La construcción comenzó el 3 de enero de 1870 y demandó más de trece años de trabajo, un presupuesto de 15,1 millones de dólares y la vida de una veintena de operarios.
El día de la inauguración lo cruzaron unas 150 mil personas, muchas de ellas a pie, en un recorrido que actualmente lleva entre 45 minutos y una hora. La primera en hacerlo fue Emily Roebling -nuera John Roebling, el diseñador del puente que falleció sin ver su obra terminada-, luego de pagar un centavo de peaje, como todos los demás transeúntes.
Números y curiosidades
Entre quienes dejaron la vida en la obra, el primero fue el diseñador, John A. Roebling, que sufrió el aplastamiento de un pie y la posterior amputación de sus dedos. Poco después murió de tétanos.
Originalmente se llamó Puente de Nueva York y Brooklyn, luego Puente del East River y en 1915 adoptó su nombre definitivo, Puente de Brooklyn.
A pocas semanas de su inauguración se produjo una insólita tragedia. A una mujer se le quedó enganchado el taco de un zapato en una madera, empezó a gritar y los cientos que estaban cruzando creyeron que se estaba cayendo el puente y se desató una estampida. Doce personas murieron aplastadas y decenas resultaron heridas.
Actualmente, lo cruzan más de 140 mil vehículos por día (no se cobra peaje), además de unos 4000 peatones y unas 2600 bicicletas. Posee 6 carriles para vehículos en el nivel inferior (3 para cada mano) mientras que el piso superior es para peatones y ciclistas.
Para disfrutarlo en zapatillas
Desde Manhattan, la estación de metro más cercana es Brooklyn Bridge-City Hall porque, precisamente, la rampa de acceso está frente al Ayuntamiento.
Desde Brooklyn –en el barrio Dumbo- las estaciones más próximas son York St y High St–Brooklyn Bridge.
Finalmente, los nostálgicos pueden llegar a Dumbo desde la otra orilla en el histórico ferry y regresar caminando.