La vida de Valeria no fue nada fácil. Ni bien nació, pasó por varias manos que no eran ni las de su madre ni las de su padre. Un abuelo, un tío, y hasta un hogar de menores. Mientras su madre trabajaba como empleada doméstica en distintos lugares, Vale se las ingenió como pudo para crecer, sufriendo desde violencia infantil hasta un abuso sexual.
Esta misma vida tan difícil es la que llevó a la tucumana siendo todavía una niña de 13 años, a vivir en Buenos Aires y a convertirse en madre a esa temprana edad. Con los años y tras mucha insistencia, Vale pudo acceder a un poco de su identidad, cuando su madre le confesó el nombre de su papá y el lugar en donde trabajaba. Juan Carlos Rivas, bombero en la Policía Federal. El año pasado, esta mujer se contactaba con eltucumano para pedir ayuda en su búsqueda: “Mi mamá me contó que mi papá tuvo un accidente camino a apagar un incendio en los años 70, y quedó muy mal, internado, en coma. Nunca pudo ni saber que mi mamá estaba embarazada de mi. Cuando mi papá despertó con una amnesia temporal, casi de inmediato se fueron a vivir a Escobar, acá en Buenos Aires”, deduce Valeria, hoy con más información.
Vale y sus tías tucumanas, cuando estuvo en Tucumán para realizarse el ADN.
A raíz de la difusión de su historia, en enero esta tucumana que hoy en día tiene 44 años y 4 hijos, recibió la esperada llamada que le cambiaba la vida: sus supuestas tías, hermanas de Rivas. Apenas pudo, viajó a Tucumán para conocer su historia y realizarse un ADN. Los resultados, fueron dados este lunes: es hija de Juan Carlos Riva.
“Mi papá está enterrado en el cementerio Municipal de Escobar con su jefe del cuartel de bomberos. Murió un 22 de diciembre del 2004 a las 4 de la madrugada yendo a apagar un incendio en un parque industrial de Luján. A raíz del accidente de ellos dos donde un camión de Bimbo se los llevó por delante, ahora hay una Ley que obliga a los choferes de autobombas que se capaciten. Hacen sonar las sirenas ese día para recordarlos. Por la muerte de mi papá y su jefe en el Parque Industrial de Luján pusieron un cuartel de bomberos”.
Él no me llegó a conocer ni supo de mí. Yo desde los 8 años supe que tenía un papá, que me quería, y que no podía ser que me haya abandonado. Yo estuve en un orfanato, una vida muy triste y por eso tuve un hijo a los 13 años. Desde mis 8 años y desde que empecé a tener uso de razón yo decía que no quería irme de este mundo sin conocer a mi papá. En el cuartel de Escobar cuando me acerqué pude ver el trabajo social que hizo él, traía chicos de la calle, los sacaba de las adicciones, se armó una escuela de cadetes a nombre de mi papá y su jefe en donde adoctrinan a los chicos en la vocación de bomberos para hacer trabajo social y ayudar al otro. Me siento orgullosa del padre que me tocó. Lástima que me lo privaron, me privaron de conocerlo. Yo siempre supe que si él sabía de mí no me iba a abandonar. Si no abandonó a los chicos de la calle, menos iba a abandonar a su hija. En el accidente él perdió la memoria, lo hicieron comenzar una vida desde cero, seguro no se acordó de mi mamá” dedujo.
Esta semana, con su ADN en mano, Valeria se acercó al cementerio de Escobar y pudo conocer el lugar donde descansan los restos de Carlos Rivas, desde el año 2004: “Me voy a hacer cargo de los restos y de los gastos del cementerio”. Luego del emotivo momento en el cementerio, Vale tomó coraje este martes y golpeó las puertas de la que fuera la casa de Carlos Rivas, y su esposa, Mari. “Me atendió, le dije que quería hablar con ella, le pedí que se siente, me dio miedo que le suceda algo porque tiene casi 80 años”. Sin embargo, en medio de tantas dudas y de una historia tan compleja, Vale se encontró con el amor:
“Mari rompió en llanto. Ella me dijo que, si Carlos hubiera sabido que existía una hija, seguramente él iba a luchar por tenerla y darle una calidad de vida, que él iba a aceptarme y ella también. Me dijo ‘sos Carlos, sos mi marido’. Y ella tiene todo de mi papá, desde los zapatos hasta los libros. Me dijo ‘quiero que tomemos el té y te cuente todo lo que el soñaba con un hijo. Dios te mandó en un momento de mi vida que por algo pasan las cosas. Si Carlos te traía e bebé yo te hubiera recibido, educado, y acompañado tu educación’. Lamentablemente mi mamá se equivocó” reconoció.
La historia de la vida de Vale, recién comienza. Sin embargo, de algo está segura: cerró un ciclo para arrancar con otro: “Tuve cinco hijos, toda la vida trabajé para que ellos no tuvieran que hacerlo. No busco rédito económico, pero ahora comienzo a pensar en mí. Terminaré mi primaria, mi secundaria, y conoceré todo sobre mi papá. Ya hablé con 6 de los 90 hijos adoptivos que tuvo a su cargo. Me siento orgullosa del padre que tuve”.