Todos contra las PASO, vuelve la obra pública y negociación a pleno por Ficha Limpia

Proyectos que sirven para pactar

Sacar las PASO del medio era un proyecto del peronismo desde 2015. Ficha Limpia viene del PRO: el Gobierno se apropió de los dos en un ardid táctico que beneficia a todos: los convirtió en un producto de valor político para tener algo que negociar.

La suerte de las dos iniciativas depende de lo que el Gobierno les pague a los bloques, sea dinero para sus provincias, o su silencio sobre los temas tóxicos para el Gobierno, como el tratamiento del presupuesto 2025; la vigencia de los DNU 70; el que habilita a negociar la deuda apartándose de la ley de Administración Financiera; el endeudamiento público; el incumplimiento del pago de deudas y la apropiación de fondos que las provincias reclaman como propios.

Cuando en el futuro se escriba la historia grande de nuestra petite histoire, se preguntarán: ¿no tenía la Argentina de 2025 ningún problema grave que se embarcó, con sesiones extraordinarias, en discutir proyectos tan inocuos como las PASO o Ficha Limpia? ¿O entendieron que la economía se arreglaba con el libre mercado, y que tenían que sacarse ventaja con proyectos que se sostienen más por el daño que le hacen al adversario que por el beneficio que tienen para el interés público?

Tendrán que explicar los historiadores del futuro por qué en la sesión de Diputados la suspensión de las primarias de la discordia se aprobó por 162 votos que vinieron de todas las bancadas. ¿Podía ser de otra manera si nadie -ni quieres las crearon- defendió el sistema que impuso el peronismo en 2010 para desbaratar a la oposición?

Nadie quería las PASO

El Gobierno usa la narrativa oficial de que salió porque ellos son muy populares, cuando en realidad fue porque todos están contra las PASO y, además, los díscolos cobraron por debajo de la mesa sumas que nunca sabremos.

Era un objeto creado para el tráfico, una cuasi moneda, dirían una especie de criptomoneda. Cripto porque todo queda en el misterio en un país donde el Gobierno hace lo que cuenta que hace. Todas sus historias son las que relata el propio gobierno y se las jalean los newsreaders, infotainers y otros géneros de la comunicación audiovisual.

Repiten historias que filtra el poder o comentan noticias creadas por otros, los periodistas. Los llaman micrófonos ensobrados y se ríen. Saben que CBU mata pauta. Como el tero, ponen el huevo acá y te aturden por allá.

Dr. Jekyll y Mr. Hide

También el Gobierno oculta y el público no sabe quién es, en el elenco oficial, Dr. Jekyll y quién Mr. Hide; quién es el prolijo negociador de día y quién el depredador nocturno. ¿No merecerá el soberano que le cuenten de qué hablaron el miércoles por la noche en Olivos Milei con Luis Juez y, a la hora de la sobremesa, la Sra. Yuyito?

Se informó como una charla de amigos, inocua en materia política. Sólo para entretenerse. En la noche del sábado, Guillermo Francos hizo una aparición en la fiesta de cumpleaños del sindicalista de los gastronómicos Dante Camaño.

Se chapuzó en pueblo (Unamuno) con 800 trabajadores gastronómicos en el bajo autopista de la calle San Juan, en donde Camaño juntó base, dirigencia y cúpula de un sector identificado con el partido Encuentro Republicano Federal. No estuvo Pichetto, pero sí Ramón Puerta, Miguel Toma, Jorge Pirra, el empresario Carlos Spadone, el macrista de mesa chica Fran Quintana, y el abogado Gabriel Juan, interventor de ER en nueve distritos, incluyendo el nacional.

Salvo Francos (no se sabe si era Dr. Jekyll o Mr. Hide esa noche) pertenecen todos a una oposición amigable que espera que Milei se deje ayudar. Ya van entendiendo que el Presidente no se quiere dejar ayudar. En algo andará.

Romero retoma control en el Senado

En este clima resbaladizo la agenda entra en terreno frágil para el Gobierno. El grupo de “Los 39” que controla el Senado -que no son ya 39 sino 37, pero tampoco la Isla Maciel es una Isla- hará recuento de fuerzas el martes a mediodía.

Los bloques amigables y Victoria Villarruel medirán cuánto les queda del poder que les permitió desalojar al cristinismo de la conducción de la cámara. Juan Carlos Romero, que creó ese grupo, asumirá en dos comisiones.

En Asuntos Constitucionales reemplazará a Lucila Crexell, que no puede asistir. También asumirá en Justicia, en reemplazo del destituido Edgardo Kueider, que era vocal . Es para retener el número en las dos comisiones convocadas para esta semana.

El peronismo, que tiene 34 bancas -contra 37 del no peronismo- impugnará este miércoles el llamado a sesión que hizo Villarruel de las comisiones. La vicepresidenta no es senadora, pertenece al Poder Ejecutivo.

Quien debió convocar a Constitucionales fue la senadora Sandra Mendoza, vicepresidenta de la comisión, identificada con el ala manzurista del peronismo. Es decir, distante de las peripecias mileístas de su gobernador Osvaldo Jaldo. Ella está en ese cargo por la destitución del anterior presidente de la comisión, el constitucionalista peronista-mileísta Kueider.

¿Y el presupuesto?

La denuncia por la convocatoria irregular seguirá con reclamos por el tratamiento del presupuesto, y con nuevas impugnaciones a la constitución de las comisiones. El peronismo ha pasado de 33 a 34 senadores con el cambio del tránsfuga Kueider por la senadora por Entre Ríos Stefanía Cora.

En este panorama el llamado a la comisión es una mortificación para el oficialismo. Le ensucia la táctica de promover el debate para halagar a la dirigencia, que festeja un mundo sin PASO y la recuperación de la fuerza por parte de las oligarquías partidarias para resolver las candidaturas.

Vuelve la saga del dedo y la lapicera

Las PASO son un sistema de validación de candidaturas, no de selección, que estatizó el sistema electoral, pero que ha sido una oportunidad para los “outsiders” de la política, especie que ahora entra en un cono de sombra.

Los discursos más sensatos en Diputados fueron de los hijos de las PASO –Fabio Quetglas, Ricardo López Murphy, Margarita Stolbizer-, pero no defendieron el sistema: advirtieron sobre la irresponsabilidad de atrasar el reloj a la década de los ’80 y reinstaurar la saga del dedo y la lapicera.

En esa línea hay que sumar la intervención de Miguel Pichetto, que avanzó en una audacia a la que pocos se atreven: llamó a una reforma constitucional que, entre otros institutos, derogue el balotaje y lo que llama “cuerpos extraños” en la tradición constitucional como el Consejo de la Magistratura.

Habrá que resolver antes si la Argentina, que está en el mapa del tribalismo pospartidos, puede ir a una reforma constitucional que termine en paz y no como la de 1957, que no pudo llegar al final. La de 1994 fue posible porque Menem y Alfonsín eran líderes indiscutidos del peronismo y del radicalismo.

También, como dice Horacio Massaccesi, porque se encontraron dos libidos diferenciadas: al pacto, Menem llevó la reelección; y Alfonsín aportó una Constitución ya lista. Pudieron hacer la reforma por ese invento de encapsular el pacto de Olivos en el Núcleo de Coincidencias Básicas, que incluyeron en el texto del reglamento de la Convención.

Cuando lograron la aprobación del Reglamento, la reforma ya estaba aprobada. Ese ingenio se lo atribuyen muchos, algunos se lo facturan a Héctor Masnatta, otros a Eduardo Menem. Pero fue una genialidad de aquella reforma, quizá la última que pudo hacer un país en paz.

Con la aprobación de la suspensión de las PASO el peronismo logró desbaratar la herramienta que le permitió a la coalición Juntos por el Cambio/Cambiemos desplazarlo del poder en 2015 en su mejor momento (era la fórmula Cristina-Scioli) y controlarle el mandato fernandista entre 2019 y 2023.

No le costó mucho, salvo disfrazar el consentimiento para la supresión de las PASO, que pidió Cristina ya en 2015, y que le conviene en el proceso hacia adelante como presidenta del PJ. Ganó, además, porque facturó al Gobierno la changa con la liberación de obras públicas a los gobernadores.

En la misma tarde cuando la comisión aprobaba el dictamen, un grupo de mandatarios de todos los partidos hacía cuentas con funcionarios del Gobierno en la Casa Rosada para repartirse esa obra pública que, en palabras de Milei, ya nunca volvería.

Vuelve, y tal como les interesa a los gobernadores: con la plata de Nación, y ellos con plenas facultades para decidir quién hace las obras, por cuánto, a quién se pagan, y principalmente, cuándo se pagan. Recuperaron el pleno control de la obra pública, algo que habían tenido que ceder en los años de la familia Kirchner a un club de empresas que hoy tiene que explicar sus negocios ante la justicia.

Nombres como Odebrecht, Lázaro, Vialidad, Cuadernos, etc., son capítulos del proceso de acaparación por parte del Gobierno nacional de la obra pública. Ahora falta que Nación les cumpla lo prometido. El minué de las reuniones que mantienen viene con libreto conocido: los funcionarios del Gobierno demoran todo diciendo que tienen que consultar con “arriba” -una instancia misteriosa-. Y cuando baja alguna autorización los mismos funcionarios se quejan de la burocracia de “abajo”.

Cambiemos era hijo de las PASO

El mileísmo se beneficia de este desguace del sistema de primarias que le había dado fuerza a Juntos por el Cambio y al PRO, hoy socio y gerente de la administración nacional con funcionarios y proyectos. Un PRO dividido, descabezado y sin la herramienta de la coalición que lo hizo fuerte y ganador, es una ventaja para el gobierno de Milei, el cuarto presidente de minoría en lo que va del siglo XXI.

Su estrategia es hacer músculo rebanándole legitimidad a todo polo creador de política, desarmando el mecanismo de funcionamiento del Estado. En cuanto a las primarias en sí, no le afectan porque La Libertad Avanza ni es un partido ni hace internas, es una tribu caudillista que está en la etapa germinal del culto a la personalidad de su conductor.

Mantiene la navegación suspendiendo pagos, mirando encuestas de popularidad que duran menos que la liviana melodía, y a cuenta de los ahorros en dólares de la clase media, que se refugian en el colchón y otros recovecos ($ 277.793 millones a diciembre de 2024 según el INDEC). Ese morral ha ido goteando para pagar la recesión, pero habrá represalia en las urnas. Tan fuerte como la de los jubilados, que han pagado buena parte del ajuste de las cuentas públicas.

Cuán Limpia será la Ficha

No va a ser una semana en paz. Este martes por la noche, Martín Menem tiene convocada una modalidad nueva de la vida legislativa, que es una reunión de pre-labor parlamentaria. Se trata de una negociación del oficialismo con los bloques amigables. Es decir, sin el peronismo de UP ni la izquierda.

Es para negociar un texto pacífico del proyecto de Ficha Limpia, que tiene seis dictámenes, uno de rechazo y cinco con diversas variedades de limpieza de la ficha. El dictamen de mayoría parece contar con los votos, pero tiene disidencias notables.

El bloque Encuentro Federal rechaza la cláusula que impide que un fallo judicial en año electoral inhiba a un candidato. Eso les daría a los jueces, creen, el poder de decidir quién es y quién no es candidato. La Justicia argentina tramitó causas contra Menem, De la Rúa, Cavallo, Enrique Mathov, etc. que duraron casi 20 años.

En su disidencia incluyen inhibiciones a los directores de empresas públicas y en privadas con representación estatal. Esos cargos suelen estar ocupados por empresarios a quienes el Gobierno quiere proteger.

Este gobierno es la expresión del mundo de los negocios y considera que los empresarios son héroes. Pero si avanza la Causa Cuadernos se quedarían sin hombres de negocios a quien podrían caerles inhibiciones. Pichetto avisó que dará un discurso de rechazo de este proyecto, basado sobre su convicción de que cualquier causa se perfecciona cuando interviene la Corte.

Fuente: clarin.com

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