De la cocina familiar a una marca en expansión: la historia de Godere, sabor hecho empresa

Emprender no siempre empieza con un plan. A veces, comienza con una cocina prestada, algunas ganas compartidas y la certeza de que se puede vivir haciendo lo que se ama. Así nació Godere, el proyecto gastronómico de la pareja conformada por Florencia Baistrocchi y Emanuel Molina, que pasó de ser una pequeña producción artesanal de conservas a convertirse en una marca con identidad propia, múltiples unidades de negocio y un sello que combina cercanía, calidad y pasión.

GASTRONOMÍA

“Godere significa disfrutar. Tiene una connotación más de placer en italiano, y para nosotros es eso: disfrutar el acto de cocinar, de comer, de compartir”, explica Florencia. Y esa filosofía se siente en cada rincón del emprendimiento que, aunque crece, no pierde su esencia.

Todo empezó de forma muy casera. Literalmente. Conservas hechas en la cocina de la madre de Emanuel, vendidas puerta a puerta en tribunales y hospitales. Un proyecto chico, pero con un sabor tan especial que creció rápidamente. Pasaron de hacer 20 frascos por semana a más de 5.000.

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Luego se abrió una nueva oportunidad y comenzaron a trabajar con pastas congeladas, que terminarían convirtiéndose en su producto insignia.

“Ahí armamos ya una cocina oficial, más industrial. Fue un paso necesario para crecer y mantener la calidad”, recuerda Florencia.

Hoy Godere tiene 17 personas en su equipo, y muchas de ellas están desde los primeros días. “Tenemos colaboradores que están hace casi 10 años. Entre los valores que sostienen el día a día, la comunidad se volvió una palabra clave. Se generó algo muy lindo, muy humano”.

Hoy, Godere se sostiene sobre cuatro grandes unidades comerciales que trabajan en sinergia y consolidan un ecosistema gastronómico variado pero coherente:

Comida casera congelada envasada al vacío

Es el corazón del negocio. Se trata de una línea completa de alimentos congelados, envasados al vacío que se producen de forma artesanal y con materia prima seleccionada. Entre los productos estrella están los sorrentinos, empanadas, tartas, lasañas, canelones, ñoquis, sopas, salsas, criollitos, medialunas y panes.

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La logística es exigente: producen semanalmente, en función de la demanda, y casi todo lo que se fabrica se vende en esa misma semana. Actualmente, Godere distribuye sus productos congelados en más de 20 puntos de venta en Córdoba, entre ellos se destacan Supermercados Libertad, Super Mami, tiendas A Granel, entro otros.

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Local propio: cafetería de especialidad, panadería y mucho más

En el local de Godere, ubicado en Tristán Malbrán 4258, conviven una cafetería de especialidad, una panadería, pastelería artesanal y un menú de almuerzos ejecutivos, desayunos y meriendas. El local también funciona como fábrica de los congelados, lo que le da al espacio un dinamismo especial: se cocina, se vende, se comparte.

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Otra pata fuerte del negocio es el catering personalizado para eventos más pequeños: cumpleaños, reuniones familiares, eventos empresariales tipo “family day” o lanzamientos. El foco está en la atención al detalle, en adaptar la propuesta al tipo de evento, los gustos del cliente y el contexto.

“Nos gusta escuchar qué quieren, cómo es su familia o su empresa, y armar algo único para ellos. No tenemos un menú cerrado, nos gusta crear“, comenta.

En una escala mayor, Godere también participa en festivales y eventos masivos, ofreciendo servicios de alimentación para el equipo técnico, producción y artistas.

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¿Cuáles son los próximos pasos de Godere?

Dentro de los próximos pasos, los socios sueñan con la apertura de un nuevo local en Villa Belgrano, un proyecto que los entusiasma, pero también les genera respeto. “Nos da miedo crecer y perder esa cercanía que tanto nos identifica. Queremos que el nuevo espacio tenga la misma calidez”.

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También analizan abrir más puntos de venta de congelados y sueñan, a mediano plazo, con expandirse a otras provincias, aunque saben que eso implicará repensar la logística y el modelo operativo.

“Para nosotros, cada cliente es como alguien querido. Siempre decimos: ‘Hacé todo como si tu mamá estuviera sentada ahí’. Y eso nos guía todos los días”.

Con esa premisa, Florencia y Emanuel siguen cocinando algo más grande que una empresa: un proyecto de vida.

Fuente: perfil.com

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