La versión del dúo artístico de la clásica pintura fue adquirida por Eduardo Costantini, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, por seis cifras en dólares. Apenas inaugurada, la puesta ya genera debates. En una entrevista con TN, los autores aseguran que “las polémicas son bienvenidas”.
16 de junio 2024, 04:02hs
La instalación es parte de “Manifestación”, el homenaje que el dúo, antes trío (junto a Agustina Picasso, que vive en Estados Unidos con su pareja, el creador de Los Simpsons Matt Groening) ha construido para el emblemático cuadro del mismo nombre que Antonio Berni pintó 90 años atrás. Años 30, 2024 y una línea de unión: la calle, la protesta social. En un retrato múltiple: “se trata de abordar miles de miradas distintas que se entrecruzan, que tienen distintas necesidades y espiritualidades”, dicen.
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Espectacularización de la pobreza, romantización, esnobeada. Algunos de los dardos que la flamante instalación recoge en las redes sociales. Aunque no es ni por asomo la primera vez que las artes visuales toman estéticas de la pobreza y las llevan a los salones museísticos. “Una villa para los que nunca van a pisar una”, dice una usuaria de twitter a la que no le hace gracia que el público del museo recorra la obra como una pieza más, instagrameable y fuera de su contexto real. “Mirá, Mondongo existe desde hace 25 años —dice Juliana—, y nosotros, cuando trabajamos, abordamos temas que no son fáciles, no son alegres, no son decorativos. Esa es nuestra manera de abordar el arte. Si esto plantea discusiones, debates y preguntas, bienvenidas sean”.
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-Se produce entre uno y otro una especie de desproletarización. En la manifestación de Mondongo hay artistas, gente de clase media.
-Es un abanico expandido, la vigencia de la obra de Berni 90 años después no solo está vigente sino que está absolutamente exponenciada —dice Lafitte muy seria—. Y ahora lo que se refleja en las calles en este momento tan tremendo, tan oscuro, es la heterogeneidad de manifestantes y necesidades. En nuestro cuadro se ve eso. Gente de la cultura, obreros, jubilados, adolescentes. Lo más diverso, como fue por ejemplo la manifestación en defensa de la Universidad.
-Más allá de esta obra, Berni es una influencia fundamental para nosotros, desde chicos —dice Manuel—. Al empezar a trabajar, experimentábamos con muchísimos materiales, y el que abrió el camino para que los materiales más diversos fueran materiales de pintura fue él. Retratamos primero a los Reyes de España con espejitos de colores, a través de un encargo, invirtiendo la colonización. A partir de ahí, fueron muchos temas. Berni sumaba telas, cartones, materiales encontrados para reflejar temas que tenían que ver con lo popular y con la pobreza, como en Juanito Laguna.
-¿Y cómo dialogan esos materiales con la plastilina, que remite a juegos infantiles?
-Fue un proceso inverso: empezamos con espejitos de colores para los Reyes de España, y en ese devenir experimental utilizamos materiales de todo tipo —dice Manuel—. Galletitas, clavos, todo tipo de cosas. Somos pintores, y en ese devenir experimental apareció la plastilina, para hacer un retrato de Walt Disney, relacionado con los niños. Y por otro lado, siempre nos pareció muy interesante lo que pasó cuando apareció el óleo en la pintura del Renacimiento, que cambió la manera de ver las cosas. Entonces lo empezamos a tomar como una suerte de nueva pintura para nosotros, que nos permitía pintar y esculpir al mismo tiempo. En este caso se ve en las casillas que están afuera. La plastilina es nuestra pintura tradicional y nos pareció que para dialogar con Berni era el material idóneo. Tenemos un amigo que dice que lo que hacemos es esculpintar, y tiene razón.
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