Lupe presentía que algo no estaba bien en los últimos días. Y cuando el fuego comenzó a hacer estragos en su pueblo, San Esteban, decidió cargar en el auto todos los bolsos, bolsas y valijas que tenía con la ropa y lo esencial de primera necesidad para ella y sus dos hijas.
“Un vecino pasó por casa y me dijo que era una exagerada”, asegura la mujer, que hoy sabe que no su pálpito no era equivocado.
El viernes, la rotación de un viento infernal la dejó a expensas de un incendio forestal que fue imparable durante más de cuatro jornadas y por el cual la población de San Esteban que quedó indefensa.
Y la casa de Lupe fue destrozada por las llamas que solo dejaron en pie un par de paredes.
“Soy maestra de plástica, percusionista y compositora; tengo dos niñas, de 12 y 15 años y hace unos 14 años comenzamos a construir una casita con mucho, mucho esfuerzo”; relata la mujer, que hoy busca algo entre los despojos en que se convirtió su vivienda.
Incendios en Córdoba. Más de 700 bomberos apoyados por aviones hidrantes y helicópteros trabajan en el control los dos focos que siguen activos. Foto Gobierno de CórdobaPasó algún tiempo en San Marcos Sierras, hasta que decidió radicarse en San Esteban, una localidad ubicada sobre la ruta 38, entre La Cumbre, Los Cocos y Capilla del Monte, en el extremo norte del Valle de Punilla.
Este lunes, según la información oficial, había focos activos en San Esteban, donde vive Lupe, y San Marcos Sierras. También en Chancaní, Villa Berna y Ascochinga. Como durante todo el fin de semana, las altas temperaturas y el viento complican la tarea de unos 600 brigadistas que trabajan en las distintas zonas. Además, el gobernador Martín Llaryora se reunía con todos los ministros del gabinete provincial y los intendentes y jefes comunales de las zonas afectadas.
“Tengo 43 años, soy de Buenos Aires pero hace muchos años que no vivo allí porque estuve viajando por Latinoamérica y después me radiqué aquí, en esta zona”; dice.
IIncendios en Córdoba. Más de 700 bomberos apoyados por aviones hidrantes y helicópteros trabajan en el control los dos focos que siguen activos. Foto Gobierno de CórdobaLa casa se construyó con mucho esfuerzo y muy despacio. “Es una casita de adobe, a la que después de un tiempo le pudimos hacer la cocina y que hace poco habíamos terminado de poner el agua al baño porque siempre tuvimos baño seco”, expresa la mujer, que agrega: “Llegamos aquí porque unos amigos habían comprado tres hectáreas y nos vendieron un pedacito de tierra”.
Lupe Martínez fue una de las primeras habitantes del sector en el que se instaló con su casa de paredes de barro y es una docente conocida por todos en la comunidad.
Y quizás porque está habituada a las tragedias naturales como las que se viven en Córdoba por estos días, tuvo el presentimiento que le permitió salvar algo de sus pertenencias que logró sacar de la casa.
El temor al fuego
Para Lupe, los meses de temporada de incendios, entre julio y octubre, son los peores del año. “Es muy estresante vivir en estos meses en esta zona. Tenemos un grupo para emergencia y las alarmas suenan todo el tipo”, señala.
“Estamos todos todo el tiempo pensando que se va a incendiar todo. Ahora están acá los vecinos cerquita combatiendo un incendio y es algo a lo que no te acostumbras”, agrega.
La docente contó que el viernes cargó su auto con todo lo que pudo.
“Había empezado a meter cosas en el auto y vino un amigo y me dijo que no sea exagerada, pero yo tengo mucho miedo”, dice la mujer, y apunta: “El viernes mis hijas no fueron al colegio y se puso todo raro. Venía bravo el fuego y les dije a mis hijas que no las quería asustar, pero que agarraran ropa, lo que pudieran sacar para irnos”.
La más grande de las hijas de Lupe sólo se quedó con la ropa puesta, el uniforme de la escuela, mientras que la más chica guardó todos sus peluches en una mochila.
“Yo vi lo que hacía y cuando llegamos al jardín de la casa de un amigo la veo que empieza a sacar peluches. Lo único que había guardado en la mochila eran peluches”, comentó la docente.
Ahora, la familia que integran esta mujer con sus dos hijas se quedó sin casa y prácticamente sin nada.
Por eso, en el barrio comenzaron a hacer una colecta para ayudarles.
Para Lupe y muchos vecinos de San Esteban son días difíciles ya que al incendio que hizo estragos en la comunidad en este año, se le suma el recordatorio del aniversario de la muerte de Cristobal Varela Salas, un vecino que murió en 2020 combatiendo los incendios de ese año.
Para ayudar
ayuda.x.incendio.mp(Mercado pago /Asunto donacion)
LUKPERTA(Banco Nacion) ambos a nombre de Guadalupe Nuria Martínez
SC
Fuente: clarin.com