Dora es una mujer de 74 años oriunda de la provincia de Tucumán, pero instalada desde hace muchos años en barrio Patricios Oeste de la ciudad de Córdoba. A su edad, decidió comenzar a estudiar en el secundario porque en su momento no tuvo la posibilidad.
Esteban, uno de sus hijos, fue quien subió una imagen a sus redes sociales mientras su mamá ingresaba a la escuela. Además de Esteban, Dora tiene cuatro hijos más, ocho nietos y una bisnieta. “A esta foto la titularé: ‘Mamá empezando el secundario a sus 74 años’”, escribió Esteban en Twitter, con una foto de Dora ingresando al colegio en su primer día de clases.
Dora sabe que nunca es tarde para proyectar y se inscribió, entonces, en el turno noche de la escuela Latinoamericana de barrio Patricios de la ciudad de Córdoba.
“No tenía nada que hacer, críe a todos mis hijos que hoy son profesionales. Se dio la posibilidad que ahora tengo el colegio cerca y un buen día me lo decidí. Si lo pensaba mucho, capaz no iniciaba y ahora estoy feliz”, comentó.
Dora explicó que antes vivía en el campo y tenía que ir hasta la ciudad para ir al colegio. “Antes no tuve la posibilidad. Luego me dediqué a trabajar y tuve a mis hijos. Había que luchar para hacer estudiar a los chicos. Ahora que son grandes, pensé un poquito en mí”.
Empezó las clases el pasado 20 de marzo y cursa en el turno tarde-noche. Reveló que los profesores y alumnos “son un encanto” y que hay de todas las edades. “Me siento muy integrada”.
“Estoy muy emocionada. Todo ha cambiado con la tecnología, antes no teníamos posibilidades de nada. Pienso que todos tenemos que aprovechar la oportunidad que se nos da”, describió.
Recordó que antes no tenían luz ni agua corriente. “Era todo muy precario”, contó. Y sostuvo que hoy tener todo a mano “es una maravilla”. Y recomendó: “El que lo puede hacer que lo haga, es una gran posibilidad”.
También recuerda su matrimonio de 45 años con el padre de sus hijos, a quien mantiene en su memoria todos los días, y agradece que pudieron construir un hogar juntos. “Es maravilloso amar y ser amado, y uno no olvida, porque hubo muchos obstáculos, pero con amor salimos adelante; y aunque se me fue hace 13 años, yo lo recuerdo como si fuese ayer”, revela. Dora trabajó toda su vida en casas de familia, incluso después de jubilarse, hasta que se desató la pandemia y por precaución ante los contagios de coronavirus, tuvo que quedarse en casa.
A raíz de la cantidad de comentarios que recibió, Esteban actualizó a sus seguidores en Twitter con un sincero mensaje: “Vuelve re feliz a casa esta mujer y me llena el alma; me mostró el cuaderno y tuvo un nudo en la garganta; es inexplicable, es un impulso muy grande para ella y para mí, para ayudarla y que concrete su sueño”.
Dora recibe elogios y los esquiva con humildad, incrédula ante esta ola de amor y admiración que le hacen llegar. “Me emocionaron mucho los mensajes que me leyó mi hijo, y en algún momento yo también me pregunté: ‘¿A esta edad me voy a poner a estudiar otra vez?’, y es muy simple: cumplir metas es algo que te hace bien a cualquier edad, así que pienso seguir”, concluye.