“Adentro del diálogo militar secreto entre Gran Bretaña y Argentina. Un acuerdo contrarrestaría a China y complacería a Estados Unidos. Requiere una diplomacia hábil en las Falklands”, reza el título de un extenso artículo publicado horas atrás por el influyente semanario The Economist. Este hace referencia a las conversaciones efectivamente existentes entre Londres y el gobierno de Javier Milei sobre entendimientos en el ámbito militar, que siempre chocan con el tema más sensible que los enfrentó a los dos países en la guerra de 1982: la soberanía de las Islas Malvinas.
De acuerdo a lo que supo este diario, lo que busca el Gobierno con su acercamiento a Londres en el plano de la defensa no es sólo una incorporación a la OTAN como “socio global”, una categoría mayor a la que se mantiene con Estados Unidos desde los ’90 como aliado extra OTAN.
Desde que asumió, el ministro Luis Petri le está pidiendo a Londres que flexibilice de forma total lo que aquí se conoce como embargo de armas y equipamiento y que en el Reino Unido llaman “Políticas de licencia de exportación en las que Argentina está sujeta a controles de tránsito para bienes militares y restricciones para bienes y tecnología controlados”.
El artículo de The Economist fue tomado con extrema cautela en Buenos Aires pero no fue desmentido y este diario ya hizo varias veces mención a la cuestión sobre conversaciones en el área. Sin embargo, importantes fuentes consultadas señalaron al respecto: “lo que mantenemos es un diálogo en el área de Defensa. Y no estrictamente militar. No es secreto y refiere a medidas de confianza mutua que existen entre ambos países, teniendo en cuenta que existe un diferendo territorial”.
En Londres a su vez aseguran que con la “inusual perspectiva del Sr. Milei sobre las islas y el entusiasmo estadounidense por la modernización militar de Argentina” se ha creado “una apertura para un nuevo acuerdo estratégico en el Atlántico Sur”. Se referían entonces a la fuerte alianza con de Milei con Washington, a la compra argentina de los aviones supersónicos F16 de la Lockheed Martin para la Fuerza Aérea y de los blindados Stryker para el Ejército que se anunció durante la reciente bilateral del ministro Luis Petri con el secretario de Defensa de Donald Trump, que es jefe del Pentágono, Pete Hegseth.
El ministro de Defensa Luis Petri en Washington, con el jefe del Pentágono, Pete Hegseth,En el Reino Unido, sostiene The Economist ,aseguran que “en silencio, después de una larga pausa, se ha reanudado el diálogo entre los ministerios de defensa argentino y británico”. Afirman que Argentina quiere que el Reino Unido “relaje sus restricciones a la compra de armas. Gran Bretaña quiere una aceptación discreta de su papel en el resto del Atlántico Sur, incluso mientras Argentina mantiene su reclamo constitucional sobre las Falklands. Gran Bretaña también quiere que Argentina trabaje con ella en asuntos prácticos para mejorar la vida en las Falklands”.
Se refieren, sostuvieron voceros del Gobierno, a las bilaterales -que en realidad no fueron secretas- que el secretario de Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa, Juan Battaleme, mantuvo en Londres con sus pares -fueron varias allí y acá- para retomar el vínculo bilateral, y en las que participó la embajadora argentina en Londres, Mariana Plaza.
Además de pedir ser socios globales de la OTAN -que a fines de año podría tener noticias positivas-, Defensa solicitó entrar al Grupo de Contacto que se relaciona a la guerra de Rusia en Ucrania; entraron a la Fuerza Marítima Combinada, en Oriente Medio; se hizo la conferencia de ministros de Defensa de las Américas en Mendoza y las fuerzas militares, sobre todo las que comanda en la Armada Carlos Allievi, que dio aval para que Argentina participe en ejercicios militares conjuntos en alta mal con los militares del Reino Unido.
El artículo de The Economist, como muchos otros textos y documentos que suelen aparecer en momentos específicos de la coyuntura geopolítica, fue publicado durante la inauguración y desarrollo de la cumbre de los países de los BRICS, de Río de Janeiro, este domingo y lunes. Con un rol central de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, sus miembros plenos actuales, y que tiene varios aspirantes, entre ellos Arabia Saudita, Irán, Indonesia. Y es visto como un bloque amenazante para Estados Unidos -Donald Trump los acaba de amenazar con subirles los aranceles un 10% más- y no pocos países occidentales como Reino Unido. Para el caso, tanto China como Rusia apoyan fuertemente el reclamo argentino sobre las Malvinas, causas que los emparenta con Taiwán y Ucrania.
Para el caso el artículo comienza diciendo que los altos mandos de Estados Unidos se preocupan por el Atlántico Sur. “Es un punto de partida para la Antártida, donde Rusia y China cuentan con 15 bases entre ellas, luchando por bloquear los recursos. Está conectado al Pacífico por el Estrecho de Magallanes, la única ruta marítima segura entre los dos océanos que no sea el Canal de Panamá, golpeado por la sequía. El tráfico a través del Estrecho está surgiendo, al igual que la pesca ilegal china en ambos lados. China está impulsando proyectos de infraestructura en toda la región. Los principales generales de Estados Unidos han visitado el sur profundo de Argentina tres veces en los últimos dos años”.
La última reunión diplomática. La canciller Diana Mondino y su par británico, David Lammy, tras reunirse en Nueva York, donde hicieron varios anunciosTeniendo en cuenta que en el final del gobierno de Raúl Alfonsín comenzaron los primeros diálogos de apertura de relaciones que terminaron con el reinicio de los vínculos con Gran Bretaña y la política de seducción hacia las islas durante el gobierno de Carlos Menem, durante el gobierno de Néstor Kirchner sobrevino la tensión bilateral y la re-malvinización del vínculo por el que, en 2012, Londres retomó parte del embargo militar que implica que no se le puede vender a la Argentina ningún armamento, barco, avión o submarino que tenga componentes británicos. Ello volvió muy complejo a este país incluso la reposición de componentes para reparar el paupérrimo equipamiento local porque la industria global occidental siempre tiene vínculos con el armamento británico.
Si en 2018 con el gobierno de Mauricio Macri se relajó la política de embargo militar, con Alberto Fernández se volvió a endurecer. Santiago Cafiero, el ex canciller declaró nulo un comunicado conjunto firmado por Londres y Buenos Aires que establecía una serie de entendimientos en el Atlántico Sur, lo que volvió a relajarse con Milei, que obtuvo el aval británico para que Estados Unidos le vendiera a Petri los F16 a Dinamarca pero que son de origen estadounidense.
Fuente: clarin.com