Menos gente de lo esperado y sin incidentes en la protesta del kirchnerismo y la izquierda

Una semana después de la violenta marcha frente al Congreso que dejó cientos de detenidos y decenas de heridos, una nueva movilización se desarrolló con relativa normalidad durante la tarde del jueves, casi a la par de la votación en el Congreso en la que se aprobó el decreto oficial que promueve el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Ya desde la previa se esperaba una manifestación de características bien diferentes a la del jueves 12. La principal diferencia radicaba en que la convocatoria de la autodenominada marcha por los jubilados la hacían las organizaciones sociales y los sindicatos, más un sector del kirchnerismo, cuando la anterior movilizó especialmente a barrabravas y dirigente de izquierda.

El operativo de seguridad también fue distinto. Se valló todo el perímetro del Congreso y de la Plaza, dejando libres los corredores por Avenida de Mayo y Rivadavia, hasta el cruce con Callao, donde se apostó la mayor parte de las fuerzas de seguridad presentes, un despliegue de unos 1.500 efectivos dependientes de Nación, a los que se sumaron en las calles aledañas 900 policías de la Ciudad.

La parte delantera frente al Congreso estuvo copada sobre todo por la izquierda, que no obstante movilizó en menor medida y lejos estuvo de cubrir toda esa zona. Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, fue el principal referente que estuvo allí, entre otras agrupaciones.

La UTEP, que nuclea a las principales organizaciones, y sindicatos como la UOM, CTA y ATE, más otros gremios con menor presencia, ingresaron por Avenida de Mayo. La Cámpora también dijo presente, siendo una de las últimas en entrar a la zona. Hubo presencia, también de los Bancarios y de los Judiciales, con Sergio Palazzo y Julio Piumato como principales referentes de esos gremios.

Se vieron barrabravas, o hinchas con camisetas de fútbol, pero fueron menos comparados al resto de los manifestantes, entre los que también hubo autoconvocados genuinos, como jubilados que dijeron presente.

Por la noche, hubo incidentes aislados. Fotos: Emmanuel Fernández.“Venimos 4.000, como mucho, porque hay muchos que eligieron quedarse porque sabían que si venían los iban a cagar a palazos”, fue el comentario de un dirigente social que reconoció que la movilización fue de mucho menor tenor que otras realizadas antes.

La Ciudad calculó en unas 10.000 personas las que se manifestaron en el pico de mayor asistencia. Desde las organizaciones y los sindicatos ubicaron ese número entre los 15.000 y 20.000, aunque lejos estuvo de ser una movilización masiva.

Si bien estaba convocada para las cinco de la tarde, la marcha empezó a gestarse algunas horas antes, con la llegada al Congreso de los manifestantes mientras dentro del recinto se votaba por el acuerdo con el Fondo. A las 16.30, cuando se aprobó el DNU, hubo murmullos, pero no se originaron incidentes.

Los únicos momentos de tensión se produjeron en la desconcentración de la marcha, con los pocos militantes que quedaron frente al vallado, que patearon las vallas, agredieron a policías y recibieron gases lacrimógenos.

Además, hubo algunos disturbios entre los propios manifestantes, a raíz de acusaciones por infiltrados. El episodio de mayor tensión se dio en Rivadavia, entre Callao y Rodríguez Peña, cuando un grupo de manifestantes rodeó a un joven, al que lo acusaban de haber empujado a un jubilado en la marcha.

Desde temprano, el operativo de seguridad había sido organizado por el Gobierno, en paralelo con las fuerzas porteñas. También se realizaron controles en ingresos estratégicos como el Puente Pueyrredón, a través de la CNRT. Y se alertó a quienes viajaban en tren a Capital Federal con que si incurrían en actos de violencia, iban a ser reprimidos.

Fuente: clarin.com

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