El fenómeno de la neblina que obligó a postergar vuelos desde temprano resultó providencial para el Gobierno. Javier Milei evitó una foto incómoda que retrataba el momento que atraviesa el Presidente, lejos de los gobernadores. La Casa Rosada había convocado a los mandatarios provinciales a una vigilia en Tucumán para celebrar el 209 aniversario de la Independencia. Casi todos los gobernadores, que empujan en el Congreso proyectos para conseguir fondos mientras la Casa Rosada evita una negociación, se habían apurado en bajarse.
Solo tres habían confirmado su participación: el anfitrión Osvaldo Jaldo y los aliados Hugo Passalacqua (Misiones) y Raúl Jalil (Catamarca). Gustavo Sáenz (Salta) se bajó después de confirmar su asistencia, pero el lunes se fotografió en la Rosada con Karina Milei. El cordobés Martín Llaryora tenía previsto enviar a su vicegobernadora al igual que otros de sus pares.
La nueva foto de Milei en Tucumán hubiese contrastado con la del año pasado, cuando viajaron 18 gobernadores para suscribir el Pacto de Mayo que el Gobierno empezó a mover tímidamente en las últimas semanas.
Manuel Adorni oficializó la decisión a las 17.42. “El viaje que iba a realizar el Presidente junto a su gabinete (…) queda suspendido. La razón de la decisión radica en los informes recibidos por Casa Militar y la Fuerza Aérea Argentina que refieren a la situación climática que impide realizar los vuelos pertinentes”, escribió el vocero en X.
Los gobernadores se adelantaron y se bajaron antes de que el Presidente cancelara el acto. Recurrieron a todo tipo de argumentos para justificar su faltazo a la vigilia que el Presidente planeaba encabezar a la medianoche en Tucumán. La niebla fue el último.
Buena parte de los mandatarios provinciales apelaron a razones logísticas: falta de aviones y agenda propia. Un sector del bloque de gobernadores dialoguistas de JxC, que vienen sosteniendo las iniciativas del oficialismo en el Congreso, minimizaba la intención del Gobierno de que los gobernadores asistieran. “Apenas se transmitió la invitación por ceremonial y protocolo; no hubo gestión política”, consignaron.
Los principales operadores políticos del Gobierno no intentaron persuadir a los gobernadores. Ni Guillermo Francos ni Santiago Caputo se involucraron. Tampoco Eduardo “Lule” Menem, principal delegado de Karina Milei, la secretaria general de Presidencia que tiene bajo su órbita el área de ceremonial y protocolo desde donde salieron las invitaciones.
Promesa dialoguista, una rara avis, el “último cucharón”, los duros y la negativa del Gobierno
La Casa Rosada tampoco reaccionó cuando la decisión y el malhumor de los gobernadores ganó la tapa de los diarios y portales. Esperan sencillamente que el reclamo de las provincias -transformado en dos proyectos de ley para coparticipar el impuesto a los combustibles y automatizar una parte del ATN- pierda fuerza, aunque por ahora no hay ofertas concretas. No se descartan nuevas convocatorias del jefe de Gabinete a mandatarios provinciales.
Aguardan tensiones, pero no asusta exageradamente la posibilidad de perder el tercio de diputados que le garantizó el blindaje de los vetos del Presidente. Los gobernadores le presentaron al secretario de Hacienda, Carlos Guberman, un estudio que demuestra que el costo fiscal sería mínimo: 0,11% del PBI. Aunque el subalterno de Luis Caputo no contradijo a los gobernadores, en la Rosada hablan de un costo de 3% del PBI, un detalle que indigna a los equipos técnicos de los gobernadores.
“No hay que dramatizar. Los gobernadores están tratando de meter el cucharón antes de las elecciones, porque saben que si al Gobierno le va bien, van a tener menos margen”, razonan cerca de uno de los funcionarios más políticos del gabinete.
Casi no existen antecedentes de reclamos e iniciativas al que hayan adherido los 24 gobernadores. Así y todo, las coincidencias son acotadas.
Aquellos más cercanos a Balcarce 50 anticipan que a pesar del estupor por la nula voluntad del Gobierno para cerrar un acuerdo, no acompañarán en el Senado los proyectos de moratorias ni el de jubilaciones. Ni siquiera discapacidad. “Esos proyectos son del kirchnerismo”, diferencian. Claro que no todos los gobernadores mandan sobre los senadores de su mismo signo político.
En el Gobierno siguen contando a los mandatarios provinciales que firmaron el acta como sus aliados en el Congreso, aunque existen matices. Con Jorge Macri los puentes están rotos, pero el jefe de Gobierno porteño por ahora no tiene diputados ni senadores. La lucha por los dos senadores por la Ciudad difícilmente mejore el vínculo.
El entrerriano Rogelio Frigerio es una rara avis. El gobernador del PRO es uno de los pocos que genera consenso entre los armadores políticos del Gobierno que responden a Santiago Caputo y Karina Milei, quienes mantienen visiones encontradas sobre la necesidad de sumar dirigentes extrapartidarios. Todos apuntan que hay coincidencias de las partes para sellar un acuerdo electoral en la provincia que les permita ganar o, mejor aún, no perder con un peronismo competitivo.
En la Rosada advierten que los libertarios están dispuestos a acompañar donde tienen poco y nada, como ya ocurrió en Chaco para alegría de Leandro Zdero. Son precisamente dos de las provincias que eligen senadores. En las restantes (Río Negro, Salta, Neuquén, CABA, Tierra del Fuego, Santiago del Estero) el oficialismo probaría su suerte.
La misma prerrogativa corre en las provincias donde los libertarios se sienten fuertes, como en Córdoba. En San Luis, las diferencias internas los alejaron de un acuerdo con Claudio Poggi.
“Estamos esperando a ver qué pasa también en otras provincias, como Mendoza”, advierten en Entre Ríos. En el terruño de Alfredo Cornejo -representante de los gobernadores en el Consejo de Mayo- el oficialismo se debate entre dar alas a sus referentes de cara a 2027, como el ministro de Defensa, Luis Petri, o sellar una alianza con el cacique radical.
Con el resto de los radicales el vínculo se tensó en las últimas semanas. Gustavo Valdés (Corrientes) le bajó la persiana a un acuerdo y Maximiliano Pullaro (Santa Fe) se diferencia cada vez que puede. Con los gobernadores patagónicos la relación es cordial pero zigzagueante.
Hay un lote de seis gobernadores que nunca tuvo en sus planes participar del acto en Tucumán. Se trata de los opositores más duros y férreos a la Rosada que tampoco rubricaron acuerdos para canjear deudas por terrenos y propiedades. Se cuentan los cuatro del peronismo con Axel Kicillof (Buenos Aires) a la cabeza, más Gildo Insfrán (Formosa), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja) y el forjista Gustavo Melella (Tierra del Fuego). A ese grupo se añade el santacruceño Claudio Vidal, con agenda propia. En la Rosada señalan al pampeano como el interlocutor más serio de ese grupo.
La Corte Suprema tiene bajo su órbita demandas de una docena de provincias por deudas multimillonarias de Nación; desde las cajas jubilatorias que no fueron transferidas a la ANSES y recortes de fondos que los distritos ya no reciben. Cualquier fallo en ese sentido pondría mucho más en jaque el equilibrio fiscal que los proyectos de los gobernadores en el Congreso. En la Rosada creen que si hay un cisne negro, no vendrá desde Tribunales.
Fuente: clarin.com