Aun antes de asumir como jefe de Gobierno, Jorge Macri ya tenía planeado el eslogan que marcaría su mandato: “Orden público”. La Ciudad venía de un final desdibujado con Horacio Rodríguez Larreta y el nuevo clima de época, con Javier Milei en la Casa Rosada, le daba lógica a la idea.
Pero resultó complejo de arranque imponer el “orden público” en las calles porteñas. Por temas de responsabilidad local, como la injustificable demora para levantar árboles tras un temporal; y por otros de derrame nacional, como una pobreza cercana al 50% que se esparcía (esparce) en las calles.
El fin de los piquetes en el Centro porteño, un cambio inédito para la Ciudad de la pos crisis, ayudó a levantar la imagen, pero fue mejor capitalizado ante la opinión pública por el Gobierno nacional, con la ministra Patricia Bullrich como estandarte.
En paralelo, una interna muy fuerte entre los dos principales funcionarios encargados de la seguridad en CABA le agregó ruido a una gestión que no terminaba de acomodarse. Hoy, ninguno forma parte del Gabinete de Jorge Macri.
El exsecretario Diego Kravetz se reconvirtió en libertario y asumió como número dos en la SIDE. Y Waldo Wolff acaba de ser echado como ministro. “Es tiempo de policías”, justificó el jefe de Gobierno, para anunciar el reemplazo por Horacio Giménez, exjefe de la Metropolitana.
Seis ministros en siete años
Así, la Ciudad nombró a cargo del área al sexto funcionario en siete años. “El mejor momento fue con Diego (Santilli) como ministro y Marcelo (D’Alessandro) como secretario. Todo lo que vino después fue peor y todos los ministros se terminaron yendo mal”, recuerda un exfuncionario que estuvo en las gestiones de Macri (Mauricio) y Larreta, y conoce como pocos los pasillos de Uspallata.
“Los últimos cambios tienen el sello de Mauricio. La llegada de Laura Alonso (como vocera), de (Hernán) Lombardi (como ministro de Desarrollo Económico) y de Giménez. Lo conoce por su paso en la Metropolitana y porque estuvo con las custodias de expresidentes”, agrega la fuente.
La salida de Wolff se produjo luego de la enésima fuga de presos en la Ciudad y con una presión política y noticiosa que los Macri no pudieron aguantar. Para entender el momento: hasta hace unos meses, Wolff era la carta que imaginaban varios en el PRO para liderar la lista legislativa local. Hoy suena a ruleta rusa electoral.
Por su pasado como diputado, y por formación, Wolff muestra cualidades probadas para una campaña. Bullrich, que ahora lo tiene apuntado, lo barajaba como su posible candidato a jefe de Gobierno en la previa del 2023. Pero su paso como ministro lo complicó.
Hoy, la jefa de campaña porteña del macrismo es María Eugenia Vidal. Diputada nacional por el distrito, con mandato a vencer en diciembre, hay quienes creen que podría ser la mejor carta para el comicio del 18 de mayo.
Sobre todo, si terminan de confirmarse los nombres que ya se pre-lanzaron como posibles candidatos, en un escenario recontra atomizado: La Libertad Avanza oficial (¿con Manuel Adorni?), el libertario echado Ramiro Marra, el exmacrista Larreta que avisó que “vuelvo”, el radical K Leandro Santoro que quiere ser jefe de Gobierno…
La seguridad, se descuenta, será tema central de campaña. Como adelantó Clarín, la preocupación por los delitos volvió al tope de las preocupaciones. En particular en Buenos Aires provincia, pero también en Buenos Aires ciudad.
Fuente: clarin.com