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Las cinco causas de incontinencia en chicos con autismo y seis ideas útiles para superar la situación

Columnista Invitado (*) I En ocasiones, a algunos menores con TEA puede resultarles complicado adquirir las habilidades necesarias para ir al baño de manera independiente.

Julián Martín Fernández

26 de junio 2024, 10:41hs

La encopresis es la incontinencia fecal después de los 4 años y puede ser voluntaria o involuntaria. zinkevych - stock.adobe.com

La encopresis es la incontinencia fecal después de los 4 años y puede ser voluntaria o involuntaria. zinkevych – stock.adobe.com

Para poder llevar a cabo el control de esfínteres, los niños deben alcanzar cierto nivel de desarrollo psicológico al igual que fisiológico. Además es muy importante la motivación, ya que el chico debe estar deseoso de aplicar las habilidades que ha aprendido para controlar sus esfínteres. Todo este proceso se da generalmente entre los 2 y 3 años de vida.

La encopresis o incontinencia fecal es el escape repetido de heces que se produce en un niño mayor de cuatro años en lugares no apropiados para ello. Muchas veces, esta incontinencia es secundaria a la acumulación excesiva de materia fecal a nivel rectal y los “escapes” ocurren por rebosamiento de heces.

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Diversos estudios concluyen que los niños con trastorno del espectro autista pueden no lograr el control de esfínteres del mismo modo que la población general ya que algunos componentes propios del autismo como dificultades sociales, déficits en la comunicación (tanto verbal como no verbal), intereses restringidos y alteraciones en la integración de la información sensorial, podrían interferir en el proceso del entrenamiento para ir al baño.

Factores que interfieren en el proceso del entrenamiento para ir al baño

En líneas generales, son cinco. A saber,

Puede haber alteraciones sensoriales de tipo propioceptivo que dificultan la capacidad del niño para responder adecuadamente a las “señales de su cuerpo”, esas señales previas a producirse la evacuación, favoreciéndose así la retención de heces con el consiguiente estreñimiento y/o rebosamiento.Los niños con trastorno del espectro autista a menudo experimentan dificultades para afrontar cambios en las rutinas, esto puede hacer que sea un desafío enseñar a usar el baño como una nueva rutina.Puede haber problemas para comunicar sus necesidades por carecer de un lenguaje verbal para trasmitirlas.Otras veces, debido a dificultades en la interacción social, pueden no interpretar como inadecuado el defecar en un lugar distinto al inodoro, o sucede también que no sean capaces de advertir que el hecho de “estar manchados” cause en los demás reacciones negativas.Es importante también tener en cuenta que si existe una alimentación selectiva que no incluya frutas y verduras, se favorecerá el estreñimiento, siendo muchas veces otra de las causas de incontinencia.

Algunas ideas útiles para superar la incontinencia fecal

Establecer un horario para ir al baño, mucho mejor si es inmediatamente después de las comidas ya que el intestino tiene mayor vigor y esto facilita la defecación.Aprovechar los intereses restringidos para fomentar el tiempo que el niño pasa en el baño, por ejemplo, puede llevar al baño aquellos objetos o juguetes que tanto le gustan y que solo usará cuando vaya al baño (creándose así una asociación positiva con el baño).Hacer del baño un lugar agradable para el niño (con música, luz tenue, aromas agradables, etc.).Lograr que el inodoro sea más confortable, colocando una almohada detrás de la espalda del niño, si le molestan las salpicaduras del inodoro podemos colocar papel higiénico sobre el agua.Colocar en el baño un cuadro que contenga imágenes o dibujos que incluyan toda la secuencia del procedimiento (entrar al baño y bajarse los pantalones, sentarse en el inodoro, limpiarse, subirse los pantalones, lavarse y secarse las manos)Tratar de introducir nuevos alimentos particularmente frutas y verduras, de forma lenta pero constante, al principio pueden ser en purés, sopas o mezclados con otros alimentos que ya acepta.Cuando tu hijo tenga éxito, aunque sea en pequeños pasos, celebrar y reforzar este comportamiento con elogios, abrazos, tiempo extra de juego, de su actividad o de su juguete preferido.

En la mayoría de casos, la incontinencia fecal no es voluntaria. (Foto: Adobe Stock)

En la mayoría de casos, la incontinencia fecal no es voluntaria. (Foto: Adobe Stock)

Tengamos en cuenta que en algún momento después de muchos intentos lo logrará, pero necesita de tu ayuda y perseverancia.

(*) El Dr. Fernández Sobreira Julián (MN 121.232) es Gastroenterólogo Infantil (U.B.A). Integrante del grupo de trabajo Eje-Intestino Cerebro de la Sociedad Latinoamericana de gastroenterología, hepatología y nutrición pediátrica (LASPGHAN) y de Functional International Digestive Epidemiological Research Survey Group – FINDERS.

Fuente: tn.com.ar

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