo después, legisladores nacionales.

No era el deseo de Cristina Kirchner. La ex presidenta evalúa que el aparato de los intendentes, siempre tentador en algunos territorios (La Matanza, por ejemplo, que tiene el volumen de electores más potente y donde nunca perdió el PJ) podría funcionar a full para la elección de autoridades locales y mermar cuando los bonaerenses vayan al cuarto oscuro a elegir representantes para el Congreso. En la primera contienda, los jefes municipales se juegan la composición de sus Concejos Deliberantes; en la otra, nada.

El 9 de diciembre, en un acto en Moreno en el que estuvieron Sergio Massa, Máxímo Kirchner y el propio Kicillof, Cristina pidió no desdoblar. Desde entonces, la relación de Cristina y Kicillof, que venía mal, empeoró. La pelea dejó de ser Axel-Máximo. Ella le retiró el diálogo. Hay que imaginarse a Kicillof, que hablaba dos o tres veces por semana con su jefa, sin la mínima comunicación. “Lo dejó sin brújula”, define un intendente del GBA. Kicillof siempre se comportó como uno de sus súbditos, acaso el que más, y en pocos meses dejó de tener contacto.

El gobernador, aun así, pretende no romper formalmente con su mentora. Frente a quien lo consulte (incluso, a veces, hasta se muestra dócil), brinda argumentos sobre la conveniencia de hacer las elecciones por separado. “Ganemos la provincia y después vemos”, dicen sus exégetas. Una estrategia similar a la que desplegó Jorge Macri en la Ciudad.

Ambos mandatarios revelan un miedo: que La Libertad Avanza gane sin demasiada dificultad las elecciones nacionales de medio término, impulsado por la baja de la inflación y la popularidad de su líder. Kicillof suele decir que Karina Milei será candidata y que eso arrastrará voluntades. No tiene, lo que se dice, buena información. La hermana del Presidente no irá en ninguna lista.

Es cierto que el adelantamiento local podría perjudicar a los libertarios, que no tienen un despliegue fuerte ni tantas caras conocidas para encabezar las listas. Milei brilla por su ausencia en el Conurbano. Le es ajeno. No lo pisó nunca desde que asumió. Buena parte de los intendentes peronistas apoyan la rebeldía de Kicillof. Muchos de ellos creen, además, que sería un buen gesto de diferenciación de La Cámpora de cara a 2027.

Los movimientos son inminentes porque la oposición provincial presiona en la Legislatura con el proyecto para suspender las PASO. Cristina, a cargo del PJ nacional, no cede. El lunes convocó a la reunión del nuevo Consejo en la sede de Matheu en coincidencia con el aniversario del primer triunfo de Perón en las legislativas de 1946. Hay quienes dicen que la jefa podría estar repensando su posición inicial. No por amor. Pragmatismo, apenas, ante a la posibilidad de que un capricho la aleje más de los votantes y genere una crisis mayor en su partido. Está por verse.

Kicillof ve un hueco. Hace tiempo que lo apuran los propios. “¿O querés ser Scioli?”, le han dicho. Ayer, con el respaldo de intendentes y sindicatos, lanzó su agrupación “Movimiento derecho al futuro”. El primero en retuitear el posteo en X fue Andrés Larroque, ex líder de La Cámpora, ex amigo de Máximo, ex cristinista y ex dueño de algunos secretos que ha empezado a revelar. Por ahí vendría uno de los enojos de Cristina con él. No es solo la ruptura política.

Ni Kicillof ni Larroque fueron invitados por Cristina a su cumpleaños 72, que se celebró en San Telmo, el miércoles, con la presencia de los dirigentes más íntimos. Eran menos de cuarenta, entre ellos: Máximo Kirchner, Oscar Parrilli, Ceecilia y Leopoldo Moreau, Mariano Recalde, Mayra Mendoza Martín Mena, Carlos Zannini, Eduardo Valdés, Camilo Vaca Narvaja, Eduardo De Pedro, Sergio Berni, Federico Otermín, Teresa García y Luana Volnovich,

Cristina lució sonriente. La esperaron con choripanes y sándwiches de vacío. Sus amigos le regalaron libros, carteras, camisas. La jefa, emocionada, se abrazó fuerte con Adriana Varela, que cantó “Garganta con arena” y “Los cuarenta”, pero el tramo más divertido para la agasajada fue cuando entró en escena Un rubio Peronista, el standupero Gustavo Berger. “Por fin una señal de renovación”, dijo uno de los asistente. El joven les contó su historia familiar y no los defraudó: dijo que si Evita hubiera estado al lado de Jesús el día de su muerte seguro que no lo crucificaban.

Antes de la medianoche aparecieron cinco tortas y Cristina apagó las velitas varias veces, mientras le cantaban el feliz cumpleaños en dos versiones: la tradicional y la que se entona con la melodía de La Marcha Peronista. Un final a toda orquesta.

Fuente: clarin.com

Temas en esta nota:

Exit mobile version